Señorita Emi... por Dios, perdón, debí yo debí tocar me retiro...
Al escuchar a Ana me solté de forma abrupta de los brazos de Frederick, tanto que casi caigo al suelo, el logro sostenerme y comenzó a reír, nunca lo había escuchado reír de esa manera tan libre y relajada, fue tan contagioso que comencé a reír de igual forma. Frederick tomo mi rostro y me miro a los ojos de una forma que no se como describir y con esa acción me dijo.
- Emilia Serina Mitchells, no se en que momento me enamore de ti, no se en que momento te instalaste en mi mente y mi corazón, pero ahora no sales de mis pensamientos, eres mi primer pensamiento al despertar y mi ultimo al dormir, se que no he sido el caballero que mereces se que he sido soberbio, tosco, grosero y muchas mas cosas, que te juro me arrepiento.
- Fre...
- No, espera déjame terminar... trate de todas las maneras posibles de alejarme de ti y alejar mis pensamientos de ti, pero con los días las horas esos pensamientos alimentaron sentimientos y ahora no se como callarlos, necesito tenerte a mi lado para encontrar paz, la paz que perdí cuando mi hermanita fue secuestrada, se que pedirte me esperes es demasiado, no se si algún día logre encontrar a mi hermana, pero Emilia mi corazón, a qui hoy se postra a ti y te rinde su lealtad eterna, prefiero morir y perder todo, antes de estar lejos de ti un segundo más. soy egotista y te revelo mis sentimientos con la esperanza que me correspondas, se que ante toda esta confesión hay un trasfondo pero necesito saber cuales son tus sentimientos hacia mi, debo morir desde ahora o debo luchar por vivir, Emilia Serina Mitchells, pon la cerradura que hace falta para terminar encerrando en tus manos este corazón o libérame de esto que me ahoga de forma continua.
- Frederick, yo... yo
- Hija, Frederick ¿todo bien por aquí? ¿interrumpo algo?
- No Esteban claro que no, ya termine de curar la mano de Emilia
- Muy bien, vamos a comer que muero de hambre
- Esteban tu siempre tienes hambre
- Padre, quisiera hablar con Frederick
- Emilia vamos a comer y luego tomamos el tiempo, ¿si?
- Esta bien, vamos
Me sentía en un mundo sub real, no podía dejar de pensar en la confesión de Frederick, si mi padre no llega me hubiese lanzado a sus brazos, pero.. el tiene razón,, tras todo hay un trasfondo y eso es que yo seria la querida de el, su amante y no quiero eso, pero... que debo hacer, si me siento de la misma forma que el.
- Hija ¿no tienes hambre?
- ¿He?
- Estas distraída no has probado bocado
- No Tía, es solo que...
- ¡¡Permiso!!
- Señores perdón, no pude detenerla
- Esta bien Camelia no te preocupes
- Buenas noches damas y caballeros y amado mio
- Analí
- Si mi amor, tu futura esposa
- Analí ya que has entrado de manera tan... apresurada a mi casa sin ser invitada, permite pedirte por favor siéntate come con nosotros
- Isabela muchas gracias.. para mi...
- Isabela, gracias por tu fineza pero mi prometida y yo nos retiramos en este instante
- Querido pero...
- Nada, Analí, vámonos suficiente vergüenza me has hecho pasar
Todo fue tan rápido, Frederick se iba con su prometida, exacto su prometida sea por las razones que sean el no es libre.
- Me disculpan por favor, no me siento bien, subiré a mi recamara
- Hija, pero...
- Isa, no, deja que vaya a descansar
- Gracias padre
Llevaba mi cabeza con dirección al piso, no quería vieran mi rostro, el rostro de una estúpida, fui a mi recamara y hubiese querido quedarme ahí para siempre, pero no podía.
Después de esa noche Frederick me evitaba, quizás era lo mejor para los dos así que no insiste en querer hablar, los días pasaban, el señor Renwood encontró a la familia de Katherine y en el mas profundo de los secretos fue devuelta con su familia, ese momento fue tan lindo, ver que sus padres aun guardaban la esperanza de reencontrarse a pesar del tiempo y de las pocas posibilidades, eso me hizo recordar a mi madre y me hacia preguntarme porque ella me odiaba tanto.
Entre trabajo, preparativos para la llegada de mi madre, hermana, cuñado y sobrinos y mis luchas internas, fui pasando los días.
Un día iba tan inmersa en mis pensamientos que no se que caminos tome y termine perdida me asuste un poco, pues estaba oscureciendo y no me sentía tan bien como hubiese querido, me sentía mareada, débil así que camine un poco mas lento pero todo comenzó a darme vueltas, pero no deje de avanzar, no podía desmayarme ahí, así que seguí y seguí, comencé a escuchar pisadas de cascos y relinchos de un caballo, quería esconderme pero ya no podía mas, mis piernas flaquearon y caí de rodillas, ya todo sonido era en eco, me percate el caballo acelero su paso, no se que mas paso de eso porque todo se puso negro.
Todo estaba oscuro, pero escuchaba un caballo inquieto y una voz muy grabe que lo calmaba, me senté de golpe , asustada, estaba en una cabaña, temí lo peor, escuche pazos y vi la puerta abrirse solo pude dar un pequeño grito ya que nuevamente todo empezó a darme vueltas. y ahí esa voz grabe nuevamente.
- Niña calma, no te hare daño
- Quien es usted
- Tienes una muy mala memoria
- ¿Nos conocemos?
- Eres igual que tú madre
- Perdón
- Señorita Emilia, soy Franco Giordano, quien te regalo unos caballos hace algunos meses
- Señor Santoro, no sabia su nombre completo
- Santoro era mi bis abuelo
- Oh disculpe me yo no...
- Tranquila, me conocen como Santoro porque mi finca se llama Santoro
- Entiendo, yo quizás deba irme
Niña, calma no te hare daño, estas muy mal y afuera ya llueve y es demasiado tarde
- Mi padre mi tía
- No te preocupes ya mande por ellos para que vengan a recogerte
- Gracias
- De nada niña
- Señor...
- Llamame Franco
- Franco usted menciono a mi madre, usted la conoce
- Espera, escucho un carruaje seguro ya vienen por ti y Emilia fue un placer conocerte
Franco salio de la habitación y luego regreso con mi padre tras el, quien me tomo en sus brazos, sin decir una sola palabra, me saco de aquella cabaña, vi como mi tía sin decir una palabra pero con ojos de agradecimiento veía a Franco y este con un asentimiento correspondía a ese agradecimiento, sin palabras así se comunicaban vi una conexión especial o quizás era mi propio malestar que me hacia ver cosas.
No se que me pasaba, era como si mi mente estuviera en otro lugar pero mi cuerpo estuviese presente solo que no me obedecía, mi padre me llevo a mi recamara y me sumergí en un sueño profundo.
