Capítulo 13. "Cita"

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—¡Por favooooooor! —pidió de nuevo, entonando su voz más fuerte que la última vez.

—No. —volvió a contestar la misma respuesta. Sus brazos estaban cruzados. Miraba con dureza bajo él a la muchacha.

—Ou. ¿Que te parece ahora? ¡Por favoooooooor! —repitió nuevamente, pegándose casi contra su pecho juntando sus manos en forma de rezo.

—Que lo vuelvas a preguntar segundos después no hará que cambie de opinión, Uraraka-san. —finalmente cerró sus ojos en señal de derrota mientras se dejaba caer en su hombro. Por todo el desayuno y almuerzo estuvo tratando de convencer a Lida para ayudarla en su entrenamiento, pero todos sus intentos eran opacados por una suave reprimenda de parte de peli azul.

<<Eso va contra el programa escolar. No puedes agregar nuevas actividades sin antes consultarlas con el maestro encargado>>

<<Uraraka-san, un trabajo así hará que te desgastes en exceso>>

<<Uraraka-san, pensábamos en organizar una reunión para hablar sobre un tema en común. ¿Te interesa pasar a las ocho treinta en...? Bueno, veremos otro día para que te puedas integrar>>

<<Podemos hablarlo con Aizawa-sensei si tanto te interesa. Será un nuevo comienzo para re-integrarnos al compañerismo y...>>

Pero luego volvió a interrumpirle para que no mencionara lo que estaba evitando de nuevo. Quería que fuera algo más privado. Donde no la juzgaran y pudiera dejarse llevar hasta explotar su potencial. Que alguien más allá de sus amigos se enterara era contra producente retomando en cuenta las acciones que ansiaba tomar.

Terminó por irse de su lado cuando Yaoyorozu le saludó sosteniendo una canasta de ropa limpia; preguntó a la joven si asistiría a sus clases de apoyo pero dió una rápida excusa (esta vez había sido que tendría una llamada con sus padres), Lida extrañado -y algo alterado- cuestionó sobre las clases que esa misma noche quería llevar con el, se despidió de ambos y salió huyendo hacia su recámara con un nudo en el estómago. La comida tendría que esperar.

Pasó las últimas horas pensando en quien más podría ayudarla pero, ¿quien podría ayudarla en algo así? Alguien a quien no le importara su situación y la dejara ser, actuando como un cómplice sin repercusiones. Eran contadas las personas a quienes podía acudir.

Llegando las siete de la tarde, se dió un baño y bajo para tomar la cena con los chicos, esperando lograr convencer a alguno de los que tenía en mente.

Esa noche la cena sería camarones empanizados y arroz. El olor tan rico que bailaba en su olfato era magnífico. Estarían acompañados de un aderezo casero preparado por Denki y Sero.

Él hambre y el aroma despertaron el apetito de la castaña que no sabía que tenía. Sin querer, su mirada se quedó absorta en la comida y como nunca comenzó a comer cuando Denki dio el permiso para devorar los mariscos fritos junto con el delicioso arroz. El aderezo olía a pepino con algo picante.

Iba por su cuarto camarón cuando Tsuyu (que estaba sentada a su lado) le pidió que le pasara la jarra con agua delante de ella. Su mente reaccionó y con camarón entre su lengua, boca y dientes le preguntó.

—Om. ¡Yuyu-shan! ¿Qué harash desjpueshh? —preguntó en voz baja, con los palillos remojando la fritura en el aderezo. Migajas volaron por la mesa y los cercanos a ellas (Momo, Bakugo, Sato y Tokoyamk la vieron desagradados por la escena). Asui paseó sus grandes ojos por los comensales y luego dejó caer sus palillos al suelo.

—Ochaco-chan ¿me ayudas a buscarlos? Ven kero . —la jaló con ella llevándola bajo la mesa. Uraraka seguía masticando cuando se ocultaban bajo la madera con el mantel frutal—. ¿Te pasa algo? Siempre tragas antes de hablar Ochaco-chan, kero.

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