Capítulo 5 (Parte 1)

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Después de que las clases terminaran Mari tomó rumbo a la cafetería en la que su hermano era el dueño, al fin respiraba tranquila, había sido un día complicado, el nuevo chico no se la había puesto nada fácil, el olor de su sangre casi hizo que enloqueciera, cosa que no acababa por entender, le era desconocida la razón de su aroma, había olido sangre dulce antes, pero jamás una como esa, llegando a su trabajo le preguntaría a su hermano sobre eso, llegó a la parada de autobús tomando refugio bajo una pequeña sombra de un árbol, pocos minutos después el transporte llegó por lo que subió y tomó asiento agradeciendo mentalmente que estuviera un poco vacío, recargo su cabeza en la ventana cerrando los ojos para relajarse en su viaje, por desgracia el olor dulce volvió a penetrar en sus fosas nasales obligándola a abrir los ojos justo a tiempo para ver a James subir, quien esbozó una sonrisa al verla ahí

—Hola de nuevo Mari, tal parece que vamos para el mismo rumbo. —Saludó acercándose a ella, la chica no quiso verse mal educada por lo que se hizo a un lado para que el chico tomara asiento junto a ella

—Hola, creí que nadie del salón tomaba este transporte. —Dijo mentalizándose en no poner atención al olor

—Yo soy el único, pero no podrías saberlo ya que apenas pude regresar a clases.

—Espero no pienses que soy entrometida, pero, Julia menciono algo de un hospital.

—Si, poco antes del inicio de clases tuve un accidente en mi motocicleta, por lo que estuve en el hospital hasta hace un par de días. —Explicó con calma mientras la chica lo miraba—. Es por eso que ahora tengo que moverme en autobús, mi madre no quiere que vuelva a subir a mi motocicleta.

—Ya veo, debió haber sido un accidente grave, para faltar a la escuela por un tiempo.

—Lo fue, pero ya estoy sano y listo para volver a las andadas. —Exclamó provocando que la chica soltara una risa la verlo tan animado, ambos chicos continuaron hablando de cosas sobre la escuela hasta que Mari tuvo que bajar debido a que ya había llegado a su destino, después de despedirse del muchacho, bajó tomando rumbo hacia la cafetería de su hermano, donde tendría que esperar hasta la hora de cierre para hablar acerca de lo que había ocurrido en la escuela, una vez entró al negocio, comenzó a trabajar atendiendo a los clientes de ambos pisos, siempre había un par de vampiros en el lugar, aunque ella no solía mantener amistad con ellos a excepción de pocas personas, algún día ellos le ayudarían a encontrar al hombre que la volvió lo que era actualmente.

Pronto llegó la hora del cierre, por lo que Mari y Javier salieron del lugar rumbo a su casa, ambos caminaban lado a lado por la acera de la calle, sumidos en un silencio que el mayor rompió

—Mari hoy te vi muy distraída, ¿Acaso ocurrió algo en la escuela? —Preguntó mirando a la chica

—Fue un día bastante extraño. —Respondió mirando al suelo, Javier se detuvo mirándola preocupado, ella tomó asiento en una de las bancas del parque por donde pasaban y su hermano la imito, una vez sentados la chica comenzó a contarle lo que había ocurrido con el joven llamado James y su particular sangre dulce, cuando termino su hermano solo se quedó a su lado pensando en lo que había escuchado—. ¿Qué crees que debería hacer?

—No debes preocuparte Mari, lo que te sucede no es tan grave— señaló el hombre sonriendo ligeramente

—¿Qué no es grave?, te juro que, si hubiera durado dos minutos más junto a él, su sangre y su cuerpo serian míos. —La chica lo miró cansada, no tenía ganas del particular humor de su hermano, quería una respuesta para lo que le ocurría de inmediato

—Escucha, no es la primera vez que te pasa eso, ya lo has resistido antes, podrás hacerlo ahora.

—No estoy tan segura.

—Claro que sí, antes tambien sentías esa necesidad hacia otros chicos ya fuera humanos o vampiros. —Comenzó a explicar el mayor

—¿Cuál es tu punto? —Interrumpió la chica algo desesperada

—Solo debes acostarte con él para que ese sentimiento se desvanezca, funciono con Andrés y con los chicos que vinieron antes y después de él. —Finalizó Javier, Mari se quedó en silencio por un tiempo antes de comenzar a reír

—Javier, no tengo tiempo para tus bromas de mal gusto. —Exclamó dejando de reír y comenzando a molestarse

—No es ninguna broma, es la completa verdad, te ha pasado a ti, a mí y a todos los vampiros en algún momento. —La joven se levantó de la banca comenzando a caminar de un lado a otro, su hermano solo la miraba riendo

—No puede ser posible, jure no volver a beber la sangre de un humano. —Dijo sin dejar de moverse

—Y no lo has hecho desde Andrés, pero tal vez el haberlo hecho te volvió alguien que debe hacerlo de vez en cuando. —Recordó Javier, Mari se detuvo forzando su mente hasta dar con la persona de la que hablaba su hermano

—Pero esta vez es diferente, el olor de ese chico es bastante más atrayente que la de Andrés. —Explicó la chica lentamente

—Sigue siendo atracción, solo que esta vez se muestra con mayor claridad y si no quieres terminar haciendo una locura, debes hacerlo. —Finalizó su hermano sin borrar la sonrisa de su cara, Mari continuaba negando con su cabeza las palabras de su hermano, no quería creer en lo que decía

—Es una locura de cualquier forma, creo que solo tiene diecisiete años. —Exclamó la chica—. Olvídalo.

—Eso no te detuvo antes, ¿Por qué esta vez dices que es diferente? —Exclamó Javier soltando una risa antes de seguir a su hermana a casa—. ¿Acaso él te gusta?

—No continues diciendo tonterías, acabo de conocerlo.

—Pero podría ser amor a primera vista.

—Es una tontería, sabes que el amor entre un humano y un vampiro solo está destinado a terminar en tragedia. —Finalizó la muchacha sin dejar de caminar hacia su casa, hablar con su hermano hacia sido una pérdida de tiempo, ahora tenía más preguntas que respuestas.

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Niebla CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora