Capítulo 17

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Los primeros rayos del amanecer, eran reconfortantes, en todos los sentidos. Excepto para Boruto; hizo una mueca y bateó las pestañas con pesadez.

Muchos desearían estar en su lugar y disfrutar de la hermosa vista del amanecer en california, pero él cerró la cortinilla y dejó caer su cabeza hacia atrás, nuevamente, con la intención de que el sueño no se le escapara, pero ya era tarde.

Con los hombros y espalda adoloridos, se negó a levantarse, pero después de unos segundos, cayó en cuenta que no solo era eso. Los sentidos comenzaron a despertar poco a poco, y el peso en su costado lo hizo mirar hacia abajo, encontrando a Sarada descansando plácidamente en su costado.

Él quiso hundirse en su asiento por un momento, lo suficiente como para poder hacer lo mismo. Pero todos los sucesos anteriores turbaron en sus pensamientos.

«Es normal, ella es mi...» Boruto cerró los ojos con fuerza, conteniendo las ganas de golpearse. No, no lo era.

Frustrado, abrió la cortinilla, necesitaba centrar su atención en algo más, pero esa vista solo lo llevaba de nuevo a aquello; lo más profundo de sus pensamientos. Para su suerte, su móvil vibró, algo con que entretenerse, pero... ¡No! Era sasuke y no le había avisado del adelanto de su viaje. Joder.

«Vine con tu hija» pensó con gracia

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«Vine con tu hija» pensó con gracia. Una broma muy pésima, pero si lo pensaba bien, podía ir, presentarlos y decirles: ¡Encontré a su hija! Aquí tienen. Y librarse de todos los problemas que le venían encima.

Sonaba muy fácil como para ser bueno y, justo por eso, se detenía.

Boruto pensó un momento en su yo de hace unos meses. Era solo un detective que revisaba cuerpos y cuidaba de su perro, desayunaba y cenaba cereal, ¿el almuerzo? A veces un café funcionaba bien. Pero era solo él, él y nadie más.

Solo pensaba en él y nada ni nadie interfería en lo que planeara, pero ahora, en tan solo unos meses, eso había cambiado.

¿acaso lo mejor era superarla? Sumire tenía razón, debió olvidar a Sari hace mucho tiempo y seguir con su vida, quizá ya hubiese conocido a alguien más, se hubiese enamorado y formado una familia. Quizá ni siquiera sería un detective como lo es ahora, pero...pero.

Sarada se removió, como si su sueño comenzara a turbarse y Boruto no pudo evitar mirarla.

De algún modo que desconocía, su obsesión por la muerte de Sari lo llevó a ella, a esa niña que fue separada de sus padres.

Boruto no sabía si lo que hacia era lo correcto, pero lo que sí... es que, si ella estuviese viva, continuaría hasta resolver todo.

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Sarada abrió la boca, ligeramente, con sorpresa. La vista que consiguió al bajar del taxi, la dejó ahí; quieta y asombrada. No era la primera vez que venía al extranjero, pero las pocas veces que estuvo aquí, nunca salió a las zonas turísticas o algo por estilo, solo permanecía en un departamento esperando la llegada de su madre.

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