Second Chances - Jinkook / Kookjin

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La primera vez que Seokjin conoció a Jungkook, tenía trece años.

Nunca había sido alguien que diese los primeros pasos al momento de socializar, de hecho sus pocas amistades contadas con los dedos de una mano, no habían comenzado por iniciativa propia.

Él normalmente estaba al otro lado del arroyo, ocupado con sus propios pensamientos; ¿Qué va a comer cuando llegue a casa?, ¿Cuántos pasos le tomará llegar a la tienda de cómics? o ¿Cómo es que se llamaba esa serie que vio hace dos meses pero dejó de verla porque empezó a tornarse aburrida?

No se consideraba una persona introvertida, pero nunca había sido el más proactivo al momento de hacer amigos. En la escuela sin embargo, era muy fácil mantener una comunicación, así sea bastante superficial con sus compañeros.

Aún recuerda la primera vez que conoció al niño más sociable de segundo de primaria; Park Jimin, un pequeño de mejillas regordetas, que hacía amigos fácilmente gracias a los dulces caseros que preparaba su madre y que repartía todos los días en clase. Seokjin tuvo que admitir que eran deliciosos, motivo por el cual debido a la insistencia del chico, las primeras veces permanecía a su lado para ser el primero en probarlos.

Conforme pasaban los días, los dulces dejaron de parecerle demasiado interesantes y los ojos de Park Jimin se volvían más y más amables con él. A Seokjin le parecía adorable presenciar cuando el chico caía al piso por reírse demasiado y cuando se avergonzaba por las cosas más simples del mundo y ver sus mejillas regordetas apretarse y sus ojos desaparecer cuando en su boca se formaba la sonrisa más grande que había visto jamás, era algo que lo mantenía en paz.

Seokjin había encontrado un amigo a los ocho años, su primer mejor amigo. Park Jimin.

Nadie los había separado durante la primaria. Seokjin siempre había sido un poco más calmado, pero no terminaba de sumarse a las locuras que Jimin siempre proponía. Park Jimin a diferencia suya, tenía una gran cantidad de amigos, hablar con él siempre era fácil y caer rendido por su amabilidad constante y empatía eran probablemente los motivos para que sea tan fácil hacerse amigo de él.

— Pero tú siempre serás mi mejor amigo, Jinnie — Había dicho el menor. Seokjin le creyó, porque Park Jimin podría ser un pequeño desquiciado, pero él no era un mentiroso.

Dos años después, un niño nuevo ingresó a su clase, Kim Namjoon.

La primera vez que Seokjin habló con él, tenía diez años, casi comenzando el año escolar y precisamente, un fin de semana.

Su madre y la de Jimin habían ido al centro comercial, llevándolos consigo como lo hacían cada dos fines de semana al mes desde que eran mejores amigos. Solían reunirse en casa de alguno de los dos, mientras sus madres tomaban vino o café, dependiendo de cómo se encuentren emocionalmente. Seokjin había estudiado la situación y con Jimin habían llegado a la conclusión que tomaban vino cuando estaban felices y café cuando estaban cansadas.

Algunas veces, iban al cine, al supermercado o cualquier otro establecimiento que a ellas les permita conversar y a ellos, distraerse. Esta vez, habían ido a un centro comercial nuevo que abrieron en el distrito donde vivían. A Seokjin le gustaba mucho la calle de su casa, era un pequeño suburbio cerca a Gangnam, que su papá había heredado de su abuelo. El vecindario no era tan lujoso como el distrito vecino, pero era tranquilo y acogedor y mucho más silencioso que vivir en el centro, dónde vivía Jimin.

Hace unas semanas, había oído de sus compañeros que en el nuevo centro comercial, abriría una tienda de cómics, por lo que no podía permitir perderse esta inauguración por nada del mundo.

Los cómics probablemente eran una de sus aficiones, pero aprovechaba además de comprar algunos videojuegos que vendían en la misma tienda si su madre se lo permitía.