CAPÍTULO 8

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— De nuevo, ¿qué gano yo haciendo eso?

Tres chicos tenían arrinconada a una pelinegra, trataban de intimidarla y sacar una confesión. Después de haber visto la publicación, Wionna había sido la única en estar en su celular antes de que la notificación llegara. Claro que la chica tenía motivos de sobra para querer al joven O'Conner fuera del camino, a 3 metros bajo tierra; pues él y su página habían sido responsables de innumerables visitas de oficiales a su casa. Todas aquellas investigaciones no habían llegado a nada, Park sabía perfectamente ocultar su mercancía.

— Si no me creen, bien. Revisen —dijo con una voz confiada—. El que nada debe, nada teme.

Entregó su celular a la ojiverde sin temor alguno. Los tres chicos comenzaron a revisarlo a fondo, no había nada más que basura, o al menos eso pensaron ellos. Fotos de ella y su hermana, además de otras más junto con Noceda. Para las aplicaciones no había nada fuera de lo común, y al entrar a la página claramente no había signos de ser administrador de ella. Todo parecía en orden, no les quedó de otra más que devolver el celular.

Todos estaban cansados, desesperados; sobre todo Danai, pues después de aquella publicación era evidente que investigarán en su casa, buscarían la laptop. No tenía mucho sentido abrumarse por aquello, de cualquier forma, se habían deshecho de ella, ¿o no?.

— ¿Saben de alguien que le haya afectado a gran medida que su secreto fuera revelado? —La voz de Noceda, quien estaba sentada al borde del escenario llamó la atención de todos.

— ¿Por qué no le preguntas a tu novia? —Blight habló con desdén.

Una risa sarcástica salió de los labios de la morena, ya se había probado que la pelinegra no estaba involucrada, al menos no directamente. Park ya le había contado a Lucía sobre las numerosas visitas de oficiales con órdenes de cateo. Desde la primera vez que un oficial se paró en su hogar, fue más cuidadosa y astuta para ocultar la mercancía y obviamente el dinero.

Continuaron discutiendo, tirando la bolita hasta que alguno confesara. Sin embargo, nadie cedió.

— Era mi estúpido hermano, ¿enserio crees que le haría algo? —Danai hablaba molesta hacia Blight. Seguramente, si alguien le hubiese dicho hace unos meses atrás que estaría discutiendo con la líder de porristas, lo habría llamado demente.

— ¿Y tu crees que perdería mi tiempo averiguando a qué mierda era alérgico? —Blight trataba de sonar indiferente, pero no lo estaba logrando.

Gracias a la discusión nadie se había percatado de los truenos lejanos. El cielo estaba anunciando la precipitación de agua, probablemente una pequeña tormenta. Habían llegado al teatro alrededor de las 8 de la noche. Para cuando se dieron cuenta ya pasaban de las 11. Un trueno los regresó a la realidad, dándose finalmente cuenta del tiempo desperdiciado en absurdas acusaciones. Sí, había comenzado a llover, y no de la manera linda.

— Genial

Todos los chicos se mantuvieron callados por unos segundos. Nadie sabía exactamente qué decir, estaban atrapados en aquel teatro hasta que la lluvia parara, o por lo menos hasta que bajara la intensidad. Claro que Porter podía irse en el momento que quisiera pues él había llevado un auto, pero sentía que debía permanecer ahí por un poco más de tiempo.

— ¿De qué tenemos tanto miedo? —Finalmente el silencio había sido roto por Lucía—. Si somos inocentes... No deberíamos tener miedo.

— Habla por ti Noceda, yo estoy muy tranquila —respondió Amelia. Unos ojos dorados miraron a la morena con intensidad hasta lograr intimidarla levemente.

NO MIENTAS MÁS - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora