Capítulo 4

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Los dos hermanos se encontraban en la cocina tomando su desayuno para antes de salir a sus ocupaciones diarias, había pasado una semana desde que la monotonía de su vida se había roto por el hecho de haberse reencontrado con Andrés, su mejor amigo de hace 10 años, miraban las noticias cuando salió una en específico que atrapó su atención.

—En un par de días se cumplirán 60 años desde la creación del tratado para la coexistencia de humanos y vampiros, para quienes no están familiarizados con esto les daré un corto resumen, en 1938 se descubrió la existencia de estos seres, el gobierno, para evitar el pánico por tal descubrimiento, pacto una alianza con algunos de los vampiros que buscaban convivir en paz, fue así como se creó este tratado, en el cual se especifica la prohibición de beber sangre humana a cambio de siempre abastecerlos con sangre animal, también se prohíbe la persecución por parte de los humanos hacia estos, desde entonces hemos convivido tranquilamente, sin embargo con la fecha tan cercana del aniversario, los famosos grupos anti-vampiros ya han declarado que harán su ya famosa marcha para tratar de derogar ese tratado y expulsar a todos los que no son como ellos, o como también lo han proclamado, eliminarlos por completo. —Decía el presentador, ambos jóvenes dejaron de mirar la televisión para continuar con su desayuno

—Ya es ese tiempo del año otra vez. —Dijo Javier sin levantar la mirada de su comida

—Sí, veremos de nuevo a toda la horda de gente estúpida luchando por remover nuestros derechos, y eso que somos mejores que ellos, nosotros no tenemos que ir a cada rato al hospital por enfermedades o heridas abarrotando esos lugares. —Mencionó Mari con molestia, a ella no le agradaban esas marchas, esas personas ni siquiera conocían a un vampiro como para quejarse de su existencia, ese tratado también los obliga a vivir en la clandestinidad, no tienen permitido revelar su condición a los mortales, claro, esa regla casi nadie la sigue

—Recuerda que esos días es cuando tenemos que cuidarnos más las espaldas, seguramente el GAV saldrá para hacer de las suyas. —Recordó el joven seriamente, el grupo de asesinos de vampiros (GAV) era bastante peligroso, sabían cómo asesinarlos y no dudaban en hacerlo, a pesar que sus acciones iban en contra del tratado, el gobierno se hacía de la vista gorda cuando eso sucedía, por lo que esos días, los vampiros que habitaban en la ciudad dejaban de deambular por la calle

—Ya lo sé, no te preocupes hemos pasado por esto por muchos años, uno más no hará diferencia. —Señaló la joven terminando su desayuno y levantándose de su asiento—. En fin, me voy a la escuela, nos vemos más tarde en el café.

—Claro Mari, cuídate. —Se despidió Javier viéndola salir de su casa, aún se encontraba un poco preocupado por lo visto en las noticias, su hermana era bastante impulsiva y si veía o escuchaba que alguien estaba en contra de ellos, saltaría en defensa de su propia raza, lo cual muchas veces hacía que los descubrieran.

Mari llegó a la escuela sin ningún contratiempo por lo que rápidamente entró a su salón y tomó asiento, había llegado un poco temprano, por lo que el lugar estaba casi vacío, solo había un par de chicos dentro los cuales se encontraba jugando con una consola de videojuegos portátil, se llenó de curiosidad por eso, por lo que se acercó a ellos

—Hola chicos, ¿Qué juegan? —Preguntó cuando llegó con ellos, su hermano Javier siempre fue un aficionado de los videojuegos, por esa razón ella sabía mucho acerca de eso

—Jugamos Pokémon, tú eres la chica nueva, ¿Verdad? —Respondió uno de los chicos sin levantar la mirada del aparato

—Sí, me llamo Mari, ¿Y ustedes?

—Yo me llamo Alexander y mi amigo aquí presente es Salvador. —Presentó el chico que había respondido a la primera pregunta señalando a él y a su amigo, quien apenas despegó la mirada de la pantalla

Niebla CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora