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CAPÍTULO CUARENTA Y CUATRO

— Ey, Poché, despierta — dijo la voz de Paula mientras agitaba lentamente su hombro.

La pelinegra abrió los ojos. Se había quedado dormida en su escritorio otra vez. Suspiró con deliberada lentitud.

— ¿Qué hora es? — preguntó estirando los brazos hacia arriba y sus articulaciones resonaron.

— Son las once de la noche. Ya deberías irte a casa.

Poché se pasó las manos por el rostro tratando de recobrar la cordura. En ése momento entró Sebastián a su oficina con una bolsa.

— Trajeron esto para tí — dijo entregando a Poché la bolsa.

La alta y la pelinegra intercambiaron miradas. Poché alcanzó la bolsa y la abrió. Habia en ella un tapper de sopa caliente y sobre el tapper una nota adhesiva que tenía escrito una palabra bastante familiar: ¡¡Come!!. Solo Calle haría algo así. Solo ella era la única person en el mundo que ni siquiera se esforzaba por disculparse.

— No tengo hambre — le digo a Sebastián — puedes cometerlo.

— ¿Enserio? — dijo el hombre sorprendido — se ve delicioso. ¿Enserio me lo puedo comer?

Poché asintió. El hombre automáticamente se llevó la bolsa mostrándose feliz.

— ¿Aún no se ha disculpado, verdad?

— Ya no estoy esperando que lo haga. Ella nunca haría tal cosa.

La pelinegra sentía un dolor en el pecho con solo pensar en ello. Calle no era la clase de mujer que podía disculparse. Ella no era una mujer que sentía y justo en ése momento hasta dudaba del amor que aseguraba tener; porque, cuando uno amaba, difícilmente lastimaba.

— ¿Crees que vivir ahí te hará bien? Quiero decir, al final te estás lastimando.

— Me mudaré a mi casa mañana y viviré mi vida lejos de Calle. Creo que dejar de pensar en algo que no sucederá es lo mejor.

— ¿Y qué hay de los viajes?

Poché suspiró con pesar. Lo había estado pensando duramente. Por supuesto que ambas opciones le caían del cielo, pero no podía simplemente marcharse y dejarlo todo. Trabajar en Happy Clínic había sido su sueño y por eso luchó pese a las circunstancias, además, aún siendo el ex mejor amigo de Calle su ahora amigo, no podía simplemente irse con él. Solo se habían conocido por un período bastante breve, no como para confiarle su vida de manera que él la mantenga hasta que pueda conseguir algo. Y con respecto a la segunda opción, sentía que no era un puesto que le correspondía; habían muchas personas en el hospital que lo necesitaban. No quería hacerlo y tener que sentirse que se ganó ése puesto porque Harry hubiera influido, no quería tener nada que ver con él.

— Prefiero no hacerlo. Me gusta mi trabajo y debo ganarme él viaje con mi trabajo.

— La verdad estaba rezando de que te niegues — dijo la alta y la mujer baja sonrió ante dicha confesión —; puede que sea una mala amiga, pero realmente no quería que te fueras.

Poché se puso en pie mientras reía. Se quitó la bata médica y la colgó para después salir del edificio. La noche estaba oscura y se apreciaba alguna que otro estrella. El clima estaba frío, como posiblemente se sentía su corazón en ése momento.

— Poché — la voz de Harry sonó a sus espaldas. Ella volteó a verlo — ¿quieres que te lleve?

— No es necesario — dijo la pelinegra con tono bastante distante. Cuando trató de marcharse, el hombre la tomó del brazo.

YOU COMPLETE MEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora