Capítulo 44:

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Briley se encontraba peinando a Bernalie, tenía que asegurarse de que ningún mechón de cabello se le saliera, por lo que le aplicó un poco de gel para el cabello y peinó los mechones cortos que caían en la frente de la pequeña. Le hizo una pequeña dona y le colocó un lazo fucsia de lentejuelas a un lado, y una vez que la niña estaba peinada, alcanzó una pequeña falda tutú rosado y se la colocó a Bernalie, que ya estaba vestida con medias panties y leotardo, ambos de color blanco, la niña se veía realmente hermosa y parecía muy contenta con su ropa.

-Oh por Dios, pero qué hermosa quedó nuestra hija con su ropa de ballet. -Bernard no pudo evitar tomar una foto de Bernalie.

-La ropa la hace ver tan pequeña, espero que no llore cuando lleguemos allá.

El sonido del timbre hizo sobresaltar a la pareja, Bernard bajó y en cuestión de un par de minutos volvió a la habitación y detrás de él estaba Jolie, su vestimenta era toda de color rosa, y su flequillo caía muy bien en su frente.

-Qué linda, ¿tu abuelita te peinó? -Preguntó Briley y la niña asintió.

- ¡Jolie! -Bernalie corrió a abrazarla.

-Bueno, ya nos podemos ir. Donna dijo que nos vería en la academia y no quiero que nuestra hija llegue tarde a su primera clase.

-Oh Bernard, estás tan emocionado, es temprano aún, así que no llegaremos tarde.

Luego de aproximadamente 20 minutos, la pareja llegó con ambas niñas a la academia, Donna les había enviado la ubicación. Bernard bajó a ambas niñas del auto y ayudó a Briley, ya que su barriga cada vez era más grande y pesada. Entraron al lugar y justamente en unas sillas que habían en el pasillo se encontraba Donna abrazado a Jonna, que lloraba sin parar.

-Jonna, mira quién vino.

La niña rubia levantó la cabeza y al notar la presencia de Bernalie, inmediatamente se levantó y corrió hacia su amiga, abrazándola. Mientras las tres niñas posaban para las fotos que Bernard les tomaba, Donna hablaba con Briley.

-Jonna estuvo llorando desde que llegamos hasta ahorita, le dije que si lloraba en la clase no iba a traerla nunca más.

-Debes dejar que se adapte, cada niño tiene su ritmo, te pongo el ejemplo de Bernalie, ella llora cada vez que la siento en el inodoro y su pediatra me recomendó dejarla ir a su ritmo porque aún está pequeña, en cambio recuerdo que Jonna cuando tenía dos años ya no usaba pañales.

-Pero a veces tenía accidentes, porque su padre cometió el grave error de forzarla a dejar los pañales, y no sólo le gritaba, sino que también le pegaba hasta que mi pobre Jonna se resignó.

-Oh vaya, no me habías contado eso, lo lamento mucho, ahora entiendo porqué Jonna es así...

-Es muy triste, no tengo cinturones en casa porque ella les tiene mucho miedo, y tampoco le pongo cinturón a ella, claramente recuerda cuando su papá le pegaba mientras yo estaba ausente trabajando.

-Pero viendo el lado positivo, Jonna ha mejorado notablemente, cuando la conocí no decía ni una sola palabra, y ahora cuando habla, lo hace de una forma muy madura.

-Todo ese avance es gracias a Bernard, ha sido su psicólogo desde que ella cumplió tres años.

-Sí, Bernard se especializó en psicología infantil, cada vez se hace más conocido y eso es un gran logro.

-Oye, ella es la profesora... -Donna le susurró a Briley, interrumpiendo la conversación.

Briley dirigió su mirada hacia una pelinegra joven que tenía aproximadamente su edad, llevaba a una niña rubia tomada de la mano, aparentaba alrededor de unos cinco o seis años de edad. La profesora se detuvo al notar la presencia de las niñas.

¿Un error o una bendición? 2Where stories live. Discover now