ᴄᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ 𝟾

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31 de marzo de 1994.

Las palabras quemaron en su interior desgarrando, poco a poco, la resistencia que le quedaba.

Quería creer que era una pesadilla, Pero era demasiado dolorosa para que lo sea.

Sus labios temblaron violentamente mientras un escalofrío recorrió su cuerpo. ¡No! No, podía estar muerta, Sarada debía estar en alguna habitación luchando por su vida, Pero nunca fue así, Ella nunca llegó al hospital.

Ella había desaparecido, así como sus ganas de vivir.

Podía escuchar al equipo médico moverse por todo el lugar, pero nada importaba, para ella era mejor quedar inconsciente y dormir profundamente antes que aceptar su realidad. Su respiración se cortó, así como su voz, jadeó desesperada mientras las lágrimas brotaban sin parar de sus ojos, intentó encontrar aire para respirar, sentía como se ahogaba en sollozos silenciosos, y cuando sus pulmones cargaron la suficiente fuerza, estalló.

No le importaba gritar o llorar desesperada, Sarada estaba muerta.

Ni el sedante corriendo por sus venas iba a ser suficiente para calmar todo el dolor, la única solución para ella era cerrar los ojos y creer que se reencontraría con su bebé en algún lugar.

Sarada.

¿Cómo pudieron dar prioridad en sacar su cuerpo del auto primero y no el de su hijita? ¿Cómo pudo desaparecer esa bella sonrisa de la mañana en un abrir y cerrar de ojos?

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—Dime que al menos se salvará él, por favor —rogó la rubia con ojeras debajo del opaco tono azulado de su mirada. Barrió la mirada del pelinegro conectado a infinidad de cables junto a una máquina y miró a Shikamaru —, Sakura no soportará una perdida más.

—Te estaría mintiendo si te dijera lo quieres escuchar —jugó con el encendedor en su bolsillo, un cigarro sienta perfecto para un día tan trágico, pero el letrero en cada esquina del hospital le decía que no era la solución —. El daño que tuvo en la cabeza es grave, la hemorragia no se atendió a tiempo y su lado izquierdo recibió la peor parte —sacó el encendedor y se dio la vuelta, no podía más estar en ese ambiente, le dio una última mirada a Ino— si pasa la noche su brazo será lo de menos, querrá morirse al igual que Sakura cuando le digan lo de Sarada.

Ino miró por última vez el cristal y caminó por el pasillo silencioso. No podía imaginar el dolor que su amiga estaba sintiendo, para ella siempre había sido primero Sasuke, siempre Sasuke, pero al despertar, lo primero que logró murmurar fue el nombre de su pequeña.

FIND ME 『EN EMISIÓN』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora