Alrededor de mi cuello sentí lentamente...

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la soga de la inocencia, que se estaba apretando...

Mientras la primera maleta se acercaba por la cinta transportadora del Aeropuerto Internacional, de Glandus, Willow Park verificó impaciente su reloj, tamborileó con cuatro dedos sobre el bolso que le colgaba del hombro, y frunció el ceño. Se movía inquieta, adelante y atrás. Consultó por segunda vez su reloj... ¡faltaba apenas una hora y diez minutos para la subasta! Si la condenada maleta no aparecía pronto, tendría que acudir al municipio con esos descoloridos pantalones azules.

Willow miró hostil el comienzo de la cinta transportadora, hasta que al fin apareció su equipaje. Respiró hondo y extendió un brazo para retirar la maleta.

La sujetó de la cinta y corrió... Sus trenzas y los parches gastados del pantalón, situados justo sobre sus nalgas, atrajeron la atención de varios alfas, a los que esquivó con agilidad. Llegó, jadeante y sin aliento por el clima de Glandus, a la oficina de la compañía de alquiler de automóviles.

Veinte minutos después, la misma maleta caía sobre la cama de la habitación 110 del Motel Looking Glass. Willow se apresuró a sacar del pantalón los faldones de la blusa, al mismo tiempo que soltaba el cierre de la maleta y la abría. Su mano se detuvo. Observó atónita.

—¿Qué? —murmuró.

Los dedos inertes olvidaron por completo los botones de su blusa. Contempló desconcertada el extraño contenido de la maleta, mientras se cubría los labios con una mano, y con la otra se presionaba el redondo vientre, atacada repentinamente por una sensación de náuseas.

—Qué... —Sus ojos vieron lo que había allí adentro, pero su mente se negó a aceptarlo—. No... ¡no puede ser!

Pero lo que no veía era el sobre color mostaza donde había guardado la propuesta que debía realizar para una planta de tratamiento de aguas residuales, el asunto en el que había trabajado las dos últimas semanas. En cambio, una omega regordeta semidesnuda le mostraba un par de senos enormes y sonreía con un gesto sugestivo desde la portada del ejemplar de la revista Naughty Chubby Omegas.

Durante un momento Willow permaneció inmóvil, dominada por la incredulidad. Se inclinó horrorizada, y se sintió aturdida. Después, revisó frenética la maleta, retirado un objeto tras otro... un traje gris, dos pantalones, productos para afeitarse, dos camisas cuidadoHunterente dobladas, unos shorts color amarillo, un par de calcetines rojos. Además, desodorante, un par de zapatillas gastadas con los cordones sucios, un secador de cabello, y un cepillo con unos cabellos ¿rubio cenizo? Atrapados.

Pasó un pulgar sobre el cepillo, después lo dejó caer con desagrado, y abandonó la revisión del contenido, para leer la identificación que colgaba del asa de la maleta.

HUNTER WITTEBANE

Con un gemido, Willow se dejó caer en la cama, se inclinó hacia delante y se llevó las dos manos a la frente. "¡Maldita sea! ¡Bria disfrutará de esto durante meses!" Al pensar en Bria y en su cerebro estrecho y clasista, el pánico la dominó, sintió que le dolían las sienes y que la sangre le hervía en las venas mientras se incorporaba de un salto. Consultó su reloj. Los penHunterientos se sucedieron frenéticos en su cabeza, y permaneció de pie, indecisa, desviando los ojos del télefono a la maleta y a las llaves del automóvil sobre la cama.

El cerebro de Willow contempló innumerables e ingratas posibilidades, mientras se preguntaba a quién llamar primero. ¿Podría recuperar su propia maleta y presentar la propuesta antes de las dos de la tarde?

Perdió cinco minutos telefoneando a la oficina de información de la compañía aérea, que le recomendó que llamara a la sección de objetos perdidos; allí le informaron que volverían a comunicarse con ella en media hora. Frustrada e irritada consigo misma y con la compañía que no tenía un empleado encargado de verificar la identificación de los equipajes, Willow regresó al aeropuerto. Cuando la búsqueda en el departamento de objetos perdidos resultó inútil, consideró que había poco que hacer, excepto llamar a la oficina central y reconocer su error.

SI TE LLEVO EN MI CORAZÓN... -HUNTLOW ADAPTACIÓN - OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora