CAPÍTULO 4

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Los días en Hexside ya no eran lo mismo. Ninguno de los estudiantes había visto a Danai por la preparatoria en un par de días y los rumores comenzaron desde el minuto uno del accidente, sobre todo creyendo que todo el grupo que estuvo en detención ese día tenía algo que ver. Todo se quedaría en rumores y en un lamentable accidente, hasta que los altavoces de todo Hexside se hicieron sonar.

"Amelia Blight, Lucía Noceda, Gustavo Porter, favor de presentarse a la oficina del director de inmediato"

El mensaje se repitió dos veces por todos los parlantes de la escuela, incluidos los del edificio de secundaria. En cuanto Luz escuchó el nombre de su hermana una expresión de preocupación se apoderó de su rostro, Gus no se había quedado atrás, y no era para menos al escuchar el nombre de su hermano.

— ¿Qué creen que haya pasado? —preguntó Willow, la joven estaba al tanto de lo sucedido con los hermanos de sus amigos, y al igual que ellos creía fielmente que todo había sido un accidente.

— No lo sé... Mi hermana es de meterse en problemas pero en las semanas que llevamos aquí no se había metido en ninguno, hasta donde tengo entendido.

El trío se miró entre sí y decidieron saltarse la última clase para poder estar lo más cerca del edificio de preparatoria para esperar a sus respectivos hermanos. Se sentaron en uno de los pequeños jardines que había por el campus. No era extraño ver a los chicos de secundaria cerca de aquel edificio, al final de cuentas, no había algo definitivo que dividiera ambos grados, ningún tipo de regla que les impidiera estar en ese lugar.

La tensión aumentó en cuanto los tres chicos se encontraron en el pasillo rumbo al lugar citado. Todos se miraron de manera seria pero a la vez preocupados. Los hicieron esperar fuera del lugar unos minutos donde el nerviosismo por parte de Blight se hizo más evidente.

— Tranquila, Blight. Seguro solo quiere saber lo que pasó antes del accidente... Después de todo era su hijo. —Blight asintió ante las palabras del moreno. Los segundos pasaban y los tres seguían esperando ansiosos. Noceda no dejaba de mover su pierna en un intento de distracción.

Finalmente la puerta de la oficina fue abierta después de un par de minutos que se sintieron eternos para los chicos, los hicieron pasar y sentarse frente al gran escritorio. Un detective los estaba esperando, además del sub director.

— Buenas tardes, jóvenes. Soy el Detective Baker —el castaño dió un paso al frente con las manos en la espalda. Miró interrogativamente a los tres chicos como tratando de hallar algún culpable simplemente analizando sus expresiones.

— ¿Estamos en problemas? —dijo Amelia con una voz un tanto preocupada. Ya había tenido suficiente con la detención, pues su madre le había puesto un severo castigo.

— Están aquí por la muerte de Jason O'Conner —esto ya se veía suficientemente mal para el trío. ¿Acaso los estaban culpando por eso? Ellos no tienen la culpa de sus alergias y todos estaban de acuerdo con ese pensamiento—. Les haré un par de preguntas y espero puedan cooperar.

Aunque no podían negar lo raro que fue que sufriera una reacción alérgica con agua. No es como si Jason fuera alérgico al agua, ¿o si?

Afuera de la oficina se podían escuchar las llamadas entrantes a la secretaria, seguramente de padres de familia que preguntaban sobre el incidente, o medios de comunicación que quisieran cubrir la triste noticia.

— ¿Por qué? Su muerte fue un accidente —mencionó Lucía. Sin embargo, de inmediato se arrepintió de sus palabras al ver la expresión del subdirector. Noceda se limitó a quedarse callada pidiendo disculpas con la mirada.

— Lo mismo creyó la policía, hasta que encontraron rastros de maní en el vaso de Jason —el subdirector intervino, con voz calmada.

Los tres chicos se sorprendieron enormemente pues, ¿quién iba a pensar que eso era mínimamente posible?, Jason solo había bebido agua. Volvieron a preguntar cómo era eso posible, pues el agua del aula estaba completamente limpia, o al menos así debía ser.

