VII. Breakage

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Jisung ya estaba comiendo su tercera taza de banana con yogurt postrado sobre el sofá de la sala de estar de Byungchan mientras veía la expresión estupefacta del contrario ante su relato de lo que había ocurrido una semana antes.

- Entonces...te secuestraron, resultó ser el hermano gemelo, el jefe fue a tu rescate, entraste en celo y se encontraron una semana después, ¡¿y yo no estaba enterado de nada?!- chilló y Jisung rodó los ojos.

- Lamento no haberte llamado mientras gemía y me autocomplacía para contarte las nuevas- utilizó el sarcasmo mientras llevaba otra cucharada de pedazos picados de banana, yogurt y un toque de miel.

Vaya, su abdomen marcado por aquellas líneas de puro ejercicio desaparecerían ese mismo día, que más daba, perdería la rutina pero comería muy bien y eso era lo importante.

- No seas tan explícito- Byungchan se quejó y él terminó por encogerse de hombros.

- Es para que entiendas mejor- se defendió-. Y no es su hermano gemelo.

- ¿Y cómo es qué se llamaba?, ¿Kentito?- Jisung asintió.

- Kento Yamazuki...- murmuró y luego entre cerró los ojos-. ¿O era Yumazuki?.

- Kento Yamazaki- una voz corrigió contenta desde la entrada.

Byungchan y Jisung observaron desde sus asientos a Kento avanzar con sutiles pasos contentos y detrás de él le seguía el alfa que había sido participe del secuestro del omega cargando dos bolsos, él que por alguna razón no abría la boca ni para saludar.

- ¿C-cómo es que entraste?- Byungchan preguntó aterrado.

- Por la puerta- bromeó y Jisung soltó una pequeña risa volviendo a su tarea de comer mientras Kento se arrojaba a un lado de un Byungchan ofendido.

- ¡Eso ya lo sé!, ¿pero cómo sabes el código?- exigió saber.

Jisung no les prestaba real atención, estaba más ensimismado observando al tal Hinode si mal no recordaba, tomando asiento en el sofá individual mientras soltaba un ligero suspiro derrotado y se apoyaba en el respaldar inmerso en la pelea de su jefe con Choi Byungchan.

Lo importante no era su silencio o sus acciones para Jisung.

Sino que estaba malditamente bueno, era tan atractivo como un personaje de aquellos animes que solía ver en sus momentos de aburrimiento o tiempo libre (la cual era casi todo el tiempo).

Tenía el cabello tan negro como la noche y era tanto que caía alborotado de forma atractiva y rebelde, teniendo un brillo casi filoso en cada punta de sus mechones lacios, cayendo hasta la altura de su nariz por los lados y corto sobre sus ojos evitando cubrir su vista, llegaba incluso hasta su nuca por la parte trasera. Debía medir casi un metro noventa y su piel era tan pálida como el papel, incluso más pálido que Byungchan o Minho.

Sus labios eran rosas y finos pero esponjosos, una nariz con puente bajo y las cejas rectas y perfectas. Era el equilibrio entre lo magnífico y perfecto, algo fuera de ese mundo básicamente.

Lo hacía recordar a Dazai Osamu, le encantaba ese personaje. Tan solo que Hinode era una versión más robusta e intimidante.

Jugando con el contenido de su taza finalmente se aburrió de mirarlo. Bien, lo iban a llamar loco o fácilmente lunático, pero por más desbordante belleza no podía evitar aburrirle la falta de aquella aura que tanto le atraía.

Aquella aura de superioridad y engreimiento que solo cierto alfa maldito tenía.

- Maldito Minhot- murmuró por lo bajo aplastando con rencor los pedazos de banana en su taza mientras escuchaba a Byungchan chillar algo aterrado.

Stay | Minsung #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora