Maratón 4/4
Cuándo Joaquín entró a su oficina esa mañana, casi se cae de espaldas al ver lo que, ó más bien quién, lo esperaba. Dejó caer su bolso de pura impresión.
Y ahí estaba Mauricio, la peor de sus pesadillas aún viviente, sentado cómo todo un señorón en la silla principal de su escritorio.
- ¿Pero, qué demonios? - se quejó el castaño con incredulidad.
El pelinegro al escuchar la entrada del ojimiel, levantó la cabeza y sonrió ampliamente de forma burlona.
- ¿Qué rayos haces aquí, Mauricio? ¿Quién te dejó entrar? - inquirió un furioso Joaquín.
Iba a quejarse con recepción, iba a llamar a Emilio y exigirle que reprendiera al idiota que había dejado que ese imbécil entrara cómo Pedro por su casa, hasta su oficina.
- Buenos días para tí también, amor - respondió el oji-azul agrandando aún más su sonrisa.
Era más que obvio que el pelinegro adoraba sacar de sus casillas al más joven. Algunas cosas jamás cambian, pensó el castaño con molestia.
- Déjate de estupideces, Mauricio y dime, ¿qué diantres haces aquí? - volvió a preguntar el ojimiel aún más enojado, si cabe.
- Pues qué más - comenzó el pelinegro al mismo tiempo que se ponía de pié -, vine a ver a mi dulce castaño - continuó sin dejar de sonreír mientras recorría el cuerpo del menor, de la cabeza a los pies, de forma descarada.
- Deja tus payasadas, Mauricio y sal de mi maldita oficina - exigió Joaquín, la furia burbujeando en su interior, cómo el agua en una olla de presión sentía que en cualquier momento podría explotar.
- ¿Así es cómo tratas al hombre que más te ha amado en éste mundo? - inquirió el oji-azul, fingiendo estar herido.
Joaquín lo intentó, en verdad que lo intentó - bueno, tal vez no lo suficiente -, pero no pudo evitar la carcajada que a continuación se escapó de entre sus labios. ¿Mauricio en verdad estaba hablando enserio? El castaño seguro que en esos momentos lo que más deseaba era tomar al pelinegro de los pelos y lanzarlo por la ventana.
- ¿Qué? - inquirió el pelinegro con una, casi, sonrisa bailando en la comisura de sus labios.
Joaquín paró de reír, se tomó todo el tiempo del que disponía para acomodar la chaqueta, de color arena que llevaba esa mañana, sobre sus, pulcramente planchados, pantalones de vestir cafés antes de poner se atención en Mauricio, dedicándole una media sonrisa, pero su mirada mielada era sumamente fría.
- ¿Me estás jodiendo, Mauricio realmente me estás jodiendo? - inquirió Joaquín con fingida burla.
- No, pero podríamos arreglarlo - respondió el aludido al mismo tiempo que se acercaba hasta el castaño.
- Ni un paso más - sentenció el menor, dando unos cuántos pasos hacía atrás hasta tocar su espalda contra la pared.
- ¿Estás negando que no te gustaría que te tome aquí y ahora, bien duro sobre tu escritorio? - preguntó el pelinegro, dedicándole una mirada lasciva al menor y terminó de cubrir el espacio que había entre los dos.
Sin previo aviso, Mauricio tomó a Joaquín por la cintura y presionó su cuerpo contra el más delgado.
- ¿Mauricio, qué estás haciendo? Suéltame - demandó el menor intentando alejar al pelinegro de sí.
- ¿Qué hago? Abrazarte y no, no te voy a soltar - murmuró Mauricio al tiempo que apretaba más a Joaquín contra su cuerpo.
Joaquín intentó desesperadamente quitarse a Mauricio de encima, colocó las manos sobre el pecho de éste y lo empujó con todas sus fuerzas, pero fracasó miserablemente.
- Suéltame, Mauricio suéltame por favor - suplicó el ojimiel, al verse derrotado por la fuerza del pelinegro, con voz temblorosa y ojos llorosos.
- No, cariño no llores - murmuró el oji-azul antes de atrapar con sus labios la lágrima que en ese momento rodó por la rosada mejilla, provocando que el menor temblara de puro repudio.
Joaquín odiaba a Mauricio, lo odiaba con todas sus fuerzas, no sólo porque lo había hecho pedazos cuándo Joaquín más lo necesitaba, sino también por la debilidad que le provocaba, por el miedo que sentía por simplemente mirarlo. El castaño lo que más deseaba era poder sacar todo aquel coraje que había guardado en contra del pelinegro por tanto tiempo, pero lo único que conseguía era que el dolor lo atenazara.
- Ven conmigo, Joaquín - susurró Mauricio antes de dejar un suave beso en la mejilla del aludido -, recuperemos el tiempo perdido - besó la otra mejilla.
- No, no quiero, déjame... déjame ir - balbuceó Joaquín al mismo tiempo que intentaba, sin mucho esfuerzo, alejarse del pelinegro.
- No te niegues, amor sé que tú también quieres - sonrió Mauricio.
- Que no, déjame en paz - siseó el de rulos castaños.
Joaquín abrió la boca, listo para gritar y que así alguien viniera a sacarle a Mauricio de una vez por todas de encima, pero la voz se le quedó atascada a media garganta cuándo sintió el frío metal contra la piel, debajo de su barbilla.
- Ni se te ocurra, querido.
Mauricio había sacado una pistola sabe Dios de dónde y ahora le apuntaba con ella a Joaquín. El menor cerró la boca de golpe y sus ojos se apretaron con fuerza, provocando que más lágrimas rodaran por sus mejillas.
- Ahora, con toda la calma del mundo tú y yo vamos a salir de aquí, ¿te parece? - inquirió Mauricio.
Aunque Joaquín estaba seguro que a Mauricio no le importaba para nada su respuesta y tenía la ligera sospecha de que quisiera ó no quisiera, el menor tenía que salir de ahí con el pelinegro cómo si nada malo ocurriera.
- Sí - balbuceó el de ojos mieles.
- Excelente respuesta - elogió un sonriente Mauricio -, ahora vamos.
Mauricio guardó el arma en su chaqueta antes de tomar del brazo a Joaquín y lo encaminó hacía la puerta.
- Límpiate bien la cara y procura que nadie intervenga en nuestra salida - dijo Mauricio con calma, pero Joaquín pudo notar el deje de advertencia en su voz.
Rápidamente el menor se limpió la cara, borrando todo rastro de lágrimas y sorbió antes de tomar su bolso y se lo colgó al hombro.
Aquí termina el maratón.
¿Que querrá hacerle Mauricio a Joaquín?
¿Les esta gustando la adaptación?
Hasta el próximo capítulo AlbertXioW.
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Para Volver A Amar // Adaptación Emiliaco
FanficSiempre se puede volver a ser feliz.......Se puede volver a amar. Todos los créditos son de la autora original @01LourryStomlinson2401. Gracias de verdad por darme el honor de poder adaptarla. Los créditos de la portada y separador son de mi amiga @...