Capitulo 3: Parthenon.

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Fue tan rápido que al caer al suelo no me percate de la persona que había sido, Víctor estaba inconsciente en el suelo y en una décima de segundos la persona que veía borroso había decapitado estos demonios sin ningún esfuerzo, ni siquiera vi cuando saco esa espada tan larga.

Luego de acabar con estos en tan pocos segundos, Extrañamente se desvanecieron en el aire, el hombre extraño se acerca sigilosamente. Me asuste y aun en el suelo empiezo a arrastrarme hacia atrás.

— Levántate debemos, irnos. —dice guardando su espada y mirando alrededor.

Traía un traje completamente negro, sus ojos eran tan verdes que sobresaltaban de más y su presencia era tan irreal que producía cierta sensación inexplicable. Este se quita la capa que cubría su cabello y sus ojos conectaron con los míos. verlo desde esta posición era tentador en cierto término.

— ¿Q-quién eres tú? — logro decir.

— No te importa. — contesta fríamente— Confórmate con saber que no soy el enemigo... Y no te lo volveré a repetir, vámonos o dejare que esos demonios te devoren.

¿Quién se cree para hablarme así? ¡Es un grosero, Si lo que tiene de belleza lo tiene de imbécil que desperdicio!

— No me iré con una persona que ni siquiera conozco! — Dije firmemente, me levanto del suelo quedando frente a este. Su altura me minimizaba, pero no bajo la cabeza ni un segundo. Este toma mi barbilla tan rápido y bruscamente que me espante. Voltea mi rostros y escanea las heridas que me hizo aquel monstruo.

— Q-que que me estás haciendo?!— Digo al sentir su dedo tocar la sangre.

— Si no quieres que quede cicatriz quédate quieta. — Ordena fríamente y aunque no me fío de él no me muevo y siento como fue tocando cada herida y extrañamente el dolor y la picazón desaparecieron. Me alejo bruscamente y todo mi rostro para solo sentir la sangre y no rasguños. Mis ojos solo radiaban horror y corro rápido hacia Víctor que aún seguía en el suelo.

— ¿Quién es? — Pregunta el chico.

— No te importa. — dije regresándole lo grosero.

— Mira mocosa no estoy de humor para tus estupideces. — habla tomándome del brazo fuertemente. Trato de zafarme, pero era tan fuerte que no lograba ni moverlo.

— SUELTAME! — Grito, pero este solo me ignora — Iré contigo, pero déjame ayudar a Victor.

— No! — responde arrastrándome con él y la ira me consumió otra vez.

— Eres un imbécil, bruto y egoísta! ¡No vez que esta lastimado!— Dije tratando de sacarme bruscamente.

— No es mi trabajo cuidarlo... ¡Lo único que me interesa eres tú! — dice dejando de caminar y haciendo que me posara frente a él, la distancia entre nosotros era absurda. Mientras yo moría por derretirme ahí mismo el seguía con su mirada tenue.

Trato de tranquilizar mi respiración y me calmo un poco. — Escucha no se quién eres o lo que quieras conmigo, tampoco sé porque me salvaste, pero... ese hombre que está tirado en el suelo es la única familia que me queda y si tienes un poco de corazón dejarás que lo ayude. — su mirada vuelve a penetrarme de una manera dolorosa.

El Deseo del Olimpo 𝐈.  Ⓒ  [Blue Fortress]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora