Un día con los hermanos

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Es una hermosa mañana de sábado cuando Leah se despierta y orando luego para dar gracias a Dios se dirige a la cocina donde allí se encuentra con su familia que esta desayunando.

Margaret: Buenos días Leah, ven siéntate.

Miriam: Buenos días hija

-Buenos días Madre, Margaret ¿Cómo están? –Contesta Leah. Buenos días Padre, -se dirige a Joseph.

Joseph: Buenos días hija. –Contesta el hombre mientras toma su taza de té para luego dar un sorbo.

Miriam: Cuenten me niñas, ¿cómo les va en la escuela? –Dice.

Margaret: Bien gracias a Dios realmente me estoy esforzando para sacar buenas calificaciones Madre. –Dice con emoción.

Joseph: Así debe de ser. –Dice. Y tu Leah, ¿Cómo te va en la universidad? –Pregunta.

Leah: Ah, bien Padre, a veces es difícil pero gracias a Dios que no imposible. –Dice. Padre, hoy debo salir así que volveré en la tarde iré con Margaret y los jóvenes de la iglesia a hacer algo ¿sí?

Joseph: ¿No deberían estudiar? –Dice con tono serio.

-Sí, sí, pero es solo un momento padre. –Dice Leah.

Miriam: Déjalas ir cielo, volverán pronto. –Dice mientras toca el hombro de su esposo.

-Miriam, ¿sabes porque las dejo ir? Porque prefiero verlas ahí que en otra cosa, pero ya sabes lo que pienso respecto a todo eso. –Dice Joseph.

Margaret: Padre, sé que pronto tu manera de pensar va a cambiar porque Dios tiene un propósito contigo, te amamos gracias por dejarnos ir. –Dice la niña mientras se levanta a abrazar a su padre.

Leah: Amen, así es. Te amamos Padre.

Esto remueve el sentimiento de piedra que tiene Don Joseph, fue conmovido y al ver que sus hijas lo aman a pesar de que es duro con ellas se arrepiente de tratarlas así.

-Realmente son diferentes mis niñas. –Dice en su mente Joseph.

-Bien, debemos ir a alistarnos, nos vemos luego Papas, los amamos. –Dicen Leah y Margaret.

Al ir camino a la iglesia ven a una cuadra más adelante a Enrique que se dirige también a la iglesia.

-Enrique. –Dice Margaret a gran voz.

Enrique: Oh, chicas, Dios les bendiga ¿Cómo están? –Pregunta.

Leah: Amen, Dios te bendiga más estamos bien, y ¿tu?

Enrique: Amen, Igual bien gracias a Dios... Qué bueno encontrarlas. –Sonríe.

Luego de caminar unos minutos llegan a la iglesia.

Josué: Dios les bendiga chicos, que gusto verlos.

Leah: Amen, igual nos das gusto verlos a todos ustedes. –Dice Leah feliz de ver a sus hermanos en la fe.

Dianette: Justo a tiempo llegan, vamos a orar que vamos a salir ya. –Dice. Enrique, por favor ¿nos diriges en oración? –Pregunta.

Enrique: Claro que sí. –Contesta. Bien oramos: Amante Dios, te damos gracias por permitirnos estar en este lugar, señor te pedimos que esta actividad sea dirigida por ti, para tu gloria y honra, que las personas que reciban estas donaciones de comida, medicinas y ropas sean en primer lugar curadas, alimentadas y abrigadas con tu Santo Espíritu, en el nombre de Jesús, amen.

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