Capítulo 19: Celos - Parte 2

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Habían pasado un par de días desde que Kageyama le entregó la carta de amor a Hinata. No hubo nada fuera de común, hasta que el armador pelinegro vio como su pareja entraba junto a Matsumoto al gimnasio donde se encontraban el resto de los integrantes del equipo. Rápidamente, Tobio partió hacia el pelinaranja, quien le indicaba a la chica donde podía sentarse, y lo tomó del brazo para llevarlo a un rincón del lugar.

"¿Por qué está Matsumoto-san aquí?"

"Ah, sí, pues... Hablé con ella, y está todo claro, para que estés tranquilo." Le aseguró atropelladamente Shoyo. "Y decidimos ser amigos." Dijo con una sonrisa de oreja a oreja... Sin embargo, el pelinegro estaba confundido.

"Pero... ella... se te confesó... ¿no?"

"Sí, pero ya te dije que aclaramos ese asunto. Y es muy agradable, sabe mucho de volley, sé que te agradará a ti también."

No... Tobio no era capaz de comprender lo que estaba pasando.

"No sé si me gusta esto..." Terminó susurrando mirando al pelinaranja.

"Kageyama, es una amiga. ¿De acuerdo? Tengo derecho a tener amigas." Tobio frunció el ceño ante las palabras frustradas de su pareja.

"¿Esto es... normal?" Preguntó sinceramente entonces el armador, ya que a pesar de querer confiar en Hinata, algo en todo eso sonaba tan pero tan extraño.

"¿Y por qué no? Matsumoto-san es muy amigable y simpática. Pero no tienes que ponerte celoso, en serio. Confía en mí." Dicho eso, partió al centro de la cancha, dejando a Kageyama solo en el rincón.

Durante la practica, la chica se quedó mirando con atención sus movimientos y ya una vez terminado el entrenamiento, Matsumoto se acercó a él para preguntarle sobre su saque con salto, emocionada por la habilidad del pelinegro.

"Es impresionante como controlas los tiempos para el salto y el remate." Decía la muchacha, mientras Tobio se conflictuaba. Solo por saber quien era, prefería que no estuviese ahí... pero Matsumoto era realmente alguien agradable, tal como le dijo Hinata. Recordando las palabras de Miwa, no sabía si podía detestarla porque le gustara el pelinaranja... Es decir, ¿¡quién podría culparla!?

¿Podía culpar a Hinata por querer ser su amiga? ¿Aun viendo lo entusiasta y amigable que era Matsumoto?

No... no realmente...

Entonces... ¿A quién podía culpar por sentirse tan mal con lo que ocurría?

 ¿A quién podía culpar por sentirse tan mal con lo que ocurría?

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Kageyama partía hacia su casa un día sintiéndose intranquilo. Pasaron algunos días en los que Matsumoto seguía presentándose en el gimnasio para compartir con ellos. Como comentó Hinata, ella parecía tener conocimientos del deporte, y siempre alababa sus habilidades, o bien le preguntaba sobre ciertos movimientos con genuino interés. Cada día que pasaba se le hacía más y más difícil detestar a la chica al notar lo brillante, amable y linda que era, lo que al mismo tiempo acrecentaba su preocupación sobre la insistencia de Hinata por mantenerla cerca de él. Todo era tan extraño, tan confuso, que no sabía como lidiar con ello. Mientras seguía con ese enredo en su cabeza, su celular comenzó a sonar y notó en la pantalla que se trataba de Miya Atsumu. Frunció el ceño, contestando la llamada confundido.

"Buenas tardes, Miya-san."

"¡Tobio-kun! ¡Qué formal eres!" Dijo Atsumu riendo. "¿Cómo has estado, santurrocito?"

'Santurroncito...' Kageyama pensó con desagrado... Realmente detestaba ese apodo. "Bien."

"¿Estás seguro? No te oyes del todo bien..." Miya señaló ligeramente divertido.

"Está pasando algo raro en la preparatoria, debe ser eso."

"Uhhh, cuéntame todo el chisme, Tobio-kun." El pelinegro frunció el ceño ante sus palabras.

"No quiero."

"¡Vamos, por favor!"

Kageyama consideró que tal vez no era tan mala idea preguntarle por la situación al otro chico y ver si podría orientarlo. Después de todo, él estaba en Tokio, no era como si hablara con sus compañeros tampoco.

"Mi pareja recibió una confesión de otra persona y ahora son amigos al parecer, y pasan harto tiempo juntos... Y no sé como sentirme frente a eso." No escuchó nada por un largo rato. "¿...Miya-san...?"

"¿Tienes pareja?"

"Sí." Otro momento de silencio se hizo presente. "¿Sigues ahí?"

"Ok. Wow... Lo siento, no me lo esperaba. Continúa." Contestó Atsumu curiosamente serio.

"Bueno, eso. Mi pareja me dice que no debe molestarme, que le dejó todo claro, y esa chica es agradable y todo, pero... no me gusta esto..."

"Es lógico que no te guste. No es como si estuvieses hablando de cualquier persona que se le acerca, sino de alguien que dejó claras sus intenciones."

"Entonces... ¿no es malo que me moleste?"

"¡Por supuesto que no! Lo malo es la falta de consideración de tu pareja. ¡Casi envidio su poca vergüenza!" Kageyama se vio a sí mismo lanzando un bufido divertido al oírlo.

"Gracias, Miya-san. Es bueno saber que no está mal lo que estoy sintiendo." Dijo aliviado el menor.

"Me alegro haberte ayudado." Atsumu señaló, para después cambiar totalmente de humor, resoplando con cansancio. "He estado taaan aburrido estos días."

"¿Por qué?"

"Toda esta semana es de actividades interculturales en mi preparatoria... Así que me escapé... ¡pero no hay nada que hacer!"

"Y si estás aburrido, ¿por qué no simplemente vas a las actividades de la preparatoria?"

"Pues, porque entonces me voy a aburrir más." Respondió como si fuera obvio.

"Ok..." Para Tobio, las respuestas de Atsumu no tenían mucho sentido, pero no tenía intención de discutir con él tampoco.

"¿Acaso no has visto esas actividades? ¿No me digas que tú realmente disfrutas de esas cosas?"

"No puedo decir que lo disfruto... Pero, es obligación participar, ¿no...?" Al otro lado del teléfono se oyó un bufido burlesco.

"Eres tan santurrón..."

Kageyama, por más que odiara el bendito apodo, debía aceptar que conversar con el otro armador lo estaba distrayendo de lo que lo agobiaba.

"Eres raro, Miya-san."

"¡¿Raro?! ¿Por qué me dices eso, Tobio-kun?" El pelinegro rodó los ojos con una pequeña sonrisa de medio lado al oír el tono de tristeza exagerado de Atsumu. Después de lanzar una risa, el rubio siguió hablando. "En fin... Solo quería saber como estabas." Dijo delicadamente.

"De acuerdo."

"Hasta luego, Tobio-kun."

"Hasta luego." Dicho esto, Kageyama cortó la llamada.

Pronto, el pelinegro llegó a su hogar y fue su madre la que salió a recibirlo.

"Hola, Tobio." Le dijo ella animosamente. "Llegué temprano así que decidí preparar pastelitos de queso."

"Ah, genial." El joven replicó con serenidad.

"Ven a ayudarme y podrás llevar unos a la escuela para que compartas con Shoyo mañana." Sin esperar una respuesta, Akira partió nuevamente a la cocina. Tobio lanzó una bocanada de aire antes de rápidamente lavarse las manos e ir a la cocina.

Crónicas familiares y de flechazos [Kagehina / Hinakage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora