Capítulo I: Recuerdos como el vino

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El sol de apoco se colaba entre las negras cortinas de la habitación haciendo de su presencia el anuncio de un nuevo día, el aire fresco llegaba hasta su rostro despeinando su cabellos causándole cosquillas. Levantarse temprano era sin duda una de las cosas menos deseables en su vida, sin embargo, debía cumplir con los horarios de su padre si no quería hacerse a castigos verdaderamente tediosos, entre tantos de ellos, limpiar todas y cada una de las armas de los soldados.

Resignación recorrió su cuerpo y, cuando no pudo encontrar otra excusa que le ayudara, salió de la cama para alistarse. Veinte minutos luego, listo y arreglado fuera de su habitación, agradecía el agradable clima que particularmente estaba haciendo ese día.

Altolia era su hogar y siempre lo sintió así, tal vez por la intimidad que le brindó desde que tiene memoria o por su reducida -por no decir menos- población, por tener ahí a las personas que representan su vida entera, o simplemente por darse la oportunidad de olvidar con cada día que pasa recuerdos de un pasado el cual no quisiera recordar.

-Buenos días-saludó al llegar al comedor, tomando asiento frente a su madre, saludando con un gesto de cabeza a su padre y hermano

-Por poco no bajas, ya estaba pensando qué ponerte a hacer- comentó con sorna el mayor mientras bebía de su café

Solo eran las 8:30 a.m. ¿Qué quería el viejo, que despertara a las gallinas o?, pensó

- ¡Hubieses amado verlo la semana pasada! Realmente creo que sí le gusta y solo se hace el tonto para que no lo mandes tan seguido

-Vete a la mierda, Minho

-También te amo hermanito- se acercó para intentar darle un beso en la mejilla a lo que, previsto de que lo haría, solo le respondió con un cariñoso golpe en su costilla

-Dejen de pelear ya, agotan mis ánimos tan temprano- volteó a verla, tan bella y pulcra que a veces dudaba de verdad el que Minho fuera su hijo, que el tipo es feo

-Su madre tiene razón, cuando termine quiero verlos en el hangar - y así concluyó la conversación matutina de la familia

Minho y Félix atentos a las órdenes de su padre se dirigieron directamente al hangar trasero de la propiedad. Lee Taemin; el padre, definitivamente poseía un temperamento digno de admirar a los ojos de sus hijos, no solo por lo bien trabajado y cuidado que es, sino cómo era capaz de cambiar de estados de ánimos tan rápido, de un asesino sanguinario a una persona tan cariñosa con solo una palabra de su esposa, Lee Jiwoo.

-Buenos días- saludaron al unísono

-Informe del día-pidió Minho sentándose en la gran mesa que se encontraba a un lado cuando Jisung se acercó, dispuesto a hacer lo que se le pidió

-Los chicos realizaron rondas de monitoreo; no reportaron nada fuera de lo común. El segundo cargamento del viñedo partió a las 7:00 de la mañana de hoy; su padre autorizó la salida y llegaron los perfiles actualizados que me ordenó hace unos días

-¿Con este sería el quinto cargamento?- preguntó

-Si señor

-Necesito el informe detallado de todos- si bien el negocio principal de su familia era todo fuera de lo legal, no significaba que se privaran de fuentes de ingresos legales tales como la venta de sus viñedos.

Amor a muerte  | ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora