Capitulo 8: La ira de Anfitrite.

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Sus enormes Ojos, sus labios rojizos, sus mejillas, su olor.... cada parte de él me produce cosquilleo y más ganas de tenerlo así, tan cerca de mí.

— D-detente no estoy jugando Eros!— trate de decir, pero este solo se burla.

— Cállate. — dice en voz gruesa y baja a la vez. — Quieres tocarme tanto como yo a ti. ¿Dime, acaso te da miedo?

Si

— N-no... pero tú no me gustas, jamás estaría con una persona tan egoísta y arrogante como tú.

— Deberías de agradecer... tuve que dejar mi orgullo atrás para venir a salvar tu lindo trasero.

— Yo no te pedí que lo hicieras!

— Aquí no eres tú quien decide tu vida mocosa insolente, estoy aquí porque alguien superior a ti y a mi, me envió.

— No soy ninguna mocosa! Ya Tengo 18 años.

— Wao, Mira.... casi te salen arrugas! — dice burlonamente y del coraje trato de zafarme, pero este se coloca encima de mí de hacerme mucho peso, pero hace lo suficiente para dejarme inmóvil.

Mi piel automáticamente empieza a erizarse y este lo nota. cada vez lo siento más cerca. Coloca una de sus manos en mi mentón y hace que suba un poco la mirada dejando mis labios a su merced. No tarda en pegar los suyos a los míos y crear un beso frío pero excitante y lujuriosos, me daban ganas de pegarlo más a mi.

¡Soy muy bipolar! ¡Lo se! Pero no le puedo demostrar a él que estoy a su merced eso jamás. Una persona arrogante como él no se merece nada de mí. El beso no paraba y de un momento a otro deja su agarre de mis muñecas y coloca su mano en mi cintura haciendo que me pegue más a él. Todo iba bien hasta que... Se despega sin ninguna explicación dejándome con el Dios en la boca y el corazón a millón. Me mira atentamente sin decir una palabra y luego mira hacia la puerta por unos segundos.

— ¿Qué pasa? — pregunto cómo puedo al ver la cara seria que este pone.

Se despega de mi lentamente y sus ojos vuelven a iluminarse como siempre lo hacen cada que utiliza su poder, pero esta vez no duraron mucho.

¡DIOS SE VEÍA TAN GUAPO!
¡Concéntrate azul!

— ¡Azul! — Escucho la voz de Víctor afuera de la recámara.

¡Me levanto rápidamente de la cama y voy a abrir la puerta, estaba roja como un tomate espero y Víctor ni lo note!

— Sí?!

— Sabes dónde está.... — no termina de decir y Eros aparece detrás de mí de brazos cruzados. La expresión de Víctor fue muy obvia y mis ganas de esconderme de la vergüenza no faltaron — ¿Ya lo sabes?

— Si. — responde Eros y yo sin entender nada. — Estará aquí muy pronto.

Vuelve y dice Eros y la cara de preocupación de Víctor crece, estos caminan lejos de la recámara y como niña pequeña los sigo, estos se dirigían hacia donde Vrol el cual tenía a muchos de los habitantes dándoles armas.

— ¿Qué pasa? — pregunto, pero todos me ignoran.

— Mandaré tantas hadas como pueda a la entrada principal. Los demás se quedarán para hacer la retaguardia. — específica Vrol pasando Armas a los habitantes los cuales correteaban por todo el pasto verde y traía antorchas.

— Manda algunas aves arriba y las magas deberían dividirse sería bueno que no todas esté en un mismo lugar.— habla Eros.

— Tienes razón. Deberías sacar a Azul de aquí lo más rápido que puedas.

El Deseo del Olimpo 𝐈.  Ⓒ  [Blue Fortress]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora