capitulo 1

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Había una vez, en una muy tierra lejana en un hermoso castillo dónde vivía un guapo Principe y su hermana.

Aunque los príncipes podían todo lo que pudiese desear ambos eran crueles, egoísta y con corazónes negros como el carbón y trataban a todos como si fueran miseros animales.

Fue una noche de frío invierno que todo cambió, pues mientras los principes hacía una gran fiesta con las más finos miembros de la realeza.

Todo iba de maravilla en aquella fiesta, cuando de repente, las puertas se abrieron de golpe, una fuerte brisa apagó las velas y la responsable era una vieja mendiga quien estaba completamente helada por el terrible clima, le pidió a los príncipes que le dieran refugió acambio les ofreció una rosa.

Ambos principes asqueados por el aspecto andrajoso de la vieja, simplemente le ordenaron que diera media vuelta y se largara, apesar del clima frío.

–Por favor mis príncipes – suplico la mendiga mientras temblaba de frío – solo por esta noche, está haciendo mucho frío –

– Mi hermano te dijo que largó – gruño la princesa mientras le lanzaba en contenido de su copa a la anciana y su hermano aplastó la rosa.

Ambos riéndose se dieron la vuelta con la intención de regresar la fiesta, mientras que la anciana tomaba en sus manos la rosa aplastada la cual empezó a restaurarse poco a poco, ella se levanto lentamente.

– Sus corazones son tan negros como el carbón – comento la anciana con tono frío y sereno, mirando los dos príncipes con rabia, su horrenda apareciencia fue reemplazada por una más hermosa, para horror de los príncipes quienes la reconocieron como Mistake la hechicera más poderosa de todas.

– Por favor Lady Mistake – suplico el principe cayendo de rodillas completamente avergonzado.

– No sabíamos que era usted– se disculpó La princesa con gran terror – de habérlo hecho no la hubieramos tratado así –

– Si por su apariencia, tratais a su pueblo así, vosotros sois horribles gobernantes– los comentó La hechicera mientras hacía girar la rosa en sus manos – lo justo es que le dé vuelva el favor –

Los príncipes nuevamente intentaron disculparse, pero todo fue en vano, porque ella había visto que en sus corazones no había amor, compasion ni amabilidad.

Cómo castigo para ambos, al principe convirtió en una espantosa bestia híbrida y a la princesa en una arpía, luego encanto el castillo con un hechizo y a todos los que permitieron que los príncipes hicieran aquellos actos tan crueles sin intervenir.

Debido a sus horrendas apareciencias monstruosas, ambos principes se escondieron dentro del castillo siendo un espejo mágico su único contacto con el mundo y aquella rosa encantada que le ofreció la anciana fue un recordatorio de su cruel destinó.

Y aquella rosa solo duraría hasta ambos principes cumplieran 26 años, los dos deberían encontrar a alguien que llegue amarlos o quererlos a pesar de su apariencia y este dispuesto a hacer un acto de amor verdadero y ellos también, y sólo así el hechizo se rompería para liberandolos de aquella maldición.

Pero ambos perdieron la esperanza con el pasar de los años, pues quién sería capaz de armarlos con su apariencia.

Años después....

En un pequeño pueblo, lleno de alegría y música, de un pequeño monasterio salía un hermoso joven de cabello rubio, su nombre era Lloyd Garmadon, hijo del mejor Sensei de artes marciales de su pequeño pueblo.

El joven camino por el pueblo con un cesta en la mano, mientras tarareaba una melodía.

– Hola, cómo están!! – saludo el joven alegremente, ganandose sonrisas enamoradas de la docellas las cuales estaban perdidamente enamoradas de no solo su apariencia, también de su personalidad alegre y juguetona.

– Buen día jóven – saludó el panadero con una sonrisa, mientras le entregaba una bolsa de pan dulce – tenga lo de siempre –

– Muchas gracias, señor Kruz – le agradeció Lloyd con una radiante sonrisa mientras le pagaba – que tenga un buen día!! –

– Igual usted joven – le dijo el panadero para después seguir atendiendo.

Y así Lloyd siguió el mismo recorrido de todos los días, compraba el pan, la leche, buscaba los nuevos trajes de entrenamiento que encargó su padre y algunas verduras.

Lloyd amaban tanto su vida en el pueblo pero sinceramente ya estaba cansado de todo, quería emoción en su aburrida vida.

– Daría lo que fuera por cambiar mi aburrida vida hoy – susurró Lloyd con tristeza mientras caminaba hacia su hogar, tenía las manos tan ocupadas que casi no podía abrir la puertad sin dejar caer algo.

– Espera, déjame ayudarte – le dijo un joven de cabello rubio con ojos verdes.

– Gracias Lar – le agradeció Lloyd con una sonrisa mientras entraba, el chico detrás de él – ¿y como has estado? –

–Todo ha ido muy bien, mi lindo Rubio – respondió Lar con una sonrisa coqueta haciendo sonrojar a Lloyd.

– No me llames así – lo regañó Lloyd con una suave sonrisa mientras empezaba a guardar las cosas que compró – ¿y que puedo hacer por ti? –

– Este fin de semana mi compañera y yo, saldremos a cazar y me preguntaba si quieres venir con nosotros – le explico Lar con una sonrisa mientras colocaban un brazo alrededor de los hombros de Lloyd – ¿entonces que dices? ¿te gustaría venir? –
– Me encanta... – estuvo a punto de aceptar  Lloyd con una sonrisa, pero fue interrumpido por su padre que había entrado a la habitación en ese momento.

– Lamento informarte que lloyd no podrá ir contigo – le interrumpió Garmadon con el ceño fruncido, mientras miraba la cara de odió de Lar – Lloyd y yo iremos a visitar a mi hermano este fin de semana, así que lo siento –

–Está bien, será para la próxima – comento Lar con una sonrisa tensa – bueno Lloyd, nos vemos después.

– Adiós Lar – se despidió Lloyd algo confundido por la actitud de su padre, luego miro al responsable con una ceja alzada – sabes bien que yo no voy a visitar a Wu y Morro verdad? –

– Lo sé – respondió Garmadon con indiferencia mientras tomaba una taza de café, siempre odió el té, a diferencia de su hermano que lo amaba.

– Entonces? Porque mentiste? – preguntó Lloyd mirando a su padre con una ceja levantada.

– Hijo mío, tres palabras, No... Me.. Agrada – respondió Garmadon con mayor fuerza de voz en las última palabra, luego camino hacia la sala de entrenamiento.

Uy – se quejo Lloyd con fastidió mientras seguía a su padre, con una mirada de reproche – a ti no te agrada nadie, papá!

– Hazme caso Lloyd – le dijo Garmadon con seriedad a su hijo – hay algo que me agrada de él –

– Ay papá que voy hacer contigo – se quejó Lloyd con una mueca de frustración mientras se restregaba la cara con rudeza.

–Amarme – comentó Garmadon con una sonrisa inocente mientras miraba a su hijo para luego ponerse serio – pero en serio Lloyd, ten cuidado con ese chico –

– Si papá, tendré cuidado– respondió Lloyd con una frustración, luego empezó a sonreír pará empezar ayudar a su padre a arreglar la sala de entrenamiento.

Hermanos EncantadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora