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Dos años después, Sam se graduó. En segundo, me pasé buena parte del curso intentando que Sam volviera a pedirme una cita. Bromeé sobre no tener nada que hacer los sábados por la noche, e incluso llegué a insinuarle de forma vaga que no habría estado mal que mos viéramos fuera de la librería, pero no captó la indirecta, yo fui demasiado cobarde para preguntárselo directamente. Así que deje las cosas quedaran como estaban.
Y, con el tiempo Sam y yo nos hicimos muy buenos amigos.
Por eso asistí con mis padres a su graduación, para acompañarlo mientras estaba sentado con su toga y birrete bajo un calor sofocante.
Vania no había vuelto a casa para las vacaciones de verano. Estaba estudiando Filología Inglesa en la Universidad de New Hampshire,y dedicaba todo su tiempo libre a escribir y enviar sus historias a revistas literarias. Aún no le había publicado ninguna, pero todo el mundo estaba seguro que pronto logragría su sueño.
Graham también había ido a la misma universidad. Sin embargo, Vania había roto con él dos meses después de empezar las clases. En ese momento estaba saliendo con un chico Mike, que era hijo de los propietarios de una cadena de tiendas de artículos de deporte.
Mi hermana solía bromear diciendo que, si algún día se casaban, fusionarían ambos negocios. <"¿Entienden? Asi venderemos libros y artículos de deporte en la misma tienda">, explicaba.
Como le había dicho a Livie, Vania era un pozo sin fondo a la hora de soltar tonterías que me provocaban náuseas. Pero como a nadie más parecía entrarle ganas de vomitar cuando estaba a su lado, mis padres, la ascendieron a encargada adjunta de la tienda ese verano.
Margaret acababa de jubirlarse y Vania había presionado mucho para que le dieran el puesto. Me soprendió que a mi madre no le gustará mucho la idea. <"Debería estar disfrutando de sus días como universitaria">,dijo <"Y no volver aquí y asumir toda la responsabilidad">
Pero a mi padre le hacía tanta ilusión, que incluso suavizó mis reticencias. Hasta la hizo una insignia de encargada para que la llevara puesta, cuando termino llevábamos etiquetas de ningún tipo. Y también le dijo a mi madre que no podía estar más feliz de pasar el verano con sus dos hijas en la librería.
La sonrisa en su rostro y el brillo en sus ojos hicieron que me prometiera a mi misma intetar ser más amable con Vania. Pero empecé a dudar sobre si podría lograrlo antes incluso de que mi hermana volviera a casa.
No me hacía mucha gracia la idea de tener que pasarme el verano trabajando en la tienda. Sam ya había avisado el mes anterior que dejaría de trabajar para nosotros, aunque continuó en la librería hasta el último día. En vez de quedarse en el pueblo, iba a irse unas semanas a hacer unas prácticas en el centro de musicoterapia en Boston. Y luego, en otoño, entraría en la Escuela de Música en Berklee.
Había sido su primera elección, y cuando lo admitieron, le felicité con un abrazo. Aunque enseguida le tomé el pelo por querer quedarse a estudiar tan cerca de casa.
No obstante, algo había de verdad en mi pulla. En realidad, era incapaz de entender por qué su primera opción había sido estudiar en una región del país en la que había vivido toda su vida. Yo tenía la intención de estudiar en Los Ángeles. Había recibido un folleto de su universidad y me atrajo la idea de ir a una facultad en la que hicieran buen tiempo todos los días.
Esa tarde, cuando estaban a punto de pronunciar en voz alta el nombre de Sam en el campo de fútbol que habían transformado en auditorio para el evento, mis padres estaba discutiendo sobre la posibilidad de arreglar o no nuestro patio trasero. Tuve que propinar un codazo a mi padre en las costillas, para llamarle la atención.
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Los dos amores de mi vida
FanficCon un poco más de veinte años, Danna se casa con su amor de juventud, Jorge. Juntos construyen una vida a su medida, alejada de las expectativas de sus familias y entorno más cercano. Recorren el mundo, Danna como escritora freelance y Jorge como a...