Puedo sentir una mirada pesada en mí, algo que me hace sentir incomoda, además, la luz que alcanza mi rostro me molestia. Me siento sobre la cama y en seguida me agarro la cabeza, mierda, yo no tome ayer, siento que pase toda la noche emborrachándome. Volteo hacia mi mesa de noche con los ojos más cerrados que abiertos, son las siete y media, me he dormido.
No pues, lindo.
Segundo día de clases y ya tarde.
Me quito la cobija de encima y me pongo de pie, pero algo hace que me siente de nuevo.
-Me sorprende que haya despertado tan pronto -el hombre de traje que me ha vuelto loca las dos únicas veces que lo he visto, está perfectamente sentado con las piernas cruzadas y un periódico entre sus manos en un sofá frente a mi cama. Yo nunca puse un sofá en mi habitación. ¿Cómo llego eso ahí? más importante aún ¿Qué hace este ser tan desgraciado aquí?
-¿Qué hace y cómo entro en mi habitación? -interrogue levantándome y percatándome que tengo puesta mi pijama, nunca uso pijama.
-¿No es evidente? Espero a que despierte -dobla el periódico que estaba leyendo y se levanta haciéndome sentir enana y a mi habitación mucho más pequeña de lo que es ¿Quién lee el periódico hoy en día? -. Le aconsejo darse una ducha y vestirse, tenemos mucho que hacer hoy que empieza su trabajo -con esto sale de mi habitación dejándome con un montón de interrogantes, me dirijo a mi baño con la cabeza en alguna parte, pero no aquí.
Mientras el agua recorre mi cuerpo trato de recordar cómo fue que llegue a mi casa, algo que logro cuando el agua fría me termina de despertar.
Me beso, me recordó mi pasado y me amenazo con eso. Maldito hijo de su madre, recordarlo me da cólera. Me golpeo la frente cuando me encuentro recordando la sensación de sus labios en los mios, es, inexplicable que mi corazón se aceleró al recordar esa mierda.
Sin embargo, eso no responde a por qué está en mi casa, ni como llegue ayer. Salgo de la ducha ya limpia y me cambio rápidamente con un vestido sencillo a media pierna y botas negras, no me preocupo más que por ponerle algo de crema de peinar a mi cabello, mi bolso con lo necesario y una carpeta en la que debería, pero no tengo, mi información académica.
-¿Cómo llegue a casa? -mi pregunta quedo en el aire al ver que en la mesa para cuatro de nuestro pequeño departamento, se encuentra sentada Katerina con Lina a su lado y frente a ella el idiota pervertido que se suponía ya no estaba en mi casa -. ¿Qué hace aquí todavía? -pregunto en su dirección, al acercarme veo la gran cantidad de comida en la mesa, algo que la hace ver mucho más pequeña de lo que ya es, más aun, cuando está sentado ese enorme hombre al que ni siquiera parece interesarle mi pregunta, pues sigue con el periódico entre sus manos.
-El señor Románov te trajo el lunes en la tarde -responde Katerina, su novia a su lado me saludo con una sonrisa -. Siéntate a desayunar, necesitas comer bien para que te recuperes rápido -me mira con preocupación.
-Solo dormí de más -susurre, de la nada Ross si mal no recuerdo, mueve la silla libre para mí y me invito a sentarme señalando el asiento -. Y usted aun no me responde ¿Qué hace en mi casa? -me senté y me dirigí al idiota, no sin antes darle las gracias a Ross.
-Yazlyn, estuviste dormida todo el día ayer -ella me hablo mientras el idiota seguía ignorando mi presencia -. Hoy es miércoles -agrego sonriéndome.
-¡¿Qué?! -sorprendida me levanto del asiento, mierda, las clases, no solo voy tarde el tercer día, no fui el segundo día, él idiota que hasta ahora me había ignorado me agarro del brazo haciendo que me siente de nuevo. Un ligero escalofrío me recorrió el cuerpo.
-Desayune primero -señalo mi plato con la cabeza, dejo periódico de lado y me miró fijamente sonriendo, mierda ¿por qué sonríe así? debería odiar esa sonrisa suya -. Tuvimos un pequeño accidente en el auto de regreso a su casa, estuvo inconsciente un tiempo, está bien, un médico la reviso.
