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Sus frías manos recorrían cada parte del cuerpo contrario. Su pecho subía y bajaba por la excitación sin importarle siquiera los hipidos que el más pequeño soltaba, el solo quería satisfacerse una vez más con el paraíso que era el cuerpo de su pequeño "hermano".
— ¿Esta vez serás un niño bueno? — Preguntó dominante al Peli rosa, este solo asintió temeroso dejándose acariciar por él mayor.
Más lágrimas corrían por sus ojos mientras aquella pregunta volvía a resonar en su cabeza. "¿Como es que llegué a esto?"
Los últimos meses todo había sido un completo infierno, su cuerpo estaba cansado y su alma le pedía a gritos que terminara con ese sufrimiento pero... ¿Qué podía hacer?
Minho dejó de hablarle en cuanto se enteró que había "arreglado" su relación con el Peli negro. Jungkook no sospechaba nada, Baekhyun se había mudado poco después de que se graduara y sus padres casi nunca estaban en casa.
La única persona que sabía era Soyou, la chica de la limpieza, pero ella no podía hacer nada ya que también estaba amenazada por Namjoon...
Estaba solo y no le quedaba de otra más que soportar.
Las primeras semanas buscó la manera de detener todo, pero no consiguió nada más que golpes y más abusos a su cuerpo...Poco a poco empezó a creer que todo lo que Namjoon le hacia se lo merecía.
Si tan sólo no hubieran terminado...
Si tan sólo hubiera pasado por alto las infidelidades...
Si tan sólo no se hubiera enamorado...
Pero el hubiera no existe y tenía que enfrentar la realidad por más dolorosa que fuera...
Ya se había resignado a que Kim Namjoon nunca lo dejaría libre.
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A la mañana siguiente se levantó sin ganas, tomó una ducha y se vistió para ir al colegio. Mientras se miraba al espejo, intentando cubrir las marcas y los golpes con maquillaje, Soyou entró a su habitación, no quiso mirarla a pesar de que la chica lo observaba a él por medio del espejo mientras retiraba las sábanas llenas de sangre.
