PROPUESTA

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Ya era momento de bajar del auto, mis abuelos lo hicieron primero para luego imitar su acción, según mi abuelo sería una reunión corta, solo para inspeccionar unos detalles. Él iba primero seguido de nosotras de tras, no me gustaba esta posición, hacía ver que éramos menos que el mayor, por lo cual rodé los ojos algo irritada.

-No hagas caras, te arrugas- mi abuela dejó su mano en mi espalda por unos segundos para luego alejarse a saludar.

Ellos saludaban a un hombre algo mayor, no me fijé mucho pues recibía mensajes de mi papá o eso hasta que mi abuelo me llamó, saqué mi mejor sonrisa y saludé, llevándome una gran impresión, el señor era Marcelo Colucci, lo reconocí al ver a su hijo a su lado con una sonrisa fingida pero deslumbrante.

A ellos lo conocía, de las tantas fiestas que mi padre y su tía organizaban, claro que ellos también asistían, aunque había ocasiones en las que Luka asistía sin su padre.

-Eres Alienor, la hija de Diego

Aunque la afirmación parecía más pregunta solo asentí con la cabeza sin dejar de sonreír, escuché como una pequeña risa salía del joven que tenía a un lado, su padre le dio una mirada desaprobatoria y fingiendo una sonrisa volvió a tomar la palabra.

-No piensas saludar, ¿Luka? - Retó el señor Colucci, a lo que el menor dio un paso en frente con una sonrisa.

-Un gusto volver a verlo señor y señora Bustamante- se detuvo unos segundos dirigiendo su mirada chocando con la mía- Alienor, siempre tan resplandeciente- Tomó mi mano dejando un beso sobre este.

-Luka, es bueno verte- Sonreí sin dejar de verlo, sin duda algo tramaba, con lo poco que lo conocí sabía que algo tramaba, no era de dar cumplidos a menos que sea para sí mismo.

Luego de tan amena platica ingresamos al espacio que nos reservaron, la mesa era un tanto redonda por lo que estaba cerca a Luka y a mi abuela, iba tan concentrada en mi plato que no escuchaba a mi abuela hasta que me movieron del hombro.

-Disculpen, ¿Qué es lo que decían?

Vi como mi abuelo soltaba un pequeño suspiro dejando que el otro hombre mayor tome nuevamente la palabra.

-Me gustaría que mi hijo y tú salgan a citas, como una pareja

Parpadeé un par de veces tratando de procesar lo que el señor decía, sin querer solté una risilla dejando sorprendidos a mis abuelos, en realidad se habían pasado con ese tipo de bromas solo porque no escuché lo que dijeron con anterioridad.

-Lo siento si no escuché hace unos minutos, pero esta broma nunca me habían hecho

Miré a todos los presentes con una sonrisa hasta que la tuve que borrar al ver sus expresiones, miré a mi abuelo tratando de encontrar alguna explicación, pero estaba con su semblante serio, dirigí mi mirada a mi abuela y esta no expresaba nada. Me puse de pie soltando una risa sarcástica, miré a mi lado y Luka solo bebía de su copa como si nada pasara, hice una mueca mirando a los mayores.

-Esto es tan est…- Antes de poder terminar una mano me jaló para volver a sentarme. Miré a mi abuela confundida, esta solo negó con la cabeza. – Todos ustedes están confundidos si creen que aceptaré esta propuesta, no tiene ningún derecho a pedir o imponer esto.

Sin más agarré mi bolso y salí del lugar, estaba tan enojada que había olvidado que en esta ocasión el señor Martín no había sido el que había conducido hasta el lugar, iba saliendo del establecimiento como alma que lleva el diablo cuando escuché mi nombre, me giré viendo como Luka llegaba corriendo.

-Eres rápida para llevar tacones

-No estoy de humor Luka – Rodé los ojos fastidiada por lo que pasó hace unos minutos con mi abuelo y su padre.

-Oye tranquila, no es que si nos pidieran que nos casemos, aunque sé que quieres a alguien como yo en tu vida – guiñó el ojo derecho con una sonrisa, en ese momento solo quise tirarle el bolso contra la cara.

-Que imbécil – Solté girando en mi lugar y caminar saliendo del lugar.

-¿Con esa boca besas a tu padre? – corrió nuevamente para alcanzarme cuando me detuve esperando algún taxi.

-Con esta boca quisieras que te bese – Sonreí con burla levantando mi mano al ver un taxi disponible.

-No te creas mucho pequeña – Soltó con dureza

-No me creo mucho, sé que lo soy – Giré mi cabeza soltando un guiño en su dirección.

Antes de que responda algo me subí al taxi, inmediatamente cerré e indiqué a donde quería ir, no era exactamente a mi casa, iba a ir de compras para despejar mi mente, eso e ir por un helado.

La tarde pasó en llamadas de mis abuelos, a ninguno respondí hasta que me llamó mi papá preguntando donde estaba que mis abuelos estaban preocupados y otras cosas, al parecer no habían mencionado el tema que se tocó en el almuerzo.

Luego de quitar ese mal momento regresé a casa, todo estaba en paz hasta que al pasar por la recámara de mis abuelos los escuché discutir.

-Por poco derrumbas la vida de mi hijo ¿Quieres hacer lo mismo con el de mi nieta? – Mi abuela se escuchaba triste, pero a su vez enojada, como toda una madre dando la cara por los que más ama.

No te metas en esto Mabel! Es necesario que ella acepte para que Colucci pueda invertir, él tiene obligado a su hijo para que acepte, no voy a desaprovechar la oportunidad- Gritó mi abuelo votando Dios sabrá que, ya que se escuchó como algo se quebraba dentro.

Sin más solo me fui a mi habitación, había pasado algunas horas desde que escuché la discusión, al sentir pasos cerca apagué el celular fingiendo que dormía con la cara apoyada en la almohada con el cabello todo desordenado.

Traté de controlar mi respiración hasta que sentí como se sentaban en la orilla de la cama, por un momento sentí un impulso de querer salir corriendo o dar una patada estilo ninja al que interrumpió mi paz hasta que su aroma llegó a mis fosas nasales.

-Recuerda que todo esto lo hago por tu futuro

Sentí como se levantaba de la cama y se acercaba, acomodó mis cabellos y depositó un beso en mi frente.

Por mi cabeza pasaba una y otra vez lo que había mencionado, él lo necesitaba, mi abuelo necesitaba esto para su empresa. Escuché como la puerta se cerró y al fin pude votar todo el aire que había retenido, me acomodé mirando el techo, no sabía si aceptar o no.

¿YOU AND ME? || LUKA COLUCCI Donde viven las historias. Descúbrelo ahora