Un terrible dolor de cabeza me atravesó cuando intente recordar el accidente que menciono y por más que intento no pude recordarlo. No puedo hacer más que agarrar mi cabeza con dolor.
-No se esfuerce en recordar algo que no puede, es consecuencia de la contusión -su mano acaricio mi cabeza y por como por arte de magia mi dolor de cabeza se fue -. Desayune -sus ojos fríos me advirtieron como dándome una orden, sintiéndome presionada accedo. Además, el aroma de las tostadas y el café me están llamando desde que entre en la cocina, su mirada cambio y me dejo la mano libre cuando tome una tostada para darle un bocado, primero la comida, siempre, la comida.
-El profesor estuvo contigo las noches y el día completo, estaba muy preocupada pero el medico dijo que estabas bien y que solo te dejáramos descansar -Katerina llamó mi atención, observo a su novia, quien hasta ahora no había dicho palabra alguna.
-Tu hermana llamo y le dije que estabas bien, que no se preocupara, dijo que por favor los llames cuando te sientas mejor -mi familia, siento que hace mucho no hablo con ellos.
-Gracias por preocuparse y cuidarme -agradecí para todos, incluyendo al idiota, pero él siguió tomando su café y leyendo su periódico ignorando a todos en la mesa.
Fue un desayuno muy incómodo, nada de lo que está pasando es normal, nada, toco mi cabeza en busca de alguna señal del accidente, pero no encuentro nada más que un terrible dolor de cabeza cuando intento recordar algo. He llamado a mi familia que estaba muy feliz y a la vez preocupada por mi desaparición del día de ayer, les explique la situación y se quedaron tranquilos, bueno, les explique lo que me dijeron a mí.
Ahora me encuentro en el auto del idiota, se "ofreció" obligo a llevarnos a la facultad, Katerina había dejado a Lina en el departamento hasta que vuelva ya que solo tiene una clase hoy. Ross se bajó cuando llegamos y antes de que Katerina saliera abrió la puerta para nosotras a lo que agradecimos, ella salió y antes de que yo pudiera salir, el idiota sostuvo mi brazo desde el asiento del copiloto, su tacto hizo que mi piel se erice.
-Ross la llevara a mi oficina después de sus clases al medio día -su rostro se encontraba rígido y su mirada no dejaba de buscar en mis ojos con profundidad, no sé qué busca y no quiero saberlo, solo quiero que deje de hacerlo, me pone nerviosa.
Me soltó y cuando salí, agradecí a Ross quien hizo un pequeño asentimiento con la cabeza al que respondí deseándole buen día. Di la vuelta al auto y cuando estaba dirigiéndome a la entrada del edificio para alcanzar a Katerina una mano enorme y fría rodeo mi muñeca.
-Hará frio, no se lo quite pequeño infierno -saboreo entre sus labios esto último, con un tono demasiado seductor a mi parecer. Debo admitir, que este nuevo apodo me causa cosas raras. Luego puso sobre mis hombros su chaqueta, que, por cierto, casi llega a mis tobillos, sigue sorprendiéndome lo enorme que es, cada día que pasa siento que es más grande, o soy yo quien se hace más pequeña. Sin dejar que responda o articule algo, sus manos pasaron por mi cuello justo debajo de mi cabello, levantándolo de debajo de la chaqueta para luego dejar mi cabello a ambos lados de mi cuello.
Ese pequeño toque hizo que un escalofrió recorriera mi cuerpo, tanto que temblé bajo su mirada haciendo que sonría satisfecho, podría decir que fue del frio, pero su chaqueta impide que esa sea mi justificación. Antes de que pueda renegar, me dio la espalda y se marchó hacia el auto, lo mire partir y por alguna razón no me quite la chaqueta, hoy mi ansias y ganas de discutir y pelear con él se fueron, eran nulas, como si de un hechizo se tratara, solo podía recordar y repetir en mi mente la imagen de su sonrisa y mirada profunda.
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El Dulce Sabor de la Perversión (En edición)
FantasyYazlyn ha sobrevivido a las sombras de su pasado, sin saber que el mayor peligro está en los brazos de quien dice amarla; de la oscuridad que lleva dentro y que arde por ella. "Un deseo ardiente se apoderó de mí, inundando cada fibra de mi ser con...