5. Dulce

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“Know How”

Era temprano en la mañana, lo suficientemente claro como para distinguir dos figuras inmóviles, en extremos opuestos de la cama de gran tamaño. Ojos fijos en su opuesto y mil pensamientos corriendo por sus mentes, llegando a una misma conclusión.

“Tenemos que hablar”

Ambos habían estado jugando a este juego del gato y el ratón el tiempo suficiente como para saber que esto no era normal.

Ella jamás se había quedado, él jamás la dejo, o lo pidió y ella

Ella tampoco insistió

Pero ahora

La noche anterior él había estado demasiado fuera de sí como para pensarlo mejor, perdido en la calidez de su abrazo, en los besos furiosos, en sus manos frenéticas sobre su cabello, y las propias sobre ella, explorando aquel tesoro que había descubierto hace semanas y no planeaba soltarlo pronto.

Aquel último pensamiento fue lo que persistió

Tomando su mano una vez que ella comenzó a vestirse, y pidiendo su compañía. 

No soportó la mención de su primo como la razón de su pronta huida

Fue una acción impulsiva, celosa y mezquina

La atrajo nuevamente a su lado, despojándola de la poca ropa que había alcanzado a ponerse y mandando un mensaje a su primo, desde el teléfono de Marinette, para que no molestara por el resto de la noche.

Se sumergió en su calidez, una y otra, y otra vez. 

No podía tener suficiente de ella, y a ella no parecía importarle.

Tampoco pareció importarle cuando él simplemente la abrazo, besos perezosos sobre su cuello, mejillas, cabello, su mano acariciando la curvatura de su espalda, y sus piernas entrelazadas.

Para él todo se sentía tan simple, tan correcto, ambos entrelazados, compartiendo un momento que ojos intrusos no debían ver, un secreto que no debía compartirse, solo ella y él, juntos.

Sensaciones que jamás había experimentado antes, todas luchando por protagonismo cuando estaba ella.

No lo iba a llamar amor, su racionalidad no se lo permitía

Pero era consciente de que había mucho más que atracción, ¿capricho?, después de todo él era solo un niño mimado

Pero había algo más

Siempre  había algo más con ella.

Un “algo” que no sabía cómo llamar.

El mundo se fundió a negro en segundos, mientras pensamientos intrusivos seguían invadiendo su mente, pero los apartaba enfocandose en la calidez que ella le proporcionaba.

Pero el calor se perdió, un pequeño grito lo despertó, escuchando a Marinette despotricar contra él y “sus manos de tijera”... Rasgue su blusa, pensó con una sonrisa mientras se levantaba para ponerse su propia ropa, ignorando los insultos que provenían de la chica.

Pidiendo a una cafetería local su orden diaria de café, le tendió una de sus camisas, a la cual Marinette aceptó a regañadientes.

Sus miradas se encontraron, y eso fue todo.

La guerra comenzó, ninguno de ellos dispuesto a dar su brazo a torcer, ninguno de ellos dispuesto a ser el primero en hablar.

Era obvio para él, que ella quería irse antes de que despertara. Fue obvio para ella, que él quería hablar.

Pero no quería complicar las cosas, estaba conforme con el estado actual de su… ¿asociación?, no quería que él complicara las cosas.

Sabía que no podría negarse si lo pidiera

Se burló internamente de sus propios pensamientos, ¿que tan ridículo sería aquello? convenciendose a sí misma que estaba proyectando sus propios sentimientos, inexistentes, en él… tal vez él solo quería acabar con todo después de romper sus reglas implícitas.

Si, eso estaría bien.

Ambos se encontraban sentados en lados opuestos. A pesar de la tensión palpable, Felix no pudo evitar deleitarse con la vista de ella vestida con una de sus camisas, se enderezó en su posición y cruzo sus brazos , haciendo notar sus propios músculos, observando con satisfacción como ella desviaba, por segundos, su mirada a su cuerpo.

El timbre resonó por el apartamento, rompiendo el momento.

Marinette hizo su intento de huida, solo para que la fría mirada de Felix la fijará en su lugar, diciéndole, sin palabras, que no se moviera.

Ella no lo haría.

Al volver, trae consigo dos tazas de café de una cafetería local y unos panecillos. Él le ofrece una de las tazas a Marinette, probando al mismo tiempo su propio brebaje.

Eso no fue lo que pidió

-Eres malditamente dulce- la interrumpe antes de que ella beba de su taza, agradece haber encontrado algo de qué hablar para romper el silencio en el que ambos habían estado desde que despertaron.

Felix le tendió la taza del que había bebido, haciendo que ella se percate de la equivocación en las órdenes

-¿Cómo sabías que este es mi pedido?- pregunta luego de tomar del café ofrecido por Felix

-Tenías el mismo sabor en tus labios cuando te bese ayer

-Que sepas eso a partir de un beso es malditamente espeluznante- respondió riendo y con burla, volviendo a beber su café.

Felix omitió que en realidad recuerda su orden de café desde que se encontraron en una cafetería luego de su primera noche juntos, según su perspectiva eso sería más espeluznante, recordar la orden de quién sabías que no volverías a ver, o eso pensaba en ese momento.

Ella lo miró, su mirada desafiante hizo que olvidara cualquier tipo de comunicación, 

Excepto por

-Ven aquí- dijo acercándose y quitándole el café dejándolo en la mesa de noche, para luego tomar su rostro y besarla.

Sintió como sus manos iban tras su cuello y lo acercaban a ella, él lamió sus labios haciendo que jadeara. Felix se separó

- ¿Vez? - dijo saboreando sus propios labios- malditamente dulce- repitió antes de nuevamente sumergirse en aquel beso.

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Semana 1, Dia 5

“Dulce” 

Título obtenido de la canción “Know How” de Kings of Convenience


Sometimes, You and MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora