epi. 03 | 𝖑𝖊𝖙 𝖒𝖊 𝖇𝖊 𝖍𝖆𝖕𝖕𝖞

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꒰───DEJAME SER FELIZ·ٜ۬・ 












━━━━━ La vida une a las personas que están destinadas

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━━━━━ La vida une a las personas que están destinadas... No siempre en el amor.

 

  Miró el reloj de la pared de su oficina. 02:00 a.m., casi era media noche. La lluvia no había cesado, su día sería demasiado húmedo cuando el día llegara.

Era momento de ir a dormir.

Su dormitorio no quedaba tan lejos de su oficina principal. Tan solo debía de caminar un poco. Los ojos ya le pesaban, deseaba llegar a su cómoda cama de una vez por todas...

───¿Eh?─── se detuvo delante de la puerta de la princesa.
Las tablas habían sido retiradas sin cuidado alguno, el tapiz alrededor del marco estaba demasiado destruido, habría que hacer un cambio del mismo por uno más nuevo.
La puerta se había pintado de un marrón gris, le hacía falta una capa de pintura para que pareciera ser más limpia, ¿Dentro estaría aún peor?

Tomó el pomo en la puerta con lentitud. ¿Estaba listo para volver a entrar a ese dormitorio?

───¡Todo tiene que ser de color rosa!─── expresó la rubia girando alrededor del dormitorio vacío y de tapidez celeste───¡A Tania le encanta el color rosa!

───Entonces así será───

No.

Él aún no estaba listo para volver a entrar a ese dormitorio. Debía de seguir adelante, ignorar el cosquilleo. La sensación de opresión en el pecho. Las ganas grandes de volver a sujetar esa muñeca de porcelana entre sus manos.

Ingresó a su alcoba propia. Cerró la puerta detrás de él con prisa, provocó demasiado ruido. Quizás ahora todos aquellos que se han despertado por ese portazo se estarán pregundo quién lo habría provocado. No fue su intensión. Su corazón le hace actuar estúpidamente.

───Será mejor ir a dormir de una vez─── dio un solo paso más adentro y se paralizó ante ese melodioso llanto infantil.

Athanasia lloraba con fuerzas.

La alcoba vacía a su alrededor era una excelente sala para dar origen al eco. Todos podían oír el llorar, tal y como un gatito.

Keith cayó contra la puerta blanca, arrastró su cuerpo hasta el suelo. Tapó sus propios oídos con fuerza. Deseaba que el adorable llanto se detuviera de una vez por todas.

───A veces lloran con fuerza─── decía la gran duquesa de mientras mecia entre sus brazos a la bebé───Pero no porque lo desean o porque es lo natural de un bebé. A veces lloran porque saben que se sienten solos.

───Ella debe de sentirse sola─── ¿En qué momento sus lágrimas ya estaban mojando su rostro?───Tan sola─── se levantó de golpe del piso.

Abrió la puerta con prisa, tomó tan de sorpresa a Olga que casi emitió un grito de terror ante aquella sorpresiva presencia del maestro.

───¿Señor?─── no oyó nada de él. Keith se aproximó con tanta prisa a la alcoba de al lado, donde la princesa de Obelia se hallaba───¡E–Espere, maestro Keith-...!─── corrió detrás de su maestro hallándose con la hermosa imagen del albino cargando a la dulce bebé entre sus brazos meciendola con tanta suavidad mientras su encantador tono de voz grueso emitía una tranquilizadora tonada.

───Yo me haré cargo─── dijo sin más para 'echar' a la sirvienta del lugar.

Olga cerró la puerta detrás suyo. Se sentía bastante nerviosa, ni siquiera sabía si exactamente su maestro podría hacerse cargo de la princesa.

───Olga─── emitió un ligero grito ante esa repentina voz. Madame Mirta observaba a la criada con seriedad───¿Qué haces aquí? Entra y revisa el estado de esa niña.

───Madame─── se sentía tan amenazada ante esa mirada de la anciana───El maestro Keith está haciéndose cargo de la princesa. Me ordenó retirarme.

───¿Nuestro Señor?─── mostró demasiado sorpresa───Entiendo─── relajó su expresión y volvió a su seriedad anterior───Entonces vete de aquí. Ocúpate de tus deberes pendientes y no molestes al Duque.

───Sí─── obedeció retirándose del pasillo sin siquiera dudarlo un momento más.

Mirta miró el enorme cuadro colgado en la pared delante suyo, aquel cuadro que con mucha frecuencia le ha estado llorando como una niña durante estos cinco años.

───¿Es esto lo que mi lady hubiera deseado?─── preguntó en voz alta acariciando el tan maltratado marco que pronto y se vendría a bajo───¿Qué otra niña ocupará la cuna, la ropa, los juguetes y el corazón de mi Señor? Mi señorita nunca debió de haber desaparecido.

Athanasia acariciaba la mandíbula del Duque, perdida en aquella brillante mirada carmesí que él poseía.

El canto del Duque era hermoso. Su voz ronca calmaba tanto su ser que pronto la joven princesa empezó a tener demostrar el tener sueño.

Cuando cerró sus ojitos y oyó finalmente el adorable ronquido de Athanasia, Keith finalmente la colocó en la cuna.

───¿Sabes qué es lo que odio, Keith?─── su bella sonrisa siempre estaría en sus recuerdos───Devolverla a la cuna, porque siento su vacío. Ese vacío que solo ella puede volverlo cálido.

───Tania─── acarició la mejilla de la princesa───Tú serás mi Tania.

❝𝐓𝐀𝐍𝐈𝐀 ────𝘄𝗵𝗼 𝗺𝗮𝗱𝗲 𝗺𝗲 𝗮 𝗽𝗿𝗶𝗻𝗰𝗲𝘀𝘀?✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora