Capítulo 10:

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 Briley se sintió molesta, ella sólo deseaba regresar a casa, quería ver a su familia, descansar y volver a la normalidad, nunca antes había tenido que pasar por algo como esto, estaba muy confundida, así que miró a los policías con mala cara y tomó asiento frente a ellos, esperaba que esto fuese rápido.

 —No quiero ser grosera, pero sería genial si procedieran ahora mismo, quiero ir a casa, estoy cansada, quiero ver a mi familia y ustedes me lo impiden, no tienen idea de cuánto he estado sin dormir como debería...

  — No es necesario que te enojes, ya hablamos con la detective, ella irá a tu casa mañana y se asegurará de que cambien tus cerraduras, le pongan seguros a las ventanas y te hará algunas preguntas, así que puedes irte, y no tienes nada que temer, Heiner está en el hospital bajo la vigilancia de diez policías, así no podrá escapar, en cuanto se recupere, estará en la cárcel para siempre, así que podrás vivir tranquila y si aún no te sientes segura, podemos contratar a un par de vigilantes para que cuiden tu casa, sólo si tú quieres.

  — Lo siento, el cansancio me pone de mal humor, y eso me parece bien, para mañana ya habré descansado lo suficiente, y eso sería excelente, me costaría conciliar el sueño sabiendo que ese idiota anda suelto y con una copia de mis llaves, y eso no será necesario después de que hayan cambiado todas mis cerraduras. No se preocupen.  — Briley dijo y sonrió un poco.

  — Lo entendemos, entonces a eso de las dos o tres de la tarde le diremos que vaya a tu casa con las personas que cambiarán las cerraduras, así que por ahora no hay nada más que decir.

 Los policías se pusieron de pie y Briley también, ambos le dieron la mano amigablemente y después se despidieron con la mano, Bernalie imitó el gesto y Bernard, quien la tenía cargada, se echó a reír. Cuando los policías dejaron el departamento, Briley se dirigió hacia Bernard y besó su mejilla, ahora por fin volverían a estar juntos como una familia junto a su pequeña hija, Briley pensó que tal vez sería buena idea finalmente vivir juntos, pues, eran una pareja y tenían una hija, así que no deberían vivir cada quien en su casa como lo han hecho hasta ahora. Pero por ahora no debían preocuparse por esas cosas, sino por regresar a casa e informarle a todos que ella y Bernalie seguían con vida y que ya estaban libres.

  — Bri, ¿en serio no has notado ningún olor?

 — No, creo que estar mojándome bajo la lluvia y estar expuesta al frío me hizo daño, ya tengo síntomas de gripe, de lo contrario, me habría dado cuenta enseguida de que Bernalie necesita un cambio de pañal, como toda madre, puedo detectar un pañal sucio a kilómetros, pero no con la nariz constipada.

  — Ahora todo tiene sentido. Yo iré entonces a comprar unos cuantos pañales para ella, y también algo de ropa, ya regreso. — Dijo Bernard y dejó a Bernalie con Briley.

  — Ya hablé con tus padres, aún estaban en el aeropuerto, les dije que no vinieran, que iremos para allá, así que esperarán en tu casa. Y Bernalie sí que apesta, deberías limpiarla.

 — Gracias, seguramente me preguntarán un montón de cosas. Y lo sé, Bernard fue a comprar pañales, me da miedo quitarle el pañal, limpiarla y que vuelva a hacer lo mismo, recuerda que no tiene más pañales y no quiero que haga un desastre en el piso o en los muebles, me sentiría muy avergonzada. Ya me puso en situaciones bastante vergonzosas antes, créeme. — Christie se echó a reír cuando Briley dijo esto.

  — Cierto, lo más probable es que cuando le quites el pañal, tenga una explosión volcánica o se haga pis, qué desagradable sería, esas cosas nos hacen darnos cuenta de que los niños no son tan tiernos como creemos, es decir, son tiernos y adorables hasta que tienes que cambiarles el pañal. Ah, por cierto, ¿cuántos dientes tiene ya?

¿Un error o una bendición? 2Where stories live. Discover now