Capítulo 2: La guerra por el televisor familiar - Parte 2

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Justo antes de que Tobio logró convencer a su familia de retirarse del lugar, no fue capaz de mirar a Hinata a la cara. Al día siguiente durante la práctica, era claro para el armador que al pelinaranja le molestaba algo, ya que desde que se encontró con los Kageyama permaneció callado, serio y pensativo. Sin embargo, no sabía con claridad toda la información que sus estúpidos padres habían revelado, y eso lo tenía bastante nervioso; necesitaba saber todo lo que le habían dicho para entender el inusual comportamiento el otro chico. Lamentablemente, por lo que logró extraer de la conversación con sus padres y de los comentarios nada graciosos de sus compañeros, no sería extraño que el más bajo concluyera que sentía cosas más allá de la amistad por él.

La verdad era que a él efectivamente le gustaba Hinata y no tenía ni la más mínima idea de como decírselo, pero sabía que debía hacerlo tarde o temprano. Ahora, gracias a su familia, sería temprano... y seguía sin estar preparado para enfrentar la situación.

Durante la práctica, la tensión entre los dos muchachos le causaba gracia a los demás, sobre todo a Noya, Tanaka y Tsukishima. Pero a medida que avanzaba el día, su aspecto nervioso e incluso deprimido (sorprendentemente por parte de Kageyama) les comenzó a preocupar. Ambos actuaban muy distinto a sus fuertes personalidades, manteniendo la vista baja y levantándola ligeramente para observar al otro, para luego retirarla antes de captar su atención.

Este comportamiento siguió durante un día más hasta que llegó el viernes, cuando estaba planeada la celebración del equipo en casa de su entrenador. Incluso el ambiente festivo y el tener a su disposición un gran banquete no lograba sacarlos de ese extraño estado. Ver el rostro serio de Hinata era extraño para todos, pero para el armador de primero también era una especie de señal de derrota.

'¿Acaso el pensamiento de que podría quererlo románticamente lo tiene así?' Justo en ese momento, el pelinaranja alzó la vista y sus miradas se encontraron por unos segundos. Rápidamente, Shoyo rompió el contacto para seguir comiendo pausadamente. 'No siente lo mismo por mí... por eso no puede ni mirarme, porque no sabe como rechazarme...' Pensó Kageyama con amargura, bajando su cabeza derrotado.

"Kageyama, ¿estás bien?" Preguntó Sugawara, quien estaba sentado a su lado en la mesa, mirándolo con preocupación.

"Sí..." Contestó de manera automática, pero luego consideró mejor su respuesta. "La verdad no me siento muy bien del estómago. Mejor me voy a casa." Dicho eso, se levantó dispuesto a irse inmediatamente. No quería comer, no quería despedirse... solo quería salir lo más rápido posible de ahí. Caminó a paso acelerado hasta la puerta principal, donde había dejado su bolso al entrar. Mientras el pelinegro terminaba de alistarse, aparece el dueño de casa.

"¿Kageyama? ¿Ya te vas?" Dijo sorprendido.

"Sí." Volteó para mirar directamente a su entrenador e hizo una pequeña reverencia. "Muchas gracias por su hospitalidad, lamento tener que marcharme temprano."

"No te preocupes por eso, pero..." Ukai lo miró con cierta suspicacia posando una mano en el hombro del menor. "¿Te sientes bien?"

"No me siento del todo bien, por eso me retiraré antes." Se explicó rápidamente. "Que esté bien." así dio media vuelta, tomó sus cosas y se fue.

"Emm... Tú igual." Alcanzó a decir el hombre antes de que la puerta se cerrara.

" Alcanzó a decir el hombre antes de que la puerta se cerrara

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Crónicas familiares y de flechazos [Kagehina / Hinakage]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora