El más deseado [Harem Jeff the Killer] (Jeff X Todos)

Eyeless Jack

POV Eyeless Jack

Años antes...

Desperté...

¿No estoy muerto?

¿O acaso de verdad existe el cielo?

No, no era nada de eso, me levanté del suelo y me reflejé en el espejo. Me eché para atrás asustado.

¿Que es esto?

¿Soy un monstruo?

Me toque las cuencas, un líquido negro manchó mis mano. Algo estaba claro, no tenía ojos.

¿Qué significa esto?

Quería gritar del pánico, pero nada salió de mi boca.

Dirigí mi mirada al suelo, aún estaba la pistola con el que me disparé para poder suicidarme.

Algo salió mal

¿Me he dañado las cuerdas vocales?

Salí corriendo de la habitación, no había nadie, solo un montón de sangre seca. Intenté recordar, pero mi mente estaba en blanco, no recordaba nada sobre mi pasado.

¿Por qué quería morir?

Ya daba igual, por alguna razón, sentía una angustia cada vez que intentaba recordar, como si olvidar todo el pasado fuera un alivio para mí.

Salí de aquella casa, deambulando en la calle, escondí mi rostro bajo la capucha de mi sudadera.

Muchos pensamientos venían a mi cabeza.

¿Soy un zombie?

Tal vez un fantasma

Pero la gente podía verme

¿Que clase de monstruo soy?

Me adentré en el bosque, no es que esperara encontrar alguna respuesta allí dentro. Simplemente, sería buena idea esconderme en un lugar donde habitaria menos gente.

Pero un olor a sangre fresca me llamó la atención, sin mucho control sobre mi mismo, intenté acercarme más hacia ese olor. Era como si tuviera sed de sangre.

"AAAAAAH"

Un grito desgarrador retumbó todo el bosque y más adelante, supe de dónde venía todo eso.  Estaba una persona malherida y un... Ser extraño, bastante alto. Aún que no tuviera cara, daba bastante miedo.

—¡Mira lo que has hecho! ¡Mi sudadera ahora está rota! Y era mi favorita

Era sorprendente cómo además de estar tan malherido, aún se pudiera mantener de pie, sujetando con fuerzas su cuchillo. Parecía que iba a atacar en cualquier momento, mientras que el otro no parecía hacer nada.

Cuando el chico atacó, un tentáculo negro salió de su espalda, atravesándole el estómago. Después de eso, giró su cabeza hacia mi dirección, no sabría decir si me estaba mirando o no pero luego desapareció.

Los gemidos de dolor hizo que lo volviera a mirar, el estaba tirado en el suelo, intentando recuperar el aliento. Al intentar reincorporarse, unas nuevas pisadas se escucharon cerca de nosotros.

—Jeff Hodek ¿Debería de darte más razones para que aceptes trabajar para mí?

—Joder, estoy agonizando en el suelo y tú aún sigues con ese mismo tema

No creo que deba escuchar esta conversación

—Sin mí, solo serás un simple mortal

—No quiero trabajar para tí