Me estoy poniendo caliente solo de pensar en lo que te haría

1.2K 141 12
                                    

Un minuto después, Willow abrió su maleta y contempló desalentada el contenido. Gimió: no, otra vez no. La desagradable revista continuaba allí dentro y despertaba sus instintos más sórdidos. Comenzó a cerrar la maleta, pero un trozo de tela se asomó bajo una camisa, de modo que algo prohibido e irritante le sacudió las entrañas. Cruzó los brazos sobre la cintura, miró disimuladamente las prendas dobladas, y después deslizó un índice inocente entre las páginas de la revista, hojeándola en un sentido y en otro varias veces, hasta que por fin la dejó caer abierta, y cruzó los brazos con fuerza sobre el vientre.

Miró, hipnotizada el cuerpo que estaba tendido a orillas de un río. La piel aceitada relucía bajo las gotas de agua, la omega de la revista tenía las piernas abiertas de un modo que no ocultaban nada. Los ojos de la modelo estaban cerrados, y su expresión era una combinación de sensualidad y placer. Los labios abiertos, duros, dejaban escapar la lengua que asomaba entre unos dientes perfectos. Las uñas largas y escarlatas de la omega descansaban sobre su triángulo oscuro.

Willow tragó saliva, se sonrojó, pero regresó su vista a la página. Más de lo mismo. Pensó: "La piel y el pecado... justo lo que uno podía esperar de un alfa como Hunter Wittebane". De todos modos, giró otra página.

La sangre afluyó a su cara, a los dedos de los pies mientras contemplaba las escenas pornográficas de una conocida película. Sintió un vacío en el estómago. Su pecho experimentó cierta tensión, y el vello de los brazos y las piernas se le erizó. Alfa y omega estaban íntimamente enlazados, los miembros y el instinto más primitivo al descubierto...

"¡Hunter Wittebane, eres un alfa repulsivo!". Arrojó la revista, cerró con fuerza la maleta, y retiró la mano como si se hubiese quemado, en el mismo instante en que oyó llamar a la puerta.

Irguió la cabeza, tragó saliva y se llevó las manos frías a las mejillas antes de cruzar la habitación y abrir, aparentando mucho mayor control del que sentía.

Era de nuevo Hunter Wittebane. Pero esta vez se había quitado la chaqueta deportiva y un solo botón le sostenía la camisa al nivel de la cintura, con los faldones marcados por una sucesión de arrugas. La omega apartó rápidamente los ojos de ese pecho desnudo, y comprobó que además el visitante estaba descalzo.

—Parece que hemos vuelto a repetir la escena —dijo el alfa.

—Así parece —replicó la omega, sin sonreír.

A Willow le pareció imposible enfrentarse a la mirada de Hunter después de haber visto la revista. "No seas tonta, Park, este alfa no puede adivinar tu pensamiento." De todos modos, tenía la impresión de que si Hunter la miraba con más atención sabría lo que había estado haciendo antes de su llegada.

—Me preparaba para salir cuando... —Esbozó un gesto con la mano—. Lo mismo de antes, segunda parte. —Volvió los ojos hacia su maleta depositada sobre la cama, con la tapa cerrada pero suelta. De todos modos, Park permanecía como un guardia de palacio, agarrando el borde de la puerta con una mano e impidiendo la entrada del visitante.

—Escuche, lo que dije antes es inexcusable. Desearía disculparme —dijo Hunter Wittebane.

—Sí, creo que tiene que hacerlo —replicó Willow con voz tensa. La imagen de la revista todavía permanecía en su mente.

El alfa le entregó su maleta a la omega.

—¿Ese es el modo de responder cuanto intento enterrar el hacha de guerra? Lo menos que puede hacer es mostrarse cortés.

—Está bien, yo... no debí abofetearlo hace un rato; Lo lamento. Bien, ¿estamos de acuerdo así? —Pero tenía la voz tensa y cínica.

—No del todo. —Señaló su maleta—. Deseo que me devuelva mis cosas. Quisiera ir a correr un poco y calmar la cólera y la frustración, pero mi ropa de deporte está allí.

SI TE LLEVO EN MI CORAZÓN... -HUNTLOW ADAPTACIÓN - OMEGAVERSE-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora