La Bestia Con Flores [RyomenSukuna×Lector]

#04

«...HISTORIA DEL PASADO...»

_Los días en un abrir y cerrar de ojos ya habían pasados,aquel pequeño y regordete bebé era muy tranquilo,ya no suele llorar tanto,ni en el día ni el la noche,sus nanas lo adoran,razón por la que lo miman y cuidan tanto.

_Aunque la maldición siempre solía ir a verlo apenas la luna se dejaba ver, trayendo al hermoso anochecer, debes en cuando la maldición traía consigo pequeños presentes,velando por su sueño siempre, cómo lo estaba haciendo en este preciso momento.

_Ryomen se encontraba sentado en forma de indio en el piso,con uno de sus brazos inferiores meciendo con suavidad la ahora nueva cuna,mientras que tarareaba una melodía,no estaba preocupado por ser escuchado,por qué después de todo nadie se había tomado el tiempo necesario para quitar aquellos viejos sellos y además no dudaría en matarlo.

_Dejo de tararear al sentir como la respiración del menor era lenta y tranquila se había dormido.
Ryomen recostó todo su ser en el frío piso, sus rojisos ojos se quedaron fijos en el techo su cabeza estaba siendo acunada por una de sus grandes manos,inevitablemente un suspiro abandono sus finos labios.
Las ganas de tomar y llevarse al menor para tenerlo oculto de todo el mundo aún permanecian,palpaban con fuerza sobre su pecho,pero por más que quisiera no podía hacerlo.

_Haber estado viendo el techo todo ese tiempo le había causado sueño,poco a poco sus iris se fueron cerrando,su marcada mandíbula se abrió a más no poder y de esta un gran bostezo salió, inconscientemente se acomodo mejor en aquel frío lugar y sin más callo en los brazos del morfeo.

¿Cuando había sido la última vez que lo hizo..?

¿Y por qué se sentía tan maldita mente exquisito?

_A su inconsciente pensar,era lo mejor que hasta ahora había hecho.

_El ambiente se encontraba algo caliente y eso era bastante irónico debido a que nos encontrábamos en el medio del bosque,sin ninguna fogata a la vista y con nada abrigador,además de el hecho que nuestras ropas se encontraban esparcidas a nuestro alrededor.
Deje de perderme en mi loco mundo cuando sentí unas caricias en mi mejilla,(por no decir que eran unas palmadas un tanto fuertes).