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CAPÍTULO TRECE

A lo largo del día la atención de Poché se había dirigido en su gran objetivo

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A lo largo del día la atención de Poché se había dirigido en su gran objetivo. Descubrir quién estaba detrás de lo que le había estado pasando y cómo es que había terminado justo en la cama de una mujer que controlaba medio mundo.

Con la mano buena, la cual le resultaba frustrante al escribir, tachó los nombres que había anotado como posibles sospechosos; entre ellos, Lucía. Estaba segura de que Lucía no le haría nada como eso por más que la considerara una enemiga. Actualmente, su única opción era su hermana. La única que aparentemente también tenía razones para lastimarla; lo que le llevó a cuestionar desde cuándo sabía ésa sobre la relación que tenía con Harry. Aunque, cuanto más lo pensaba...Olivia no tenía cómo saber que iría al club con sus amigos. Además, algunos de los hechos le sucedieron mientras su hermana estaba en un viaje de negocios.

Poché tiró el bolígrafo sobre la mesa y se llevó la mano a la cabeza desesperada. Era como armar un rompecabezas de diez mil piezas sin tener ni la más mínima idea.

Tal vez visitar el club en donde se embriagó con tan solo un sorbito de tequila no era tan mala idea. Solo tenía que solicitar ver las grabaciones de aquella noche. Estaba segura de que encontraría algo. La pequeña esperanza en su interior murió tan rápido como recordó que para moverse de ése lugar debía pedir permiso a la psicópata, así que requirió otro trabajo pensar en una excusa para obtener un poco de libertad.

Le tomó media hora encontrar una excusa, pero para eso tenía que actuar, por lo que agradeció sus años de teatro a lo largo de su infancia, aunque nunca pensó que tuviera que ponerlo en práctica. Aunque nunca se había llevado el rol principal, estaba dispuesta a intentarlo.

Para su mala suerte — nótese la ironía — Anne no había aparecido en todo el día, y solo en ése momento se percató de ése hecho, lo cual le pareció sumamente extraño. Alcanzó el champú y el acondicionador para no tener que dar varias vueltas, pero uno de los pomos cayó al suelo emitiendo un estruendoso ruido que le hizo cerrar los ojos con fuerzas, como si eso ayudara en algo a disipar el iimpacto

Recogió el pomo y lo transporto hasta el lugar donde pensaba ejecutar su plan de lavado de cabello. Aunque era parte de su plan para acercarse a la castaña recordó que por su culpa tenía el brazo llastimad por lo que una gran parte de ella se sintió feliz de que ésa también fuera a obedecer una orden.

“Bueno, en realidad a una súplica. Pero igual me hace emoción. Claro, si acepta hacerlo”

Poché salió del baño y alcanzó el teléfono para llamar al número de la castaña. El único contacto que tenía.

— ¿Qué? — preguntó la castaña al otro lado de la línea con mucha amabilidad.

“Espero que noten mi ironía”

— Necesito su ayuda, querida joven ama. ¿Puede venir al cuarto un momento?

La mujer al otro lado de la línea no dijo nada. Solo colgó.

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