📌 C A P Í T U L O 7

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-¿Madison?

Un par de ojos verdes se fijaron en mí.

No supe ni como pararme. Estaba nerviosa y ansiosa, y el que Jadeen sostuviera una expresión impasible, empeoró todo. Por un terrible instante, creí que pasaría por mi lado sin hablarme; pero en cambio, embozó una sonrisa de lado y se acercó, plantándose en frente de mí. No vi rastro de molestia o rencor en sus ojos, cosa que me alivio. No quería que estuviese enojado conmigo, aunque no sabía muy bien el porqué.

-¿Q-qué haces aquí, Jadeen? -le pregunté. Seguía sin creer que se hubiese quedado a esperarme.

Él frunció el cejo.

-Dije que te esperaría. -me recordó. -Fue lo que hice.

-Sí, pero yo...

-¿Estás bien? -preguntó, mirándome de pies a cabeza como si buscara algo mal en mí.

Estuve a punto de decirle que sí, era lo correcto, sin embargo, negué con la cabeza.

-Yo... -Las palabras de Martín se repitieron en mi cabeza, formando un nudo en mi garganta -No lo sé...

-¿Te lastimó, Madison? -La angustia en su tono de voz me tomó por sorpresa. -Dime, ¿te hizo daño?

Oh, sí que me lo había hecho, pero no como Jadeen creía.

-Solo discutimos un poco... Eeeh... Nada grave, en realidad -respondí. Me pasé las manos por el rostro, tratando de serenarme y no soltar toda la palabrería que tenía en mente. No quería asustarlo con tanta cosa -Creo que... estoy bien.

La voz en mi cabeza advirtió que a él no le importaban mis traumas del pasado. Lo mejor era cerrar la boca y olvidarme de las cosas que ese imbécil me hacía. Superarlo como siempre: por si sola.

Por suerte, Jadeen no pareció darse cuenta de la mentira.

Mira, como que estoy avanzando en el área.

-¿Quieres que te lleve a casa? -me preguntó, un poco más calmado.

Lo pensé un momento.

-No, estoy bien. -Le ofrecí una mano -Ven, vamos con los demás.

No dudo en tomarme de la mano y caminar a mi lado.

No pude evitar que el contacto me hiciera pensar en nosotros en el pasillo, en lo que estábamos haciendo antes de que nos interrumpieran. En el trayecto, esperé que él tocara el tema... y no lo hizo. Y, aunque yo quería decir algo al respecto, me contuve. Quizás no deseaba hablar sobre eso, quizás él prefería olvidarse de ese fragmento de la noche y yo estaba como una tonta dándole vueltas al asunto.

Decidí seguir sus pasos. No tenía sentido alguno pensar en algo que, de haber pasado, hubiese sido un error.

Yo no quiero eso con él.

Justo antes de entrar al salón donde había bailado una hora antes, le solté la mano y me adelanté, llamando la atención de los presentes. Ya la música estaba en un volumen bajo y parecía que todos se encontraban demasiados ebrios para bailar.

-¡Miren quien ha decidido volver! -gritó Vero, desde el regazo de mi hermano. -Y veo que este tonto si logró encontrarte ¡Felicidades! -Apuntó a su primo y se echó a reír con toda la gracia del mundo. Alguien ya empezaba a lidiar con los efectos del alcohol.

Miré hacía todos lados.

-¿Dónde está Cass? -Me interesé, al no ver a la pelirroja entre el grupo.

Una vez másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora