La cola de la serpiente

En el hogar

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En el hogar

Un nuevo día es declarado con la salida de los rayos del sol por las montañas en el horizonte, atravesando las ventanas del taller de cierto zorro, claro que eso no es suficiente para levantarlo, pero el exquisito olor del desayuno listo para servir lo era, se levantó casi de inmediato y bajo las escaleras para encontrar a Amy sirviendo unos deliciosos huevos revueltos con tocino y pan.

- Sabía que esto te despertaría.- comento la lamia.

- Huele muy bien.

La noche de ayer el erizo logro convencer a su amigo de que le diera un día las a la chica para que pudiera encontrar donde quedarse de forma temporal o permanente, al erizo le era difícil encontrar a alguien de confianza que pudiera hacerle buena compañía a Amy, pero al menos lo intentaba. Por el momento el seguía fuera explorando y manteniéndose al pendiente de Eggman, no faltaría mucho para que intentase algo nuevo ahora que salió en las noticias que él seguía vivo; mientras con Tails quien termino de gozar un delicioso desayuno, le invadían recuerdos de un sabor similar en el pasado, no recordaba muy bien donde había comido tan exquisito como ese desayuno, pero era algo a lo que no le daba importancia, seguro fue en algún restaurante; de vuelta en el trabajo, el zorro decidió provechar que la lamia estaba allí para que le ayudara con ciertas cosas y de paso, tal vez hacer algunas pruebas con ella.

Cuando el erizo termino su patrullaje volvió tranquilamente al taller de su amigo para encontrarse con una situación rara en todo lo que era la palabra.

- Vamos, estírate un poco más.- Decía mientras sobre volaba a la lamia con su mano marcando una altura.

- Es lo más que puedo estirarme.

El erizo pregunto qué era lo que estaban haciendo con la cara más sacada de onda que se podía poner, a lo que Tails respondió con lo obvio - ¿Qué no está claro? Quiero ver que tan alto puede llegar – Aunque el zorro estaba algo decepcionado del resultado estaba satisfecho con la prueba. Como acción siguiente Tails le pidió a Amy que se acercara a otro aparato pero esta vez Sonic lo detuvo, ya que él tenía sus propios planes con la muchacha, con él tenía unas entradas para una obra en el teatro de la ciudad, la lamia estaba encantada pero claro que no iba a dejar al pequeñín así, por lo cual ella le dijo que si hace lo deseaba lo vería a medio día mañana y realizaría la prueba que tenía para ella, pero por ahora era de Sonic y los boletos ya estaban pagados así que no podía decir que en otro momento porque simplemente no había otro momento, aunque en el interior de la serpiente ella sabía que no le gustaba ser tratada como sujeto de experimentos.

Mientras Sonic y Amy se dirigían al teatro, algo en el camino detuvo a Amy de repente, el erizo volteo su mirada para ver a la muchacha, sus orejas se movían sutilmente, pero era claro que estaba escuchando algo.

- ¿Pasa algo?

Pregunto preocupado el erizo, a lo que la eriza negó diciendo – todo bien- continuando su camino al evento; si tan solo supiera.

Bajo la ciudad, metros y metros bajo tierra aguardaban miles de otras serpientes, esperando bajo tierra un sonido o el olor de la sangre de su hermana siendo derramada, todas estaban preparadas para lo peor, ya se encontraban en modo de ataque antes de siquiera llegar a la mitad del plazo dado; todas estaban desesperadas por salir, eran como lombrices atrapadas bajo la tierra, alborotadas y ansiosas por ver la luz del sol, la única capaz de mantenerlas a raya era su líder, quien a pesar de solo ser una, era totalmente capaz de acabar con todas sus hermanas si así lo deseaba, tenía todo el poder y con ello cargaba una gran responsabilidad por parte del legado de su familia, tenía más paciencia que cualquier otra y solo gracias a ella, todas se mantenían bajo tierra sin alterar lo que pasase en la superficie.