ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟼

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Sarada hundió su rostro en la almohada, creía que así lograría amortiguar el ensordecedor ruido de su despertador y la vibración constante de la madera en su buro

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Sarada hundió su rostro en la almohada, creía que así lograría amortiguar el ensordecedor ruido de su despertador y la vibración constante de la madera en su buro.
Sentía sus ojos arder, pero no por llorar, era esa sensación de desvelo y cansancio, su cuerpo yacía inerte en la cama que, a simple vista, parecía muerta. Luchó varios segundos por abrir los ojos, pero sus párpados le seguían la contra, no podía separarlos y, si lo hacía, la luz le cegaba la ranura de sus ojos.

Estiró la mano y solo chocó contra la gaveta y cayó. Escuchó el suave sonido de algo tambalearse. Uno, dos. Contó y el estruendoso ruido del cristal chocar contra el suelo llenó su habitación y el agua en aquel vaso, se escapó hasta la alfombra.

De inmediato, la puerta chocó contra la pared y Himawari chilló moviéndose frenéticamente por el cuarto.

—¿Qué pasa? ¿Te has cortado?

Sarada levantó la vista y Himawari se horrorizó. Se movió tan rápido qué cuando se dio cuenta estaba boca arriba sobre el colchón y su tía revoloteaba por el cuarto abriendo las cortinas.

—¿Te sientes bien? ¡Estás terrible! ¿quieres que llame al médico?

—Estoy bien —soltó con voz ronca debido al ser su primera palabra del día. Carraspeó la garganta y se estiró jalando consigo las mantas—, solo no estoy en mis mejores días.

—Ah, te bajó.

Ella la miró y frunció el ceño con una leve coloración en sus mejillas.

—¡No! Me refiero a que, ayer morí, y me revivieron por RCP ¿Cómo quieres que me sienta? Me siento muy mal, ¡Cierra las cortinas!

Hundió de nuevo su rostro y Himawari rio. La escuchó moverse por la habitación y luego, su cuerpo se ladeó cuando el colchón se hundió en la orilla. Sintió los dedos de su tía hundirse en su cuero cabelludo y separar las hebras largas, mechón por mechón.

—Tu cabello es muy largo ¿no haz pensando en cortarlo?

—No.

Sonó cortante, pero como había dicho antes, no quería estar en compañía, prefería estar sola y dormir hasta el siguiente día quizá.

—Tienes visitas.

Abrió los ojos y miró la almohada entre la oscuridad que obtenían sus brazos alrededor de su cabeza. ¿Habrá venido? Quería creer que sí, pero era imposible. Quería preguntar quién y escuchar su nombre, pero sabía que no sería ella.

Escuchó la madera de la puerta siendo tocada y a Himawari levantándose. Sus sentidos se agudizaron y escuchó el pomo hacer clic y la puerta chirriar. Himawari habló bajito y después, se escucharon pasos y la puerta se cerró.

Tragó hondo sintiendo esperanzas al no escuchar tacones. Karin no usaba tacones, ella siempre tenía botas por su trabajo y el sonido era parecido, escuchó el cuero crujir pisada tras pisada.

FIND ME 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora