#9 - Mi cita perfecta

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El cielo está totalmente gris, las nubes anunciaban una tormenta a pesar de que no hacía mucho frío. No había estrellas, ni una siquiera.

¿El cielo se verá así de gris en Holanda?

¿Qué haré cuando el frío no me permita salir y deba quedarme encerrada en un solitario departamento?

¿Es eso lo que quiero?

Tal vez lo necesito... o lo merezco.

La bocina de una moto me sacó de mis pensamientos.

Joder.

Manuel viene en moto... y yo con vestido.

- Te ves preciosa - menciona una vez que llego a mi lado. Obviamente con algunas flores que, casualmente, combinaban perfectamente con mi vestido.

- Gracias, lindas flores... ¿iremos en moto?

- Pues... si no hay problema.

- Para nada - realmente prefería mi auto, pero sinceramente no importaba - ¿vamos?

- Vamos - sonríe y me pasa un casco que llevaba de más - sostente fuerte...

Me abracé a él y sentí su abdomen bien trabajado, aunque a diferencia de otras veces se sintió raro. Como una adolecentes teniendo su primera cita.
El viento fresco golpeaba mi rostro mientras Manuel conducía, no tardamos mucho en llegar a un restaurante elegante. Al entrar fuimos recibidos cortésmente y llevados a una mesa perfectamente adornada.

- ¿Algún plato de preferencia?

Sinceramente jamás tuve una comida favorita, siempre que tenía una cita ordenaba lo que se me antojaba en el momento pues otra persona pagaba.

- Tal vez... ¿pasta?

- Perfecto - la sonrisa de Manuel era elegante y amable - ¿nos trae dos platillos de pasta por favor? El especial de la casa - habló esta vez dirigiéndose al camarero.

- Iré un momento al baño - mencioné, a lo que él solo asintió mientras sonreía.

Caminé por un elegante pasillo y encontre el baño de damas, al entrar observé que a simple vista se veía vacío. Sin darle importancia me dirigí hacía uno de los cubículos y luego al gran espejo frente a los lavatorios.

Me observé unos momentos. Mi delicado vestido amarillo junto a mi cabello suelto y ondulado. Mi maquillaje simple y mis zapatos del color de mi vestido.

Me veía perfecta. Pero no lo sentía así, mi rostro no se lucía y no entendía porqué.

- Qué sorpresa... - una voz molesta sonó detrás de mí e inmediatamente la reconocí.

- Lila.

- Lindo vestido... aunque no va con tu color de piel.

- Lindo vestido - repetí sus palabras - aunque tu traje de víbora es más acorde a tí - dije sin observar, al momento en que me lavaba las manos.

- ¿Qué hace una desempleada como tú en un lugar como este? ¿Acaso coqueteste con algún ejecutivo?

Sinceramente no tenía ganas de discutir y menos con Lila.

- ¿Vienes con Teo? - carajo no se porqué pregunté. Aunque disfruté ver su cara por unos segundos.

- No. Terminamos.

Sin decir más comenzó a caminar a uno de los cubículos del baño.

- Pero no creas que es por tí... nunca fué por tí - mencionó antes de cerrar la puerta.

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