XVIII

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Desperté con el sonido de un piano, era una toda tranquila que me llenaba de paz y me daba alivio, no me moví, sabía quien era el que tocaba, Albert era especial tocando el piano, el transmitía la paz que lo caracteriza atreves del piano. dejo de tocar y lo escuche suspirar

- Ese suspiro tiene nombre y apellido

- Emi, despertaste al fin

- No dejes de tocar

- Debo avisarle a tu padre y tía han estado preocupados

- Solo he dormido hasta tarde

- No, has dormido por dos días

- ¿Que?

- ¿Recuerdas que paso?

- No, no recuerdo

- Te perdiste el señor...

- Santoro

- Si

- Ya recuerdo, por favor no dejes de tocar

- Emi

- Por Favor

Y Albert toco por mas tiempo y agradecí esa tonada, el piano era mi mundo de escape, donde podía ser quien era yo realmente.

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- Que tiene mi sobrina doctor

- Aparentemente no tiene nada

- Y como explica que durmió por dos días

- No se explicarlo

- Es estrés

- Señores perdon, no pude detenerlo

- Tranquila Ana sigue con tus tareas

- Mitchells

- Giordano

-¿se te ofrece algo?

- Vine porque supe la señorita Serina esta mal de salud

- Desde cuando te preocupa mi hija

- Por favor, no discutamos

- Franco

- Isabella

- Como les decía, la señorita Serina padece un grabe episodio de estrés

- ¿Y que podemos hacer para ayudarle?

- Solamente no debe someterse a emociones fuertes, descansar y comer bien

- Gracias Franco

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Difícil lo que pedía el señor Giordano, como no estresarme si mi bella familia ya había arribado a puerto y era cuestión de horas para verlos y por otro lado, Frederick del que no se absolutamente nada, odiaba las miradas de compasión que todos me hacían, me odiaba a mi misma por ser débil. 

Me quede sola en la habitación mientras todos estaban en los preparativos para el gran recibimiento, veía por la ventana a lo lejos una tormenta anunciando su llegada, así me sentía, una tormenta, estaba cansada de ser débil, todo iba a cambiar, a partir de hoy todo iba a cambiar, Emilia Serina Mitchells no sería mas la tonta enamora de imposibles.

A la distancia se veía asomar una caravana, ahí venían las personas que tanto daño me han hecho.

- Señortia

- Pasa Camelia

- Señorita, dice su tía que si se quiere quedar en la habitación esta bien ella la disculpará

- No Camelia, bajare, es mi familia la que viene

- Señorita ¿Se encuentra bien?

- Si ¿por que la pregunta?

- Se ve diferente 

- No te preocupes Camelia, estoy bien 

- ¿Le ayudo a bajar?

- Si por favor, te lo voy agradecer

- Señorita esta fría, debería abrigarse

- No te preocupes vamos

Cada paso era una tortura, me sentía tan tensa, pero era momento de afrontar mi pasado y liberarme.

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Camelia me dejo a las puertas del comedor, todos estaban ahí, escuche la voz de Valen y sentí un escalofrió, tome la manija de la puerta y ahí escuche la voz de Frederick, me detuve, no podía ser, en serio que la vida me amaba demasiado (reí por lo bajo), apreté la manija, suspiré y entre.

Silencio, eso fue lo que se formo en todo el comedor.

- Buenas tardes a todos, disculpen haya bajado tarde

Vi alrededor todos me veían y sonreí, era de esperar el comentario de mi amada madre.

- No has cambiado nada Emilia siempre una desconsiderada ni pareces una niña criada en sociedad

Apreté mis manos fue la primera vez que le respondí a a mi madre

- Gracias madre me alegra verte también a ti, te amo

- Que mal educada

- Bueno, basta basta, es hora de cenar

Mi tía interrumpía lo que seria una guerra de palabras, me dirigí a mi hermana quien estaba con Valen

- Hermana, cuñado... un gusto veles bien de salud

- Emilia querida, no puedo decir lo mismo de ti

- Basta, deja a tu hermana... Emilia sigues hermosa como siempre o quizás un poco mas

- Gracias Valen, es muy gentil de tu parte me alagues, pero mi hermana tiene razón, debo tener un muy mal aspecto... no te preocupes hermana ni nos cruzaremos en esta gran casa no tendrás que soportar mi presencia

- Emilia

- Valen, permiso seguiré saludando

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Salí del salón, necesitaba aire, ver a Valen fue, extraño, creí sentiría mil cosas, pero no sentí nada, nada más que lastima y repudio.

- ¿Estas bien?

- Albert, me asustaste

- Te vi salir y pensé necesitabas un amigos

- Si, lo necesito, que bueno te tengo aquí

- Y ¿que sentiste?

- Albert, no me ceeras, pero nada, no sentí nada, al menos de lo que creí sentiría

- Eso es bueno ¿no lo crees?

- La verdad si

- Vamos, que tu amada familia espera

- Que gracioso amigo

- Lo se lo se

....

Veía a todos hablar, me sorprendió ver a Frederick, Frederick hablándo con Valen

- Emilia

- Madre

- Deja de codiciar a tu cuñado

- Perdón madre

- Crees que no te acabo de ver como lo observas, respeta, ten decencia

- Basta madre

- Basta nada, te has vuelto una liberal como tu tía, una mujer suela

Y ahí en un par de segundos...abofetee a mi madre.

- No vuelas a referirte a mi tia de esa manera, MADRE

- Que acabas de hacer SOY TU MADRE

- MI MADRE, MI MADRE... MI TIA HA SIDO MAS MADRE EN UN PAR DE MESES QUE TU EN TODA MI MISERABLE VIDA

silencio, eso era lo que nos rodeaba, salí de ahí con mi mano temblando.





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