Uzumaki Boruto, no puede superar la muerte de su mejor amiga. Harto de que todos crean que fue un accidente, decide convertirse en un Criminalista para probar lo contrario. Pero por cuestiones de la vida, retorna a esa ciudad donde los recuerdos lo...
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Habían pasado ya unas semanas desde que Kawaki le había hecho esa propuesta. Él lo pensó por varios días, en verdad quería confiar en él, pero tras esos años con sasuke, había aprendido a no confiar fácilmente en las personas.
Lo mejor era fingir lazos porque así, los podría romper en cualquier momento sin remordimientos.
Muchas cosas estaban en juego y no podía arriesgar todo lo que había conseguido por un pequeño error como confiar este caso con alguien más. A Boruto no le importaría si el único implicado fuese él, pero no era así. Si fallaba, arrastraría a sasuke con él por haberle cedido este caso cuando no debía.
Primero, una de las normas establecidas, era no tener en sus manos casos relacionados de alguna manera con el investigador y las razones eran justificables. No era lo mismo hurgar en el cuerpo pútrido de una persona que hacerlo en el de alguien cercano como para haber compartido algún vínculo.
Boruto en este caso no tenía un cuerpo que analizar y eso complicaba más las cosas. Pero debía admitir que, por pequeños momentos, la ira controlaba el resto de sus emociones y con ello, sus decisiones podrían verse afectadas y debía ser muy cuidadoso.
Segundo, él aún no podía tener casos tan enredosos como estos porque todavía no era un detective forense oficial, estaba en el proceso de serlo.
Pero algo que lo motivaba era precisamente eso, justamente ese caso, estaba entre esos. ¿Por qué un simple accidente en un rio estaría catalogado como uno tan complejo? Y, por ende, se convirtió en un carpetazo porque en Konoha no había personas especializadas para hacerse cargo de él.
«Por supuesto que no fue un accidente».
Y tercero, tenía muchos pendientes que resolver en su trabajo y el tiempo para dedicarse al de Sari era muy poco. Esto derivaba del punto dos, solo tenía que esperar a terminar de formarse como criminólogo y podría dedicarse exclusivamente a ese caso.
A diferencia de él, Kawaki si podría hacer investigaciones que él aún no y por esa razón simple y ridícula, había aceptado. No podía detenerse a esperar, cada día contaba como uno cercano a encontrar al asesino y hacer justicia.
Boruto tembló al sentir una mano posarse en su espalda y el café en su mano tembló, resbalándose y chocando contra el piso.
—¡Lo siento! —Sumire paso delante de él con cuidado de no ensuciarse.
—Igual no me gustó ese sabor —intentó sonar tranquilo mientras tocaba su pecho, aun aturdido.
—No pensé asustarte, siempre estás pendiente de tu alrededor.
—Estaba pensando muchas cosas —se inclinó para recoger el vaso y llevarlo al cesto de basura, aunque era poco, si había ensuciado las impecables baldosas blancas y sabía que tendría problemas con las de limpieza.
—Me he dado cuenta. ¿Estás bien?
Boruto quería admitir que no, debió irse hace varios minutos y solo pensaba en eso cuando lo mejor era despejarse—. He tenido mejores días.
