14. C' Mere

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“C’mere”

Felix se encontraba nervioso, Él un hombre ya a sus treintas se encontraba temblando frente a la puerta del apartamento, dudando nuevamente si esta era una buena idea.

Nadie podía culparlo por estar nervioso. Era la primera vez que se encontraría con ellos y, por más consejos que le dio su abuelo, nada podría prepararlo para algo que, en realidad, jamás pensó que enfrentaría.

No estaba acostumbrado a tratar con niños pequeños, y menos con niños que, sabía, que lo verían como amenaza.

Conocía a Marinetta ya hace más de un año, y era la primera vez que ella lo invitaba a su casa, o más bien, él se atrevió a invitarse a sí mismo.

Un almuerzo, por pascua, ya sabes” recordó haber propuesto cuando la visitó en su estudio

-Felix- ella lo miró, suspirando preparada para rechazar su invitación- es una fecha familiar, yo no puedo…

-Y es por eso que te estoy invitando a ti y a tus hijos…- él aclaró- sé que mi abuelo preparaba algún tipo de ¿búsqueda de chocolate?- ella sonrió mientras asentía- pero este año no estará en casa, además de que me has dicho que no vas a París para estas fechas así que…- trato de persuadir recordando conversaciones pasadas- no se, pense que seria buena idea- él se encogió de hombros- incluso puedo vestirme de conejo y…- la risa de Marinette - ¿que?

-¿En serio te disfrazarías de conejo?

-Lo haría- hablo con una voz tranquila, Marinette notó la sinceridad en su rostro- me gustaría causar una buena impresión en ellos

-¿Por qué?- ella preguntó genuinamente curiosa, no acostumbrada a que sus amigos tomarán en cuenta la opinión de sus hijos, incluso aquellos que los conocían.

Porque quiero que me acepten y me permitan ser parte de tu vida” él pensó, recordó aquello que no respondió en voz alta, siendo reemplazado por una respuesta más simple acerca de, cómo su amigo, querer conocerlos.

Entonces, allí estaba él, aún con los nudillos a unos centímetros de su puerta. Marinette pidió ser ella la anfitriona, debido a que los gemelos se encontraban superando un cuadro gripal, razón por la cual no quería dejarlos salir hasta que estuvieran completamente sanos.

Felix suspiro, cerrando los ojos y ajustando las orejas sobre su cabeza.

*

Esperaba las risas, realmente lo hacía pero…¡esos chicos eran unos demonios! a pesar de estar enfermos y más débiles de lo normal (según palabras de Marinette) había sido objeto de tres bromas en el tiempo que estuvo allí.

Y le encantaron.

Era obvio para él, que los gemelos esperaban una reacción exagerada, algo que lo hiciera salir corriendo de su hogar y jamás regresar, o alguna amonestación hacia Marinette que trizara su amistad.

Pero a palabras del juez de los Simpson, los niños siempre serán niños.

Ambos pelinegros se rieron ante la referencia, acercándose a él como si fuera una nueva persona y no el invitado que habían estado molestando toda la tarde.

Felix 1, gemelos Dupain Cheng 3

El contador claramente no estaba a su favor, pero dos camisetas de “El Barto” y “Bartman” para cada uno fue suficiente para empatarlo.

Marinette estaba impresionada con lo rápido que sus hijos aceptaron a Felix, fueron semanas en donde pasaron de rechazar la idea de encontrarse con él a preguntar cuando lo volverían a ver.

Sometimes, You and MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora