Perdóname.

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Eran alrededor de las 13:00 pm y mi turno en Starbucks estaba a punto de comenzar, con la suerte de que hoy Sara tenia su día libre y no iba a tener que verla, ya que desde lo que paso en mi casa y prácticamente la eche, no volvimos a hablar, tampoco estaba con ganas de dar explicaciones.

- Hola Lou ¿Qué pasa? Estoy en el trabajo y no puedo atender llamadas

- Ya lo se perdón, pero creo que con esta noticia me vas a perdonar

- A ver dale suelta, que me van a retar

- Luisita va a dejar a Sebastián

- ¿¿¿QUEEEE??? ¿Y cómo sabes vos esos?

- Me conto María que esta mañana Luisita fue a hablar con ella y le dijo eso

- Wow no lo puedo creer, de todos modos, no quiero ilusionarme, gracias por contarme sis, te dejo que tengo que seguir trabajando. Adiós te quiero

Sin dejarle lugar a replica a mi hermana corte la llamada, estuve tentada a escribirle a Luisita, pero no sentí que correspondiera.

El día se me estaba pasando bastante rápido, el café estuvo tan concurrido que no tuve tiempo de descansar un rato, cerca de las 16:30 pm y con el lugar un poco mas vacío me puse a limpiar las máquinas de hacer café, era un toc para mí, no podía trabajar en un lugar el cual este sucio o desacomodado.

- Bueno, si hubiera sabido que las baritas eran tan guapas hubiera venido antes

- Que tonta sos – Dije mientras me giraba hacia la barra, su voz era inconfundible – aparte Luisi que venís todos los días

- Es que el café de acá me encanta que decirte

- Lo sé, siempre te gusto... ¿Luisi puedo hacerte una pregunta?

- Suelta

- ¿Es verdad que vas a dejar a Sebastián? – mi voz apenas salió, tenia tanto miedo a la respuesta que me daba miedo hasta escuchar la pregunta

- Si – pero ella me escucho – no pienso volver a perderte

- ¿Me estas hablando en serio? – Mis ojos se llenaron de lagrimas

- Jamás hable mas en serio en mi vida, no llores por favor y ahora tengo que irme, que acá estoy molestando y me queda la ultima hora de clases todavía

*NARRA LUISITA*

El día de cursada ya había terminado, estaba agotada física y mentalmente, pero todavía faltaba lo mas importante del día, me fui caminando hasta mi casa, estaba estirando lo más que podía la situación, los nervios me estaban matando. Quería mucho a Sebastián, pero el no era Amelia y jamás en mi vida pude querer a alguien al nivel que lo hago con ella.

Al llegar al departamento las luces estaban parcialmente apagadas, había un poco de música romántica y en la mesa se podía ver como estaba adornada para una cena de dos y velas iluminando el ambiente.

Dejé mis cosas donde pude y me dirigí al salón, no había nadie, llame a Sebastián y ahí apareció el, vestido con un pantalón de vestir color azul oscuro y una camisa negra con puntos blancos, no voy a mentir, estaba hermoso, pero la situación no dejo de sorprenderme. En mi cabeza lo único que se repetía una y otra vez era ''Luisita se fuerte'' ''Vos podes''

- ¿Qué es todo esto?

- Quería pedirte perdón, por haberme comportado así, por haberte echado de casa a la madrugada y por lo violento que me puse, vos no te lo mereces

Volviendo a ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora