Uzumaki Boruto, no puede superar la muerte de su mejor amiga. Harto de que todos crean que fue un accidente, decide convertirse en un Criminalista para probar lo contrario. Pero por cuestiones de la vida, retorna a esa ciudad donde los recuerdos lo...
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ADVERTENCIA: LEVE CONTENIDO SENSIBLE.
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Los ojos de Boruto se movían con rapidez entre las líneas, una tras una, analizándola cuidadosamente, y aunque, no había nada fuera de lo normal, el instinto que tanto se esforzó Sasuke por forjar en él, había reaccionado. No es que fuese un psíquico, pero si algo creía que andaba mal, si lo estaba y Namida Suzumeno había hecho algo.
¿Qué? Exactamente no lo sabía, pero su extraña actitud al saber su regreso a Konoha si fue extraño. Si bien dicen que la primera es coincidencia, la segunda es casualidad y la tercera la acción del enemigo y no planeaba sentarse a esperar.
La puerta se abrió y con un gesto de molestia al no escuchar que toquen primero, levantó la vista del ordenador. Al menos era Kawaki y no Sumire, no iba a ser agradable para ella saber que investigaba a su amiga.
—¿Qué quieres ahora?
—¿Elaboraste el informe de investigación de la prisión que se presentará ante el fiscal? —preguntó. Antes de que Boruto le indicara, estaba hurgando entre sus carpetas.
—Es la tercera.
Kawaki observó que a penas eran las dos de la tarde y ya había terminado todo el trabajo pendiente del día. «Se ve que no tiene nada más que hacer». Lo observó de soslayo, con la mirada fija en el ordenador. Por la forma en la que manejaba el cursor del mouse, debía estar en una importante investigación.
—¿Qué haces? Ya deberías irte a casa y hacer lo que un humano normal hace.
—¿Ver televisión con los pies sobre la mesa? —le lanzó una mirada irónica—, creo que ni tú desperdiciarías tu tiempo haciendo eso.
Suspirando, se acercó a él y se asomó lo suficiente para ver la recopilación de datos que tenía.
—¿Por qué investigas a las amistades de Sumire?
—Porque... —antes de continuar, analizó sus palabras. ¿Amistades de Sumire? —, espera, ¿la conoces?
—No, pero estuvo aquí anoche —se recargó en la pared y antes de que pudiese sacar el cigarrillo de su bolsillo, Boruto lo tomó de las solapas.
—¿Anoche de anoche?
Kawaki lo miró confundido.
—Anoche —repitió.
—¿Hora?
—No lo sé, como una hora después de que te marchaste.
Boruto jadeó y volvió a su sitio—. Maldita —siseó.
—¿Es una admiradora loca?
—Ojalá lo fuera, pero creo que sus intenciones son diferentes —Boruto mandó la foto a imprimir, no entendía el porqué, pero era una incógnita que no podía dejar pasar—. Cuando se enteró que yo estaba aquí actuó extraño, como si fuese algo que la perjudicara y, ¿Cómo podría yo perjudicar a una simple profesora de preparatoria? Además, ayer cuando fui por mi sobrina a la escuela, la encontré pidiéndole mis datos y... joder —Boruto se llevó la mano a la cara—, espero que Sumire no le haya dado información de mí.
