La Condena Infernal

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28 de febrero del 2016
Mañana es mi cumpleaños y hoy me trasladaron del hospital a una prisión preventiva, según escuché.
El oficial Carl era un buen amigo de mamá y pidió hablar conmigo antes de llevarme de ir a juicio, quería prepararme para lo que fuese que sucediera allí.
-Mira, Alice, las cosas están así...- indicó Carl mirándome fijamente -todos ellos creen que tu eres culpable, pero yo se que tu no serias capaz de cometer una atrocidad así, pero hasta no demostrar lo contrario eres culpable-
-sabes que yo sería incapaz de hacerle algo a Amanda, aún no sé lo que está pasando...- no pude evitar romper en llanto -yo no hice nada, yo... ¡Yo no la asesiné!- finalice gritando con voz temblorosa.
-lamento mucho tener que hacer esto pero, debes quedarte en esta celda hasta que te llamen a juicio, se te asignará un abogado de la agencia- después de decir eso suspiró profundamente y se marchó.

Tenía mucho miedo y estaba muy cansada así que decido dormir, esperando que esto al despertar solo sea un mal sueño y ya.

Carl me despierta, acompañándolo se encontraban un señor de traje y otro oficial.
-Alice Penderghast, el señor Ricardo Petersen -señala Carl al señor de traje quien me saluda con una simple sonrisa- su abogado asignado- y sin decir más, me llevan al tribunal... Al juicio que determinará mi libertad, mi vida.

Todo procede como debería, me hacen un par de preguntas, respondo a todo con la verdad pero con las palabras que Ricardo me indicó antes de iniciar.
Todo iba bien a mi favor hasta que el abogado de Aitor le pide a Lily que pase al estrado.
-señorita Lily Penderghast, ¿nos puede explicar lo sucedido la noche en que asesinaron a su madre, Amanda Penderghast?- pregunta directamente el abogado.
-yo lo vi todo...- inicia Lily con una voz temerosa -Alice golpeaba a mamá, Alice salió un momento de la habitación, al salir, mi madre Amanda aun estaba viva pero no se podía mover, mi hermana la había dejado atada a la cama, tal vez por si intentaba hacer algo...- Lily hace una pausa y me mira, ambas estábamos llorando, luego prosigue -Alice regresó al poco rato con un hacha y comenzó a mutilar a mamá- termina de hablar y veo que Aitor le hace un gesto de aprobación.
Ese hijo de puta le hizo algo a Lily para que ella dijera eso.
Alguien del jurado le pregunta si tiene algo más que decir.
-sí, Alice también abusaba de mí por las noches- todos los presentes estaban sorprendidos y horrorizados igual que yo.
El juez la mira y le pregunta -¿pequeña... qué es lo que tu hermana te hacía?-
-ella cerraba la puerta de mi cuarto con llave, y después comenzaba a tocarme hasta quitarme la ropa por completo- concluye Lily y vuelve a su asiento detrás de Aitor quien parece estar complacido con lo que ella ha dicho, en verdad él es un hijo de puta.
-Bien, pues si no hay más testigos, usted, Alice Penderghast, ¿como se declara?-
-culpable-
Escucho el estremecedor sonido del mazo del juez, lo que me hace reaccionar y darme cuenta de lo que dije.
-bien, entonces, Alice Penderghast ha sido hallada culpable y su sentencia es de 20 años en prisión, hasta no cumplir sus 18 años estará recluida en el tutelar de menores-
Carl me observa con una mirada de horror y tristeza, me vuelve a esposar y sin nada más que decirme, soy llevada por los dos oficiales al transporte que me trasladará a mi nuevo hogar... la prisión.

Llego al tutelar y allí todo el mundo me trata como animal, las demás mujeres que hay aquí, me humillan, me tocan y golpean si no hago lo que me dicen, el guardia encargado de vigilar el área en la que estoy se llama Alfonso, él también se la pasa jugando conmigo en todo sentido, aunque aún no ha pasado más allá de solo manosearme. Mi celda asignada, la número 23, a la que yo la llamo "infierno".
Aquí es necesario pelear por tu vida, solo que yo cometí el error de excederme, me dijeron que estuve a punto de matar a la otra tipa, aún siendo ella quien comenzó, solo a mi me mandaron a una celda de "castigo", como aquí le decimos. Esta al fondo del pasillo donde está mi pequeña celda infierno.
-chiquilla aquí está tu almuerzo- escucho decir a Alfonso. De repente se abre la puerta, entra Alfonso y comienza a tocarme como siempre.
-al fin serás mía maldita zorra- y cerró la gran puerta blindada.
-¡estoy harta de ti maldito hijo de puta!- después de gritarle eso le pegué una gran bofetada en la cara.
-te daré una lección para que aprendas a respetarme estúpida niña- termino su tonto discurso, me tomó de un brazo, me puso las esposas y bajo mi pantalón. Nadie podía escuchar mis gritos, y aún si pudieran nadie haría nada. Mientras tanto Alfonso me penetraba fuertemente, una y otra vez, yo gritaba y gemía, el dolor era insoportable, estúpido imbécil.
-fue todo un placer poder hacerte mía estúpida perra- y con esas últimas palabras y enormes gemidos de parte de los dos se vino dentro de mí, mientras yo seguía tirada en el suelo abrió la puerta.
-que goces de tu estadía aquí- dijo cínicamente y con una risa tonta se marchó.

El PsiquiatraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora