VI

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Pocas veces viaje en barco y distancias muy cortas, esto de viajar al otro lado del mundo es diferente, totalmente diferente, los primeros 3 días mi estomago lo resintió mucho, El Capitan dice que son 15 días de viaje, agradezco al cielo mi estómago se haya establecido en poco tiempo.

Las cenas en el barco eran buenas relativamente tranquilas, a menos el mar estuviera agitado o hubiesen tormentas. Vi criaturas impresionantes ballenas, dijeron era el nombre, totalmente increíbles.

La familia del capitán eran muy agradables, los niños me contaban historias de sus viajes y me contaban como era America, una tierra de oportunidades le llamaban, eso me llenaba tanto de alegria como de nervios, pero no me arrepentía de mi decisión.

En el día 10 de nuestro viaje un barco nos interceptó y abordaron otras personas, 5 hombres y 3 mujeres, totalmente diferentes en sus ropas, lenguaje color de piel en algunos y color de ojos. Nunca estuve de acuerdo con la esclavitud y según comentarios 2 de esos 5 hombres lo eran, aunque según vi no eran tratados como esclavos y eso me alegraba.

Ya faltaba poco para terminar nuestro viaje, me sentía ansiosa. Estar en la borda por las noches y  solamente escuchar como el barco avanzaba y sentir la brisa marina y saber que estaba rodeada solamente de agua era algo terrorífico pero al mismo tiempo me gustaba, sin preocupaciones sin personas que sientan lastima por la tonta Emilia enamorada del ahora esposo de su hermana, no, no mas de eso.

- Señorita, no le da miedo estar sola

Esa voz me asusto tanto que por retroceder resbale torciendo me el tobillo y no pude evitar gritar...lo se lo se, dramático

- Por Dios señorita, es usted una tormenta de desastres

- Usted "señor" no debería asustar así a las personas

- No fue mi intención

- Se quedara ahí viendo me o me ayudara a ponerme de pie

- Pues esperaba se callara para ayudarle

Odioso, es la única forma de describir a ese individuo molesto.

Me puse de pie como pude, el dolor en el tobillo era muy fuerte, espero no habérmelo fracturado, seria el colmo con mis desgracias

- Frederick que pasa

- Alejandro, aquí la señorita se asusto resbaló y se lastimo

Todo eso lo dijeron en francés, que bueno que yo sabia francés

- Capitán, el culpable ha sido este señor quien ni se tomo la molestia de ayudar me a poner en pie

- Mia culpa, Alejandro

- Amigo amigo...señorita disculpe a mi amigo, vivir en la selva ha influido en sus modales

Después de ese nefasto encuentro fui trasladada a mi camarote del cual me fue imposible salir el resto del viaje.

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Eran las 7 de la mañana cuando tierra fue avistada, ya mi tobillo estaba un poco mejor y con ayuda de un bastón subi a proa quería ver la nueva tierra que pisaría

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Eran las 7 de la mañana cuando tierra fue avistada, ya mi tobillo estaba un poco mejor y con ayuda de un bastón subi a proa quería ver la nueva tierra que pisaría.

- Señorita, oh por favor no vaya caer de nuevo

- Señor, tan gracioso...no se preocupe ya no puede asustarme

- Oh eso es un alivio

Hablar con el me enfurecia ese sarcasmo ...lo aborrezco y que bueno nunca lo volveré a ver, con falsa sonrisa le dije

- Claro, tranquilo ya puede ir y hacer que otra persona se lastime

- Basta basta no peleen

- Quien pelea, la señorita aquí presente amablemente expresa lo que siente

- No lo soporto, señor...capitan podría ayudarme a bajar las escaleras asi voy a mi camarote a organizar mi equipaje

- Claro señorita Mitchells

- Gracias, usted si es un caballero...permiso señor Frederick

- todo suyo señorita Mitchells

Cuando baje del barco, fue un mundo nuevo...los aromas el idioma la vestimenta y clima y Dios santo que calor hace, que bueno que mi padre me advirtió y pude traer ropa mas o menos fresca, en Londres difícilmente se encuentra ropa así ya que ahí es muy frio.

No recordaba a mi tía yo era muy pequeña desde la última vez que la vi, así que con mi equipaje y viendo hacia todas partes tratando de encontrar un rostro familiar y mi tobillo adolorido camine un poco, tenia la dirección así que podría alquilar ...

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No recordaba a mi tía yo era muy pequeña desde la última vez que la vi, así que con mi equipaje y viendo hacia todas partes tratando de encontrar un rostro familiar y mi tobillo adolorido camine un poco, tenia la dirección así que podría alquilar algún carruaje y que me lleven.

En eso pensaba cuando escuche gritaban mi nombre

- ¡Emilia Emilia! Emilia Mitchells

Levante mi mano tratando que así me ubicarán.

- Aquí aquí

- Hija, al fin

- ¿Tía?

- Claro que soy tu tía muchachita

Y esa mujer con rostro amable me abrazo fuertemente

- Tía Eloisa

- ay no, no me digas así dime Isa tía isa aun soy joven

- Esta bien tía Isa

- Armando, Carlos; aquí, lleven las cosas al carruaje por favor... ho hija mía que alegría verte han pasado tantos años debemos hablar de muchas cosas, cuando tu padre me dijo venias como ayuda salte en un pie de alegria

- Tía, gracias la verdad tenia mucho miedo no te agradara

- boba no digas eso eres mi sobrina favorita, ven vamos a casa debes estar cansada  y hambrienta y ¿ese bastón?

- Tía es una larga historia en el camino te cuento

- muy bien, vamos vamos

Y así llegue a America...




La PianistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora