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— P-Papá...
Namjoon fue interrumpido por una fuerte bofetada que lo mandó al suelo nuevamente, el señor Kim estaba que soltaba chispas por los ojos, su rostro se encontraba rojo de ira y hacía un esfuerzo casi sobrehumano para no moler a golpes a su hijo.
— ¡Lo Sabía!, ¡Sabía que un Maldito maricón como tú no debía estar cerca de JiMin!....
El mencionado sólo se hizo bolita en la cama, temeroso por la terrible escena ante sus ojos. Estaba tan asustado que pegó un grito de miedo y saltó de la cama cuando unos brazos lo rodearon.
Se tranquilizó un poco cuando se dió cuenta que era su madre, pero no quizo acercarse porque la mujer mostraba la misma expresión furiosa que su Padre.
— No debí dejarte entrar otra vez a esta casa — continuó el mayor de los Kim — ahora has enfermado a JiMin, lo has convertido en un Maldito raro como tú.
Namjoon no decía nada, no porque no quisiera si no porque su Padre no dejaba de propinarle golpes cada que abría la boca para querer defenderse.
— ¡D-Dejalo!, Namjoon Hyung no tiene la c-culpa de nada...
El señor Kim se dio la vuelta cuando escuchó la voz temblorosa del Peli rosa, estuvo a punto de lanzarle una bofetada pero fue detenido por su esposa.
— El no tiene la culpa... Aun estamos a tiempo de buscarle ayuda para que vuelva a ser normal...
— Y-Yo soy normal Mamá... Q-Qué me gusten los chicos no es ninguna enfermedad...
Esta vez no pudo evitar el golpe pero no fue su Padre quien se lo dio si no la mujer. Su rostro estaba rojo de la furia y sus ojos inundados de lágrimas y rencor, como si aquello que dijo fuera el mayor pecado del mundo.
— ¡Cállate JiMin!... Tú... Estás enfermo... Pero te encontraremos ayuda, y pronto volverás a ser normal.
Y como si no le hubiera golpeado antes, la señora Kim se acercó a abrazarlo, tal como hacia los primeros días que llegó a aquella casa y sufría de pesadillas..
Aquellos brazos en los que alguna vez Kim JiMin se sintió protegido ahora quemaban como fuego, así que de un empujón se soltó de la mujer y corrió hasta el Peli negro para abrazarlo.
— ¡Alejate de el JiMin! — exigió su Padre caminando con pesados pasos hacia ambos chicos para separarlos.
— ¡No!, no dejaré que lo sigas golpeando así...
Namjoon al escuchar aquello sonrió con amargura y de un suave empujón alejó a JiMin de su cuerpo, lo sostuvo por los hombros y antes de que el Peli rosa dijera algo lo besó suavemente en los labios.
