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Había sujetado fuertemente las muñecas de su novio con su cinturón para inmovilizarlas, el menor sólo podía gemir de lo bien que se sentían las caricias del pelinegro por su piel, se había deshecho de toda su ropa inferior quedando desnudo ante él, sólo conservando la ligera sudadera que era lo único que aún tenía puesto.

Los besos de Yuta bajaban por sus pálidos muslos mientras el peliblanco sólo podía gemir por lo bajo por lo bien que se sentía. Lamiendo y mordiendo ligeramente la piel expuesta, dejando marcas a cada mordida que dejaba en la piel contraria, a la mañana siguiente seguramente muchas de ellas tomarían un color mucho más vívido en la blanca piel del usuario del discurso maldito.

-Nhhhh Yu...ta- Mordió su labio de manera provocativa esperando ansioso lo que sucedería.

Yuta se posicionó entre las piernas del menor recorriendo con su lengua desde la base a la punta de la creciente erección de su novio, bajando su cabeza en un vaivén lento, mientras escuchaba los suaves gemidos que Toge comenzaba a intentar callar, pero debido a que sus manos se encontraban inmovilizadas le era imposible.

_Ahhh, Yuu- ta, mnghhhh-

El pelinegro seguía estimulando mientras chupaba bruscamente su ahora despierta erección, sintiendo como bajaba y subía su cabeza sacándola de su boca para continuar lamiendo lentamente, de manera constante el miembro de su novio, sintiendo como se estremecía bajo su peso, sacando su miembro de su boca para continuar masturbandole mientras comenzaba a morder el interior de sus muslos de manera agresiva dejando marcas claramente visibles en sus piernas, subiendo poco a poco por su abdomen para continuar y morder de manera lujuriosa los pezones del peliblanco, escuchando los deliciosos y agudos gemidos que salían de la garganta del menor.

Inumaki sólo podía intentar callar los gemidos de dolor que se mezclaban con el delicioso sentir del vaivén de Yuta masturbandole mientras lo mordía de manera salvaje, sintiendo llegar su primer orgasmo manchando su abdomen y la mano del pelinegro, quien aprovechó para comenzar a dilatar la entrada de su novio sin sentir resistencia alguna. Toge quería dejarse llevar por Yuta todo lo que quisiese el mayor.

¿Enojo? No recordaba haberlo sentido en ningún momento después de que el pelinegro lo arrastrará fuera de esa aburrida reunión, si Maki y Kugisaki seguramente se estaban divirtiendo, por que él no podía hacerlo.

Yuta se incorporó dirigiéndose a la cómoda al lado de la cama del menor para buscar el lubricante, la imagen de su novio recostado, respirando entrecortadamente y con las marcas recientes de sus mordidas, era algo delicioso,

-Dime Toge, querías que las manos de Itadori recorrieran tu cuerpo como lo hago yo?- La mirada seria de Yuta era un deleite para Toge en pocas ocasiones su novio dejaba salir aquel lado sádico, y él lo adoraba.

-Nhhgg Yuta, te... mmmghh- Podía sentir el lubricante bajando por su parte inferior y los largos dedos del mayor dilatar lentamente su entrada, mientras se dedicaba a morder de manera agresiva su cuello, seguramente dejando marcas rojas y moradas, lo cual no sería un problema debido al uniforme del peliblanco, pero él también quería un poco, quería tocar a su novio, las semanas que habían pasado y el poco contacto que tuvieron lo habían dejado un poco desesperado por sentirlo.

-Vamos Toge quiero saber lo que quieres, eso querías? que te tocará como lo hago yo. - El peliblanco sólo se removía bajo el, intentado sentir más profundo los dedos del mayor simulando ligeras embestidas, atacando su interior mientras intentaba callar sus gemidos- Vamos responde.

-No mgnhhh, te... quiero... a ti... Yu~ta-

Eso era todo o que deseaba escuchar, palabras tan pausadas perdían notoriamente el efecto del discurso maldito, aunque a él no le afectaba en absoluto dada su energía maldita el efecto rebote en Toge sólo lo lastimaba, haciéndole toser sangre, por ser lo menos. Tomó las caderas de su novio pegandolas a su entrepierna, no iba a tener consideraciones.

Castigo [YutaInu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora