Capitulo 14: Marca de Agua.

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— Por aquí, Ven. — Habla el Rubio a un costado de mí.

Los pasillos de este enorme castillo eran alucinantes robaban toda mi atención.

— Ocurre algo?

— No... solo que, Ya sabes nunca había tenido hermano y de repente ya tengo uno ¡y es un rey!...

— De hecho, tienes cinco... — Me sorprendo ante su respuesta. — Tranquila, todos son amigables... excepto uno, Tritón, pero no tienes que preocuparte por él.

Entramos a una sala llena de espejos o mas bien espejos de agua.

— Puedes explicarme que es la marca de agua en realidad? Eros ni siquiera se ha molestado en decirme.

— Zeus creó las marcas para identificar cada reino. cada reino tiene una marca en especial, es como una pequeña información de ti... y es importante porque debido a ella obtendrás, Títulos o fama entre los dioses... claro que tienes que esforzarte por ello. 

— Entonces, La del Olimpo es el relámpago?

—Si, pero a diferencia de los demás reinos, todos los dioses y reyes tenemos el relámpago de Zeus para recordarnos que a pesar de tener reinos diferentes, Zeus es el Dios supremo, su palabra es la verdad.

Este me toma de la mano una vez nos pusimos en el medio de todos los espejos, viendo nuestras siluetas infinitamente.

— Si Eros te trajo aquí... es porque ya eres lo suficientemente fuerte para aguantarla.

Destellos y un lazo nos empezó a rodear.— Tus deseos más profundos verás... pero también tus miedos más peligrosos saldrán.— Dice y hace que cierre los ojos para luego darme cuenta que ya no estaba junto a él.

Estaba en casa... Con mamá y mi abuela, tomábamos el café viendo la tele, luego veo a Víctor llegar y traer comida latina. Las sonrisas de los tres me hicieron desvelarme y sentir tristeza. Como de costumbre Víctor hacia sus chistes malos y reíamos de lo malo que era.

Si tan solo pudiera retroceder el tiempo, las cosas cambiaría... yo cambiaria cada una de ella.

Las risas se hicieron más fuertes y tenebrosas que logran sacarme de mis pensamientos. Fui haciéndome para atrás y los ojos de todos me voltearon a ver para luego cambiar su forma a demonios.

— No... No no no.— digo mientras veo como toda la habitación se torna negra, escenas de mi abuela muerta se empezaron a asomar, la de mi madre también. Y volvieron los gritos... el odio, la depresión y cada sensación que había sentido esos momentos, me derrumbó en el suelo mientras las bestias seguían acercándose.

— M-mama...

Era lo único que podría pronuncia, empiezo a balacearme de un lado mientras me cubría con fuerza los oídos para no escuchar los gritos de pena. Era horrible!

Todo se derrumba nuevamente y se vuelve tornarse todo negro, lo único que podía ver era mi reflejo el suelo tan negro. ¿Que era este lugar? Veo mi alrededor y sigo sin ver nada, pero de pronto todo se vuelve a derrumbar y Justo ahora me encontraba en Parthenon con Eros. Podía presenciar como este tomaba mis mejillas y acercaba mis labios a los de el... mientras mi yo acariciaba su firme abdomen.

— ¿Disfrutas de la vista?

Me espanto al escuchar la voz de Eros Justo a mi lado. Ahora habían dos Eros.

— ¿Sabes por que odio a los humanos? — Sus ojos estaban completamente negros, pero no retrocedo. — Son estupidos... piden misericordia pero dejan morir a los suyos, piden perdón pero vuelven a pecar... no valen nada.

El Deseo del Olimpo 𝐈.  Ⓒ  [Blue Fortress]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora