Capítulo 14: Daños inconscientes - Parte 1

618 70 10
                                    


Karasuno seguía avanzando en el campeonato estudiantil, representando a la región de Miyagi. En general se sentían satisfechos de su participación, y esa era también una motivación para seguir adelante. Ukai y Takeda estaban tremendamente orgullos de los adolescentes, a quienes vieron crecer, esforzándose por mejorar para integrar el equipo que actualmente podían presumir. Así fue como los adultos organizaron una salida grupal ese fin de semana, considerando no solo premiar a los muchachos, sino también hacer un encuentro para unirlos aun más.

Cuando le comentaron la idea a los presentes, tal como esperaban, la reacción fue explosiva. Todos festejaban emocionados y expectantes por unas mini vacaciones con su equipo deportivo... Bueno, casi todos...

"Lo siento, no iré." En el gimnasio gobernó el silencio ante las palabras serias del armador de primero. Incluso Hinata lo miraba algo incrédulo.

"Pero- ¿Por qué?" Noya preguntó contrariado.

"Tengo otras cosas que hacer durante el fin de semana."

La respuesta obviamente no era muy convincente. Además, el pelinaranja ya estaba conociendo sus costumbres y las de su familia, y Akira siempre lo hacía parte de sus pasatiempos familiares... o eso parecía, al menos. Por ello, estaba seguro que su pareja no tenía absolutamente nada realmente importante que hacer durante esos días. Pero... ¿Por qué estaría haciendo eso entonces?

La negativa de Kageyama no fue bien tomada por los adultos, quienes se sintieron ligeramente decepcionados. Sin embargo, otros miembros del equipo quienes realmente resintieron la actitud del joven, por lo que terminaron mirando con cierto reproche al pelinegro y, por más que Hinata quisiera rebatir, no podía culparlos... Después de todo, su pareja no tuvo mucho tacto para rechazar una invitación que su profesor y su entrenador se esmeraron tanto para poder organizarles.

Mientras se alistaban, Sugawara se acercó al pelinaranja para hablarle en confidencia.

"Oye, Hinata..." Comenzó para atraer su atención. "¿Hay algún problema con Kageyama?"

"No que yo sepa."

"Bueno, pero es que parece que tiene un problema con nosotros." El albino dijo en un tono grave, denotando que la situación también le molestaba. Hinata levantó los hombros con un gesto triste, sin saber que más hacer. "Hablaré con él mañana. Takeda-chan y el entrenador hicieron un gran esfuerzo para que se arruine por un berrinche tonto." Shoyo solo asintió en respuesta, cuando de repente su pareja lo llamó.

"¿Estás listo para irnos, Hinata?"

"Sí." Terminó de meter sus prendas al bolso, y así ambos se retiraron primero de la sala del club. Estuvieron caminando por varios minutos, cuando el pelinaranja decidió confrontarlo. "¿Por qué no quieres ir al paseo?"

"Tengo otras cosas que hacer..." Esa respuesta, tan desabrida, comenzó a irritar a Hinata.

"¡Ay, vamos! ¡No tienes nada más que hacer!" Dijo confrontándolo finalmente. "Si no quieres ir, ¿por qué no lo dices directamente?" Kageyama apretó los labios, sintiéndose frustrado.

"Ok... no quiero ir." Terminó diciendo en un tono molesto. "¿Feliz?"

"¿Por qué no quieres?" Kageyama rodó los ojos antes de responder.

"Porque no me da la gana."

"¿En serio esa es tu respuesta?"

"Sí." Ante estas palabras, Hinata no sabía si estaba triste, enojado, o desilusionado del pelinegro. Se suponía que iría a la casa de Kageyama a cenar, pero el solo pensar tener que aguantar la conducta de su pareja durante la velada lo agotaba enormemente.

"Bueno..." Replicó débilmente, dando por terminada la discusión, solo porque no quería seguir peleando.

En silencio, caminaron hacia el hogar de los Kageyama, y al llegar fueron recibidos por la siempre alegre Akira.

"¡Hola, chicos! ¿Cómo les fue hoy?"

"Muy bien, Akira-san." Respondió de buen humor Hinata, intentando contagiarse del aura cálida de la mujer.

"La cena está casi lista. Vayan a lavarse las manos."

Para suerte de Hinata, la cena no fue tan desagradable y realmente pudo pasarlo bien junto a la familia de su pareja. Cuando terminaron, Akira, en un dulce intento por consentir a su hijo y a él, hizo una propuesta.

"Hinata, ¿qué tal si pasas la noche?" Con Tobio ni siquiera se habían dirigido la palabra en toda la cena, y le llegaba a doler el estómago de pensar en compartir la habitación en esas circunstancias. Probablemente terminarían gritando y despertando a todos los demás que no tenían nada que ver.

"Muchas gracias, Akira-san, pero la verdad hoy no puedo." Mintió con pesar, intentando mostrarse agradecido por la consideración de la mujer. "Muchas gracias por su hospitalidad."

"Tranquilo, Hinata. Era por si podías. Para otra vez será." La rubia dijo restándole importancia.

"Iré a dejarte a tu casa. Ya es tarde." Anunció Miwa, yendo a buscar las llaves de su auto y sus documentos. Cuando el pelinaranja partió a buscar su bolso para retirarse, Kageyama se acercó ligeramente nervioso y con el ceño muy fruncido.

"Tú mamá siempre ha dejado que te quedes."

Curiosamente, la aseveración era tan deliciosamente irónica como para dejarla pasar.

"Solo tengo otras cosas que hacer." Kageyama entrecerró los ojos ante la respuesta.

"Es de noche... ¿Qué podrías necesitar hacer de noche?"

"Bueno, tal vez no me da la gana quedarme contigo hoy." No hubo tiempo para que ninguno de los dos reaccionara, cuando Miwa habló.

"¿Tienes todas tus cosas, Hinata?"

"Sí, Miwa-san." Y así el pelinaranja salió del hogar junto con la joven. Ambos se subieron al auto en silencio, y permanecieron así durante todo el trayecto hasta el hogar del muchacho. Justo cuando Hinata estaba destrabando el cinturón de seguridad, la pelinegra dijo algo por primera vez.

"¿Qué hizo Tobio para que no quieras estar con él hoy?" Miwa le hablaba serenamente, sin parecer molesta.

"Algo pasó en el club más temprano, pero no es grave en realidad... Solo que estoy algo molesto ahora con él y no tengo ganas de pelear. Mañana lo solucionamos." La pelinegra asintió lentamente.

"Ojalá... Como hace semanas lo noto algo más nervioso y hermético, no quisiera que además ustedes se pelearan. Él te quiere mucho, aunque a veces se comporte como un idiota." Hinata sintió como su enojo contra el pelinegro se disipara un poco ante las palabras de Miwa. "¿Te puedo sugerir algo?"

"Claro."

"No se vayan a dormir esta noche enojados. Mañana pueden hablar todo lo que tengan que hablar, pero con un simple mensaje podrían ambos dormir más tranquilos."

"Gracias, Miwa-san." Le dijo con sinceridad.

"Qué descanses, Hinata." El muchacho salió del vehículo y entró al jardín de su casa, viendo como el auto de la pelinegra se alejaba. Al entrar a su hogar, su madre lo recibió con una sonrisa.

"¿Cómo está Kageyama-kun y su familia?" La pregunta le generó una cierta sensación de culpabilidad.

"Bien..." Respondió asintiendo, intentando sonreír. "Iré a tomar un baño." Y así pudo ir a su habitación.

"...con un simple mensaje podrían ambos dormir más tranquilos."

Le costó decidirse en qué escribir, hasta que optó por lo más simple.

"Buenas noches, Kageyama. Mañana hablamos, ¿sí?"

Leyó una y otra vez el mensaje, preguntándose si estaba bien. Finalmente, presionó el botón de enviar y dejó el celular sobre la mesita de noche. Pasaron varios minutos en los que tomó un baño, dejó listo su bolso para el día siguiente y se preparó para ir a dormir. Cuando ya estaba acostado en su cama, revisó su teléfono. Esperaba que Tobio le respondiera...pero eso no ocurrió.

Crónicas familiares y de flechazos [Kagehina / Hinakage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora