Capítulo 40:

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Jonna reconoció que el grito había sido de su mamá, por lo que se echó a correr, Bernalie y los demás no se quedaron atrás. Para cuando los pequeños llegaron donde los adultos, pudieron ver cómo Elvin quitaba cuidadosamente una iguana de encima de Donna. Las chicas se reían y señalaban un árbol.

—No sabía que aquí habían iguanas, pero ahora pondré a esta belleza verde en un árbol más seguro para que no vuelva a caerse. —Dijo Bernard, tomando a la iguana de las manos del pelirrojo.

— ¿Te mordió, mami? —Jonna se acercó, examinando a su madre en busca de alguna herida.

—No, mi amor. Sólo me asusté, las iguanas son inofensivas, se cayó del árbol justamente cuando yo venía pasando. —Explicó Donna.

— ¿Mordió iguana? —Bernalie se acercó, mirando con curiosidad a la mujer.

—Sólo la asustó, pero ven, vamos a jugar. —Jonna tomó la mano de Bernalie.

Bernard caminaba hacia otro árbol y Bernalie al notarlo quiso ir con él, así que soltó la mano de su amiga y lo alcanzó, parándose frente a él.

¿Quieres ver a la iguana? —La pequeña asintió en respuesta.

Bernard cuidadosamente se agachó y le mostró a Bernalie la iguana, era mediana y tenía un color verde claro con algunos detalles azules. Bernalie en lugar de asustarse, sonrió y cuidadosamente depositó un beso en la cabeza del animal, haciendo que su papá y las demás personas sintieran ternura, aunque al mismo tiempo estaban sorprendidos ante la valentía de la pequeña.

Más tarde cuando cayó la noche, todos habían ordenado y estaban dentro de la cabaña, se habían puesto de acuerdo para ver una película, pero como habían niños, todos coincidieron en ver una animada y luego verían una de comedia. Sorprendentemente, los niños estaban muy atentos y callados con los ojos fijos en la pantalla, se estaban divirtiendo con la película y algunos se reían de las caídas de los personajes, Bernalie era una de las que más se reía y señalaba la pantalla cada vez que algo le resultaba gracioso.

  Más tarde, todos los niños jugaban en una pequeña casita, riendo y tomando algo de unas tazas, Briley creía que no había nada en las tazas hasta que oyó a Jonna quejarse.

—Sabe raro. —Expresó, con cara de desagrado.

Briley inmediatamente se levantó y fue a echar un vistazo a las tazas, llevándose una gran sorpresa al ver que tenían tierra, recordó que los pequeños habían estado jugando en el jardín. Vació las tazas enseguida y las lavó, llenándolas con un poco de malteada, esta vez los niños sí disfrutaron y la chica los observó por unos segundos, sintió nostalgia al pensar que todos ellos crecerán, Bernalie estaba a punto de convertirse en hermana mayor, y después comenzaría el kinder, luego la primaria y después la secundaria. Briley sacudió la cabeza, alejando esos pensamientos de su mente. Iba a disfrutar de su pequeña hija todo lo más posible, ya que sentía que crecía muy rápido. Para ella se sentía como si Bernalie hubiese nacido ayer.

—Cariño. —La voz de Bernard la interrumpió. — ¿En qué piensas?

—Estaba mirando a los niños y sentí un poco de tristeza porque están creciendo muy rápido, ahora mismo son unos bebés y luego serán unos adolescentes, y al hacerse adultos harán su vida y dejarán su hogar.

—No pienses eso, ahora es que nos queda muchísimo tiempo para disfrutar a nuestra hija y al bebé que viene en camino. —Le dio un abrazo reconfortante y luego se agachó, besando su barriga.

—Oigan par de tortolitos, lamento interrumpirlos, pero los estamos esperando. —Apareció Elvin frente a ellos.

La pareja rió y se unió al grupo de adultos, conversaban y reían, pero no descuidaban a los pequeños en ningún momento. Para cuando comenzó la película, hubo silencio total, solamente se escuchaban carcajadas cada vez que ocurría algo gracioso en la pantalla. Pero no pasó mucho tiempo cuando Jonna y Bernalie corrieron hacia Christie.

¿Un error o una bendición? 2Where stories live. Discover now