— El agua no fue el problema.

La confusión continuó, nadie decía nada y solo intercambiaban miradas, tratando de que alguien les explicara; hasta que el detective les informó que los rastros de maní los encontraron específicamente en el vaso, y solo en ese vaso. Ahora todo estaba claro, realmente no había sido un accidente. Pero, ¿quién lo había hecho? Estaban bastante seguros de que nadie había estado cerca de Jason al momento del accidente, aunque...

— Un momento, la nueva ya estaba dentro del aula antes de que todos llegáramos. —La sentencia de Amelia era, hasta cierto punto, esperada. Sin embargo, aquella oficina no era el mejor lugar para lanzar acusaciones indirectas.

Lucía se levantó bastante molesta, ¿de verdad la estaban acusando?. Dio un golpe seco en el escritorio que tenía enfrente antes de alegar. Desde que había llegado al salón permaneció sentada, esa era su versión. Esperaba tener el apoyo de Gustavo pero el chico simplemente se quedó callado. Amelia y Lucía siguieron discutiendo, levantando acusaciones hasta que el detective detuvo aquella pelea.

— ¡Basta! Escuchen, los tres vendrán conmigo para hacer su declaración en la estación. —Ambas chicas guardaron silencio después de eso.

Los tres se levantaron tomando sus mochilas y salieron de la oficina acompañados del detective. Ninguno estaba realmente obligado, solo querían terminar con esto lo más pronto posible, estando dispuestos a cooperar en todo lo que se les pidiese.

Justo en la salida del edificio Luz se levantó rápidamente al ver a su hermana. Corrió hacia ella acompañada de sus amigos hasta llegar y abrazarla, sabía que algo realmente había pasado en cuanto vio al hombre que los guiaba hacia un automóvil policiaco. Lucía solo la tranquilizó diciendo que no estaba en problemas, solo debía dar una declaración del accidente. Lo mismo hizo Gustavo con su hermano. Los menores asintieron y dejaron que sus hermanos se fueran del lugar.

— Está mintiendo —dijo Luz, más que segura de sus palabras. Conocía a su hermana y logró detectar el nerviosismo en la mayor.

— ¿Entonces si están en problemas? —Gus, al igual que la morena estaba preocupado por la integridad de su hermano. Ninguno de los hermanos Porter era capaz de meterse en problemas graves. De algo podía estar seguro y es que su hermano mayor no era capaz de dañar a cualquier otra persona.

— No lo sé, supongo que tendremos que esperar, debo ir a casa para decirle a mamá.

Los tres chicos asintieron con un movimiento sutil y cada quien regresó a sus hogares. Luz, al llegar a su casa no esperó ni un segundo más para decirle a su madre lo que estaba pasando. Y sin dudarlo ambas subieron al auto para ir hasta la estación y estar al lado de Lucía.

— Dijo que solo querían hacerle más preguntas. —La menor no podía evitar mover su pierna constantemente mientras ambas viajaban en el auto lo más rápido posible—. Pero sé que hay algo más, se veía nerviosa. —Luz bajó un momento la mirada, tratando de analizar una situación de la que no tenía idea, no había estado en el incidente—. ¿Crees que puedan descubrir lo de...?

Ni siquiera pudo terminar de formular su pregunta, el simple recuerdo de la razón de su mudanza la ponía más asustada de lo que ya estaba. Por su parte, Camila trataba de mantener toda su concentración en el camino. Negó suavemente mientras se repetía mentalmente, una y otra vez, que nada de lo sucedido en Hexside podía ligar a sus hijas al incidente en Glandus.

No tardaron mucho en llegar a la estación, donde las hicieron esperar en una sala privada.

Era hora de las declaraciones, la primera en pasar fue Lucía.

— Lucía Noceda. Cuéntame, ¿qué fue lo que pasó, antes y durante lo sucedido? —Baker se hallaba sentado frente a la morena, sosteniendo un folder que muy seguramente contenía todo el expediente del incidente de Jason O'Conner.

— Bueno, llegué al salón de detención y...

NO MIENTAS MÁS - [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora