Capítulo 30

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Si a Jungkook le hubieran dicho hace años que estaría recostado en la cama de Seokjin hyung, besándolo como si no existiera un mañana, no se lo habría creído jamás.

La primera parte de esa frase podría haber sido bastante creíble.

"Recostado en la cama de Seokjin hyung", eso era algo que solía hacer antes de que empezara a tener sueños raros con su mejor amigo, solían jugar videojuegos en la habitación del mayor y hacer pijamadas en donde se llenaban de golosinas hasta las tres de la mañana, que es cuándo solían empezar a contar historias de terror.

La última parte de la frase... esa es la que lo volvería completamente loco.

"¿Besando a Seokjin hyung?" Sí, claro, ni en sus más locos sueños.

Cuando Jungkook recordaba como solía soñar con su mejor amigo, era sueños tan inocentes que lo hacían sentir extraño, sueños como agarrar las manos del mayor, besar sus mejillas, cepillarle el cabello o incluso sentir el calor de Seokjin por su espalda cuando era abrazado por detrás en lo más profundo de su imaginación.

¿Besarlo? No, eso jamás.

Jungkook solía pensar que los labios de Seokjin hyung eran como "especiales", eran demasiado... ¿increíbles?, ¿un total milagro de la naturaleza?, ¿la envidia de miles de personas?... más bien "sagrados".

Si existía alguien que tuviera el poder y honor de siquiera besarlos, habría sido una persona sumamente especial y bendecida.

Por lo que cuando supo que Sohye era la afortunada persona, elegida por el universo para tener el placer de probarlos, su decepción fue predecible.

Aunque si fuera sincero consigo mismo, Jungkook sabía en su interior que no se sentía capaz de besar los labios de su hyung, que no era suficiente para él. Quizás lo disfrazó encajando a su mejor amigo como heterosexual, quizás lo disfrazó alejándose de él durante varios años.

Lo único que era cierto, es que ni en sus más grandes locuras y fantasías, hubiera creído estar aquí mismo, sintiendo los labios de Seokjin soltar ligeros suspiros mientras su lengua jugueteaba con la suya.

— Eso fue divertido aunque hay que limpiar ese jacuzzi.

Escuchó al mayor reírse contra su boca.

Jungkook tomó unos segundos para respirar profundo y se alejó solo unos centímetros del rostro de Seokjin.

Admiró los ojos color avellana que lo miraban con una sonrisa y llevó su mano al cabello desordenado color castaño, acariciando los rizos que caían alborotados sobre su frente.

— ¿Qué pasa?

Escuchó el susurro en la voz de Seokjin.

Fue aquí, en este mismo momento que se dio cuenta de lo jodidamente enamorado que se encontraba de su mejor amigo.

Aún peor, de lo enamorado que se encontraba de su mejor amigo qué solo estaba experimentando con él.

—Mierda. — susurró.

—¿Eh?

Seokjin lo miró confundido, aún con una media sonrisa colgando de su rostro y cargando un gesto divertido. No sabía que sucedía dentro de la mente de Jungkook pero seguramente quería enterarse de porqué el menor lucía como si acabaran de quitarle todo el aire de golpe.

—Ah... — Jungkook parpadeó rápidamente y vaciló un poco con la respuesta, este no era el momento para tener una crisis de enamoramiento unilateral — Ah, nada, no recuerdo si apagué la cocina...

—Jungkook... ¡Me asustaste! — respondió y se puso de pie de inmediato, agarrando la bata que acababa de sacar hace unos minutos luego de salir del baño — Creo que olería a quemado si fuera así, hace un buen rato que no salimos...

Second Chances - Jinkook / KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora