📌 C A P Í T U L O 8

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El enojo no permitió que midiera la fuerza con la que lancé la puerta al salir de la oficina de mi profesor, así que las personas sentadas en el pasillo, me juzgaron con la mirada.

Oh, bueno, que se jodan.

Me limité a gruñir y encaminarme a la salida, maldiciendo entre dientes.

Las ganas de darme la vuelta e ir a gritarle un par de buenos insultos, estaban presentes; sin embargo, logré contenerme hasta salir del edificio.

Respiré hondo en busca de calma... y no la encontré, claro. 

El Sr. Harris era mi profesor de Psicología Social, un hombre odioso e insoportable por naturaleza, que me odiaba por alguna razón que desconocía. Acababa de negarse a revisar por segunda vez un de mis trabajos, después de que presentara una queja por recibir una nota baja sin justificación valida. Él solo me dio una absurda charla y me envió a analizar mi trabajo, para que hallara por si sola el ¨error¨ por el que me había ganado esa calificación.

Iba tan ensimismada en desearle una calvicie prematura, que terminé chocando de frente con alguien. No me molesté en respirar hondo y dejarlo pasar, mandé al diablo la poca paciencia que me quedaba.

—¡¿Estás ciego o...?! —Cerré la boca al alzar la mirada y reconocer a la persona frente a mí.

—¿Por qué tan eufórica?

—Harris va a causarme la muerte. 

—Harris solo es un energúmeno fastidioso, relájate. —dijo, dándome ánimos —Tú puedes con él.

—Me tienes demasiada fe, Scott.

—Solo la necesaria. —Empezamos a caminar uno al lado del otro —. Que bien que te encuentro. ¿Estarás libre mañana por la tarde? Necesito de tu sabiduría.

Repasé mentalmente mi agenda.

—Creo que sí.

Scott suspiró, aliviado.

—¿Podemos vernos donde siempre?

—Ahí mismo. Recuerda llevar tus apuntes, los míos son un desastre.

—No los olvidaré.

—Vale.

Mientras caminábamos, platicamos un poco para ponernos al día sobre nuestras vidas. 

Él habló sobre sus vacaciones navideñas, y de lo feliz que estaba por el nacimiento de su sobrina. Scott hacia parte de mi selecta lista de buenos amigos. Compartíamos algunas clases y era su tutora de matemáticas. Nos las pasábamos bien juntos, a pesar de ser bastante distintos, siempre me hacía reír y nuestro odio mutuo por Harris, de alguna forma, reforzaba la amistad.

—¿Cómo están tus padres? —me preguntó, al terminar de enseñarme las fotos de la bebé.

—Mi madre sigue igual de pesada. Y papá, bueno, trata de acostumbrarse a la vida de desempleado. Creo que, aunque no lo diga, se arrepiente de la jubilación.

—Es porque no sale de casa. Deberían viajar, fue lo que hicieron mis padres cuando me fui de casa y no tuvieron que preocuparse por mí.

—Papá lo pasaría genial. Mi madre... no tanto. —Odiaba viajar y dejar la casa sola —Ya se acostumbrará el pobre.

—Esperemos que sí.

Asentí.

—¿Cómo está Carly? —le pregunté, directamente.

No voy a mentirles, sabía que él y su novia habían cortado... y sí, quería los detalles. Pero también conocía a Scott y necesitaba hablar, aunque no lo dijera. Ya habían pasado un par de meses y no era como si él tuviera muchos amigos con los que hablar sobre el tema, y yo estaba dispuesta a escucharlo sin problema.

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⏰ Última actualización: Jun 15, 2022 ⏰

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